Por Gabriel E. Manzanilla
CHETUMAL, 10 de febrero.- En el marco del 105 aniversario de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), se debe recordar que la Fuerza Aérea y el Ejército Mexicano lideraron con éxito el impresionante operativo antidrogas en Quintana Roo que el mes pasado tuvo como resultado un importante golpe al narcotráfico, con el rastreo y aseguramiento de dos narcoaviones que aterrizaron en el centro y el sur de la entidad, así como la detención de peligrosos criminales y el decomiso de más dos toneladas de cocaína, con valor superior a los 500 millones de pesos.
Con un complejo y efectivo Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA), el cual emplea radares satelitales, drones rastreadores y aviones interceptores, entre otros elementos de última tecnología, la Fuerza Aérea Mexicana mantiene la vigilancia y seguridad del espacio aéreo mexicano, pudiendo detectar toda clase de vuelos ilícitos antes de que entren al país.
El Sistema Integral de Vigilancia Aérea demostró su efectividad en enero pasado, cuando en Quintana Roo se realizó un impresionante operativo encabezado por la Fuerza Aérea Mexicana y el Ejército Mexicano, que con tan sólo un día de diferencia permitió identificar, perseguir y asegurar dos narcoaviones que aterrizaron en el centro y el sur de Quintana Roo, así como la detención de peligrosos criminales y el decomiso de dos millonarios cargamentos de cocaína, acciones de las que puntualmente dio cuenta POR ESTO! de Quintana Roo, con coberturas desde el lugar de los hechos.
Además, el seguimiento realizado por el SIVA hace más efectiva la cooperación internacional en el combate al narcotráfico, pues en este mismo marco permitió alertar a los países vecinos y dio pie al primer gran decomiso de droga realizado en Guatemala, el pasado 27 de enero, cuando fue asegurado otro narcojet en el departamento de Petén con casi dos toneladas de cocaína.
En el centro de Quintana Roo
El primer narcoavión aterrizó en la muy transitada carretera federal de la vía corta Chetumal-Mérida, en zona del municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, el centro de la entidad.
El hecho ocurrido en la madrugada del pasado lunes 27 de enero y sorprendió a decenas de automovilistas que transitaban por la vía carretera, quienes se percataron de la aeronave abandonada justo a mitad del camino.
Se trataba de un jet bimotor tipo King Air, con matrícula N2204, el cual aterrizó en el kilómetro 59+500 de la vía corta a Mérida, entre los poblados Nueva Loría y Nuevo Israel, municipio de Felipe Carrillo Puerto.
Se identificó como un vuelo ilegal no autorizado procedente de Sudamérica y durante todo su trayecto por el Atlántico ya estaba siendo monitoreado por la Fuerza Aérea Mexicana.
Antes de que el narcojet ingresara a espacio aéreo mexicano se desplegó el avión de alerta temprana, que cuenta con un radar que permite ubicar cualquier aeronave a una distancia de hasta 200 millas antes de que ingrese al país, lo que también permite desplegar drones o naves interceptoras no tripuladas.
Coordinados con la Fuerza Aérea Mexicana, elementos de la XXXIV Zona Militar con sede en Chetumal, encabezados por su comandante, el General de Brigada Diplomado de Estado Mayor José Luis Vázquez Araiza, desplegaron un operativo en la zona para dar con la aeronave, los narcotraficantes y la droga, pero fueron recibidos a balazos por sujetos fuertemente armados, quienes se escondieron en la selva para emboscarlos.
Un helicóptero de la FAM brindó auxilio a tres soldados que resultaron heridos en el enfrentamiento, aunque lamentablemente se tuvo el fallecimiento de un elemento de tropa y el comandante de la XXXIV Zona Militar resultó herido en una pierna, así como otros dos elementos también sufrieron lesiones.
Como resultado de esa acción, de la carga del avión se decomisaron 742 kilos de cocaina, con valor de más de 200 millones de pesos.
Durante la reyerta fueron detenidos dos sicarios, se aseguraron dos camionetas, una Ford 150 4X4 color blanco y la Van marca Ford Transit 350, con placas de circulación USU-430-F del estado de Quintana Roo, la cual contenía la droga, misma que intentaron rescatar los delincuentes con una lluvia de plomo.
