
En lo profundo de la selva de Campeche, México, yace Calakmul, una antigua ciudad maya que ha sido comparada con Nueva York por su tamaño y complejidad urbana. Este sitio arqueológico, cuyo nombre significa "dos montículos adyacentes", fue una de las metrópolis más poderosas del periodo Clásico Maya, rivalizando con ciudades como Tikal y Palenque.
Una metrópolis maya de gran escala

Calakmul se distingue por su vasta extensión y la cantidad de estructuras descubiertas. Con más de 6,750 edificaciones identificadas, la ciudad refleja una planificación urbana avanzada, con complejos residenciales, templos y plazas interconectadas por una red de caminos conocidos como sacbés. La Estructura II, una de las pirámides más altas de la región, se eleva a 45 metros, ofreciendo vistas panorámicas de la selva circundante.

La ciudad fue el centro del poder de la dinastía Kaan, también conocida como la "Cabeza de Serpiente", que dominó gran parte del mundo maya durante siglos. Estudios recientes utilizando tecnología LiDAR han revelado la magnitud del asentamiento urbano y las modificaciones al paisaje, incluyendo canales y terrazas agrícolas, que sustentaban a una población estimada de hasta 60,000 habitantes.
Un tesoro ecológico en la Reserva de la Biosfera

Más allá de su importancia arqueológica, Calakmul está enclavado en una de las reservas de biosfera más significativas de México. La Reserva de la Biosfera de Calakmul, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, abarca más de 723,000 hectáreas de selva tropical y alberga una biodiversidad excepcional, incluyendo más de 350 especies de aves, 100 tipos de mamíferos y 50 especies de reptiles y anfibios.

Entre los habitantes más emblemáticos de esta selva se encuentra el jaguar, que encuentra en Calakmul uno de sus últimos refugios seguros en Mesoamérica. Además, la región es hogar del "Volcán de los Murciélagos", una cueva de la que emergen miles de murciélagos al atardecer, ofreciendo un espectáculo natural impresionante.
Conservación y accesibilidad

La conservación de Calakmul es vital tanto para preservar la historia de la civilización maya como para mantener el equilibrio ecológico de la región. La selva actúa como un sumidero de carbono, contribuyendo a la regulación del clima y capturando toneladas de dióxido de carbono.

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Con la implementación del Tren Maya, se espera que el acceso a Calakmul sea más fácil para los visitantes, lo que podría impulsar el turismo y la economía local. Sin embargo, es esencial que este desarrollo se realice de manera sostenible, respetando tanto el patrimonio cultural como el entorno natural.
JGH