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Quintana Roo

Construcción de cinco desarrollos turísticos en la Zona Hotelera

Más de seis mil 200 cuartos se proyectan en la Zona Hotelera con la construcción de cinco desarrollos turísticos, a los que se suma al menos un edificio de departamentos, con las necesidades en cuanto a infraestructura que esto implica en una Zona Hotelera ya saturada, en la que Aguakan no se da abasto para ampliar y mejorar la red hidráulica y Fonatur cuenta con tres plantas de agua obsoletas.

El polémico proyecto Grand Island contempla nada menos que tres mil cuartos de hotel a orillas de la laguna Nichupté y un centro de convenciones, proyecto que, a ojos de la Semarnat, es factible, congruente y se ajusta a los señalamientos de política ambiental, aunque la opinión pública piensa diametralmente lo contrario.

De por sí, la laguna Nichupté padece severos problemas de contaminación, en gran parte producto de las descargas clandestinas de aguas negras que ninguna autoridad parece tener interés en erradicar y pese a que en teoría el Grand Island contará con plantas de tratamiento de aguas residuales, esto tampoco representa una garantía de que el cuerpo lagunar no sufrirá una mayor contaminación.

Del mismo modo avanzan las obras de construcción de dos desarrollos turísticos que colindan con las playas públicas de Langosta y Delfines, pese a la polémica generada en torno a ambos, así como el proyecto de construcción de un edificio de departamentos de lujo en el predio que ocupase el restaurante cubano La Farándula, frente a playa Tortugas.

Además se concreta la construcción de otros dos hoteles, el RIU Riviera Cancún y el Hard Rock Riviera Cancún.

Todas estas obras representarán en total más de seis mil 200 cuartos, con las necesidades en cuanto a infraestructura que esto implica en una Zona Hotelera ya saturada que empieza a tener algunos problemas, como el suministro eficiente de agua en los baños públicos de los balnearios Blue Flag.

En el caso del Grand Island, promovido por la empresa Administraciones Bay View Grand, preocupa la fragilidad de la zona en la que arrancó la construcción del desarrollo turístico, pero sobre todo, la garantía de que Fonatur pueda proporcionar la dotación de servicios necesaria, no sólo para este proyecto, sino para todos los que se construyen actualmente en la Zona Hotelera.

En un principio, el proyecto contemplaba la construcción de 16 torres de 20 niveles cada una, 94 casas de tres niveles, 20 residencias de tres pisos y 189 departamentos distribuidos en 21 edificios de cinco niveles cada uno, pero ante las severas violaciones a los reglamentos en materia ambiental, quedó relegado solamente a la edificación de 238 unidades de bajo impacto que tampoco cristalizó.

Y lejos de mejorar y buscar el desarrollo sustentable en un área sumamente frágil, la Semarnat dio luz verde para la construcción de tres mil cuartos de hotel y un centro de convenciones.

Además del polémico proyecto, en la Zona Hotelera se construyen actualmente otros dos desarrollos: el Gran Solaris, a un costado del balneario público Delfines, con una proyección de 449 habitaciones y una suite en un edificio de 14 niveles superiores, planta baja y dos sótanos, mientras que el desarrollo de playa Langosta contempla un hotel de lujo para adultos con una proyección de 426 cuartos y un máximo de 20 plantas.

Otro proyecto que apenas comenzó a levantarse se ubica en el terreno que ocupase el restaurante cubano La Farándula, frente a playa Tortugas, un edificio de lujo con 45 departamentos divididos en cinco niveles y un a?rea comercial en la planta baja; además se proyecta la construcción del RIU Riviera Cancún, con 530 habitaciones así como el Hard Rock Riviera Cancún, que contempla otros mil 789 cuartos.

Por Yolanda Gutiérrez

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