Por Yolanda Gutiérrez
Resulta irónico que mientras en una escuela secundaria en la que apareció una narcomanta dirigida al director del Cereso, los padres de familia acudieron presurosos a recoger a sus hijos, en un kinder que exhibe una manta con las instrucciones de qué hacer en caso de balacera, no se aplicasen los protocolos la mañana del miércoles, cuando una pareja fue atacada con armas de fuego a escasa cuadra del jardín de niños.
La mañana del martes apareció una manta a la entrada de la secundaria técnica número 20 “Rafael Ramírez Castañeda”, ubicada en la Región 221, en la que los autores señalaban al director del Cereso, Miguel Angel Matamoros Espinoza, de haber entregado el control del penal a un grupo de internos, integrantes de una célula del crimen organizado.
Pese a que el Cereso se encuentra en la Región 99 y, por ende, bastante alejado de la secundaria y que ni maestros ni estudiantes del plantel recibieron amenazas directas, los padres de familia tuvieron miedo, acudieron en busca de sus hijos y las clases se suspendieron, por precaución.
Mientras en la secundaria “Rafael Ramírez Castañeda” se tomaron las precauciones conducentes y los alumnos fueron retirados a sus casas, en el jardín de niños “Rosas de la Infancia”, ubicado en la segunda entrada de la Región 94, entre las avenidas Francisco I. Madero y Miguel Hidalgo, no se aplicó ningún protocolo especial la mañana del miércoles, cuando un vendedor de alpaca y su esposa fueron atacados a balazos justo en la segunda entrada de la 94, en la esquina con la avenida Miguel Hidalgo, pese a que en el interior del kinder llegaron a escucharse las detonaciones.
Lo irónico del caso es que en este jardín de niños se instaló hace un par de ciclos escolares una manta en la que se ofrecen indicaciones sobre lo que hacer y no hacer en caso de balacera, pero el protocolo no se aplicó, pese a que maestras y alumnos escucharon los balazos, tal como confirmó personal administrativo que acudió a la reja.
La intención de POR ESTO! de Quintana Roo era hablar con la directora del jardín de niños, pero la persona que se aproximó a la entrada manifestó que la directora no se encontraba en el plantel.
Al preguntarle si se aplicó algún tipo de protocolo, por seguridad de los pequeños, su respuesta fue que no había sido necesario porque los balazos se escucharon alrededor de las nueve de la mañana, cuando ya todos los niños se encontraban en sus salones.
Una madre de familia que igualmente esperaba en la puerta para hablar con la directora y tuvo que retirarse ante la ausencia de la docente, mencionó que la escuela perdió una buena oportunidad de hacer un ejercicio con los niños que pudo haberse desarrollado como una especie de juego.
“Es de chiste que haya una manta a la entrada explicando qué hacer en caso de balacera y el mismo personal del kinder no lo aplica, ya sé que no fue demasiado cerca, pero tampoco tan lejos y bien que los sicarios pudieron venir para acá tirando bala”.