TIZIMIN, Yucatán, 29 de octubre.- El costo promedio de un altar del Día de Muertos en los hogares tizimileños, por más austeros y con algunos de los elementos más importantes, asciende a más de mil pesos, según se constató en un recorrido por los pasillos del mercado municipal.
A este zoco acudía la gente para adquirir los ingredientes necesarios para elaborar los tradicionales alimentos que se acostumbran ofrendar en los altares a los Fieles Difuntos.
Los aromas propios de la época de finados estaban presentes y se conjugan en el mercado municipal, donde los locatarios están bien abastecidos para cubrir la demanda de productos que la gente solicita en esta temporada para conmemorar a sus seres queridos ausentes.
Ya se ofertan los dulces tradicionales, como el de yuca, cocoyol, pepita, calabaza, buñuelos, entre otros, que cuestan 12 pesos, así como ramos de coloridas flores que se pueden adquirir desde 10 a 50 pesos, velas de colores de parafina a 5 pesos y las de cera cuyo precio fluctúa entre 12 y 15 pesos.
También se puede conseguir hojas de plátano para preparar los deliciosos tamales y el mucbilpollo, espelón en atados y los isuahes a 12 pesos; naranja, mandarina, jícama y toronja a 10 pesos el montoncito de cada uno para preparar xek, así como la tablilla, cuyo costo es de 12 pesos, masa para tortear a 10 pesos, entre otros ingredientes de una de las costumbres más representativas de los mexicanos.
Cabe mencionar que el costo de los altares incrementa principalmente por el guiso que se ofrece a las ánimas, que redunda en 300 pesos por muy pobre y mínimo que sea, aunado a los pibes como el mucbilpollo y el bulihua, cuyo precio redunda entre 400 y 450 pesos, además de los típicos chachacuajes horneados entre 15 y 20 pesos.
Los comerciantes de estos productos, como Fidelia Uh y Faustina Medina Borges, esperan que conforme se acerque el Día de Muertos sus ventas aumenten, ya que por cultura en numerosos hogares, así como en los colegios del municipio, la gente acostumbra ofrendar a sus seres queridos fallecidos a través de altares que ellos mismos elaboran, en los que depositan dichos alimentos para que su alma aproveche su gracia.
Según relatos y las propias tradiciones del pueblo tizimileño, en cada altar dedicado a los Fieles Difuntos los días 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre, las ánimas regresan del purgatorio para visitar el mundo terrenal, por lo cual se les ofrece estos productos a manera de bienvenida para que se alimenten y sean recordados por sus familiares.
(Luis Manuel Pech Sánchez)