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Quintana Roo

Por encima de cualquier normativa

Por Gabriel E. Manzanilla

BACALAR, 9 de febrero.- Cobijado por un manto de impunidad, el presidente municipal de Bacalar, Alexander Zetina Aguiluz, mantiene operando sus negocios de manera irregular y al amparo del poder.

Se trata del restaurante-bar Mexcalito’s Kay, que fue construido irregular e ilegalmente en uno de los accesos públicos a la Laguna de los 7 Colores, pero tras casi un año de haber sido denunciado este acto de corrupción, el negocio se mantiene operando con total impunidad, con la venia del alcalde y la complicidad de las demás autoridades del Ayuntamiento de Bacalar.

Por decirse que es uno de los tantos negocios del edil bacalarense, al Mexcalito’s Kay se le permite funcionar de manera privilegiada y con venta de alcohol en horario irregular.

Empresarios del destino también han señalado que este restaurante-bar infringe normas ambientales que están provocando un daño irreversible a la Laguna de Bacalar, pero las respectivas direcciones municipales se hacen de la vista gorda y le permiten operar impunemente.

Por si fuera poco, en lo oscurito y pasando por encima del Cabildo, el presidente municipal de Bacalar, Alexander Zetina Aguiluz, autorizó la construcción de este negocio adueñándose de uno de los accesos públicos a la laguna, violando con ello reglamentos municipales y ambientales.

A pesar de todas estas irregularidades los bacalarenses no se explican cómo es que el restaurante sigue funcionando, mientras que las autoridades del ayuntamiento arremeten con mano dura contra los demás establecimientos, y a la menor observación les aplican sanciones y hasta clausuras arbitrarias que muchas veces ni siquiera están justificadas.

Cabe recordar que Zetina Aguiluz, abusando de su cargo como presidente municipal de Bacalar, se adueñó ilegalmente de uno de los accesos públicos que dirigen a la Laguna de los 7 Colores, donde construyó el restaurante-bar Mexcalito’s Kay, el cual es o era operado y administrado por su principal prestanombres, Renato Alvarado Chávez.

En lo oscurito y pasando por encima del Cabildo, el edil bacalarense se apoderó del acceso a la laguna ubicado en la Avenida 1 entre las calles 24 y 26 de la Costera de Bacalar, predio que forma parte de los bienes públicos de uso común del municipio, donde permitió esta obra envuelta en corrupción, abuso de autoridad y conflicto de intereses.

El edil bacalarense entregó gratuitamente el acceso a la laguna y autorizó ahí la construcción del negocio, lo que significa que el ayuntamiento no está (o estaba) cobrando un solo peso y los bacalarenses no obtenían ningún beneficio por el uso y aprovechamiento de este espacio público, sino que los únicos beneficiados son el alcalde y sus allegados.

El negocio en cuestión opera como un restaurante-bar por la mañana, tarde y noche, los 7 días de la semana, por lo que genera grandes ganancias al ubicarse en la Costera de Bacalar, una de las zonas turísticas más concurridas del Pueblo Mágico.

Los dividendos van directamente al bolsillo de Renato Alvarado y sus socias, pero el principal beneficiado es Alexander Zetina, sin que el ayuntamiento reciba un solo peso del negocio del edil bacalarense.

Este negocio es irregular y se construyó de forma ilegal, violando distintos reglamentos municipales y ambientales, tal y como lo denunciaron en su momento los regidores bacalarenses María Trinidad Guillén Núñez, Nelia Uc Sosa, Rivelino Valdivia Villaseca, Rodolfo Villegas Pech, Belén Elena Iuit Pantoja, Manrique Rodríguez Ventura, Claudia Balam Güémez y Miguel Elías Abuxapqui Cruz, quienes se deslindaron de toda autorización o permiso de la obra.

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