Por Everth García
PLAYA DEL CARMEN, SOLIDARIDAD, 17 de febrero.-“Bienaventurados los que con todo el corazón oran y piden a Dios por ser mejores, porque les vaya bien en el día, porque pidan por sus familias; bienaventurados los que al finalizar un día de jornada laboral regresan a casa con los suyos para cuidar y amar de ellos”, así lo expresó el sacerdote durante la misa que se llevó a cabo este domingo en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.
Como ya es costumbre en la comunidad solidarense, este domingo decenas de personas acudieron, antes de realizar cualquier otra actividad, a la primera misa del día para escuchar el evangelio del Señor.
Previo al mensaje del sacerdote, se dio la primera lectura del libro del profeta Jeremías, en el cual se señala: “maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta del Señor su corazón, será como un cardo en la estepa, que nunca disfrutará de la lluvia”, así como a la segunda lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios, en la cual dice: “si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seríamos los más infelices de todos los hombres, pero no es así, porque Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos”.
Durante el mensaje, el párroco expresó que “el que venga a misa y saliendo permanezca enojado con su prójimo, quiere decir que no ha entendido de La Palabra, cuando el que ora en las mañanas porque le vaya bien y llega a su trabajo y no le dirige la palabra a alguno de sus compañeros quiere decir que en realidad no tuvo un encuentro con Dios, el que guarda rencor, el que no perdona, el que sigue cometiendo los mismos errores, quiere decir que todavía no ha tenido un encuentro con Dios y que tiene su corazón cerrado su amor y a su palabra”.
Al terminar el evangelio las familias rezaron el Credo, así como la oración universal del Padre Nuestro, se oró por las ofrendas, por los diezmos y se oró después de la liturgia eucarística.