Desde el Cono Sur
Con tan sólo un día de diferencia, la Fuerza Aérea y el Ejército Mexicano asestaron otro gran golpe al narcotráfico, luego de identificar, perseguir y asegurar otro narcoavión que aterrizó en el aeródromo de Majahual, el cual transportaba cerca de tonelada y media de cocaína.
Mediante el Sistema Integral de Vigilancia Aérea de la FAM se detectó una aeronave ilícita en aguas nacionales procedente de Argentina, y que haría escala para cargar combustible en Cozumel, Quintana Roo; posteriormente iría a Miami, Florida, Estados Unidos, por lo que se desplegaron aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana con el fin de realizar el seguimiento.
Fue el lunes 27 de enero cuando el avión Gulfstream Aerospace despegó del aeropuerto de Toluca, Estado de México, con rumbo a Salta, Argentina, donde estuvo detenido por 8 horas y luego volvió a despegar con destino a Cozumel, donde haría escala para abastecerse de combustible.
Sin embargo, en el trayecto la aeronave desapareció de los radares y perdió todo contacto con la torre de control, lo cual activó la alerta de la FAM ante la sospecha de que pudo haberse estrellado o estar siendo utilizada por narcotraficantes.
El narcojet fue cargado de cocaína el martes 28 de enero, en algún punto entre Venezuela y Brasil, pero hay indicios de que estuvo en Bolivia. La FAM activó su búsqueda y rápidamente localizó el vuelo ilícito poco antes de que aterrizara en el aeródromo de Majahual, al mediodía.
El piloto apagó el localizador de posición para desaparecer del radar, pero lo que no se esperaba era que la FAM ya lo tenía vigilado y un convoy militar ya lo esperaba en el aeródromo, dando como resultado el aseguramiento de la aeronave.
El Sistema Integral de Vigilancia Aérea volvió a demostrar su efectividad y con el uso de los detectores especializados pudieron identificar rápidamente el narcoavión, que fue asegurado en la pista con una tonelada 225 kilos de cocaína, la cual se valuó en más de 300 millones de pesos.
Desde el mediodía del pasado 28 de enero, los radares detectaron que la aeronave ingresó a territorio nacional, motivo por el cual despegaron de la base militar, en Chetumal, en la capital del estado, un avión Pilatus de la FAM y un helicóptero de la Secretaría de Marina-Armada de México, con los que rastrearon la aeronave por toda la Costa Maya.
Se trató de un avión Gulfstream Aerospace G-1159, con matrícula N18ZL, color blanco con rayas rojas y azules, el cual era pilotado por Aldo L. M. y Miguel Ángel B. V., el primero venezolano y el segundo de nacionalidad boliviana, y que trajo el cargamento en 42 paquetes que estaban estibados entre los asientos y en el fondo de la aeronave.
Estas dos acciones de las Fuerzas Armadas en Quintana Roo han sido muestra de la manera como el espacio aéreo nacional está protegido por el Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA), que emplea la más alta tecnología para detectar vía satelital los vuelos ilícitos que transportan droga, dinero y otra mercanía ilegal.
Cooperación permitió golpe en Guatemala
La información de vigilancia aérea se comparte con otros países para evitar que la droga llegue a México, lo que ha tenido un resultado satisfactorio con la detección y aseguramiento de narcoaviones y cocaína en el sur de Quintana Roo, así como también en Belice y Guatemala.
De hecho, al mismo tiempo que en México se aseguraron los jets ya referidos, en El Petén, Guatemala, se decomisó un tercero con casi dos toneladas de cocaína, producto del seguimiento que la Fuerza Aérea ya llevaba de la aeronave, misma que estuvo en el aeropuerto de Chetumal un día antes, para luego desviar su ruta hacia Sudamérica, cargar droga y dirigirse a Centroamérica, donde fue capturada por el Ejército guatemalteco.
En este caso se trata de un avión Jet Hawker 800, al cual le fueron retirados los asientos para facilitar el traslado de la droga, el cual fue decomisado el lunes 27 de enero, luego de que transportó una tonelada 700 kilos de cocaína.
La aeronave asegurada es un Jet Hawker 800 con matrícula N818LD, pero todo indica que su matrícula está sobrepuesta, ya que un avión similar estuvo en el aeropuerto de Chetumal al mediodía del domingo anterior al decomiso, procedente de Tampico, Tamaulipas, mismo que luego en la tarde debía partir hacia Michoacán, pero desvió su vuelo hacia Centroamérica perdiéndose después de los radares.
Se trata de una aeronave tipo Hawker 800 con matrícula N305AG, que había aterrizado en Chetumal procedente de Tampico, a las 12:24 horas, y debía partir en la tarde hacia La Piedad, Michoacán, con hora de llegada a las 18:25 horas, pero no llegó a su destino y se perdió contacto con la aeronave.
Con estos datos se presume que el jet que partió de Chetumal podría ser el mismo que aterrizó en la frontera norte de Guatemala, ya que la aeronave es igual, aunque con la matrícula diferente, por lo que se sospecha que está sobrepuesta.
Conforme a los datos recabados, el piloto de la nave respondía al nombre de Francisco M. R., y el copiloto Francisco M. A., supuestamente transportaba tres pasajeros cuando llegó a Chetumal.
La base de operaciones de este jet está registrado en Los Ángeles, California, el cual partió de Chetumal a las 13:26 horas del domingo, con supuesta dirección hacia La Piedad, Michoacán, pero a las 14:00 horas cambió su plan de vuelo sin autorización, con dirección a Centroamérica.
Como el jet fue monitorizado por la FAM se hicieron las alertas a los países vecinos, de manera que cuando descendió en una zona de San Andrés, departamento de Petén, Guatemala, ya era esperado por el Ejército se ese país, y además de su decomiso muy cerca de ahí se aseguraron las camionetas que transportaban la cocaína, en Las Cruces, que es parte del mismo departamento fronterizo.
El rastreo de las aeronaves
SIVA funciona con radares que rastrean oportunamente las incursiones aéreas procedentes de otros lugares, y al identificar el país de origen se procede a notificar a las autoridades mexicanas y extranjeras.
El personal del SIVA trabaja las 24 horas los 365 días del año, con acciones de control, cómputo, comunicaciones, inteligencia y reconocimiento, que permiten tomar decisiones en tiempo real en operativos de seguridad mexicanos.
Este sistema especializado de la FAM permite detectar todas las aeronaves que sobrevuelan el país y sean sospechosas de actividades ilícitas; cuenta con radares de largo alcance, y está integrado por un Escuadrón Aéreo Fototécnico, Escuadrón de Aviones No Tripulados, así como los Escuadrones de Vigilancia Aérea BAM en distintos puntos del país.
Para garantizar la seguridad del espacio aéreo mexicano se tienen radares satelitales en las fronteras sur y norte, entre otros elementos de última tecnología, entre los que destaca el sistema Flyr, que consiste en un sistema integral de naves no tripuladas con cámaras de infrarrojos (detectoras de calor) y la convierte en una señal electrónica que se procesa entonces para producir una imagen o un vídeo térmicos sobre los que pueden realizarse cálculos de temperatura.
Los centros de inteligencia de la FAM mantienen comunicación permanente y un trabajo coordinado con sus homólogos de Estados Unidos, Colombia, Brasil, Perú, Panamá, Guatemala y Belice, entre otros países, para detectar vuelos ilícitos no autorizados, principalmente los que tienen relación con el narcotráfico.
Para este complejo sistema también se cuenta con seis aviones, ocho helicópteros, tres vehículos y 17 unidades de empleo táctico que operan en el Sistema de Datos Tácticos (EDT), el cual se conecta con plataformas aéreas, aeronaves interceptoras, sistemas aéreos no tripulados, radares computacionales militares, entre otros elementos.
El material aéreo está integrado por las tres plataformas de avión tipo Embraer, dos aviones King Air 350e y naves no tripuladas como las tipo Hermes.
Sin embargo, los cárteles de la droga también se han actualizado y buscan las maneras de evadir los radares y a las Fuerzas Armadas, por lo que están usando aeronaves más nuevas y más rápidas, como los jets, que tienen mayor capacidad, no poseen motor y son de turbinas, lo que les permite transportar una mayor cantidad de droga en menor tiempo.