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Yucatán

Don Felipe, orgulloso descendiente de la dinastía Espinosa Alcalá

A pesar del enojo de sus padres que le auguraron que terminaría como fotógrafo en el Centenario, don Felipe “Pilín” Espinosa Alcalá, hermano del compositor yucateco Luis y de otros seis, llegó a ser uno de los artistas de la lente más reconocidos del Estado, además de que pudo sacar adelante a sus 15 hijos, de los cuales sólo 3 decidieron continuar en esa profesión: Angel, Miguel e Isabel Espinosa Candila, está última directora de Egos Digital en Plaza Dorada.

Angel Espinosa Candila nos recibió ayer en el vestíbulo del Hotel Espinosa Alcalá -que también fundó su padre- donde hasta la fecha funciona el estudio fotográfico a cargo de su hermano Miguel, porque él prefirió dedicarse de lleno a la administración del hotel y a otras actividades.

Después de que nos presentó el fotógrafo Abraham Castillo, don Angel nos platicó que no recuerda en qué año comenzó a funcionar la fotografía, pero sí la fecha, porque cada 12 de diciembre hay una celebración para recordar el hecho; esa empresa tiene más de 70 años, y gracias a la tenacidad de su padre, pero sobre todo por su carácter simpático y amistoso para muchos, logró que su estudio fuera uno de los solicitados en la década de los cincuenta hasta casi al final de los setenta.

En aquellos tiempos los habitantes de la ciudad de Mérida formaban largas filas y esperaban pacientemente y en ocasiones por horas, para poder tomarse una fotografía ya sea para credencial de identificación, servicio militar, pasaporte, cumpleaños, quince años, bodas, aniversario, o alguna fecha especial, y ni qué decir los domingos de bautizos o de primera comunión, etc.

-Fue tanta la pasión por la fotografía de parte de mi padre, que fue uno de los primeros en instalar un estudio con diferentes escenografías para captar el gusto del público; él se esmeraba en ubicar a la o las personas de tal manera que todas salieran en una posición en la que lucieran su mejor ángulo, cuidando mucho la iluminación, los detalles del fondo clásico y conservador en el caso de las fotos para bodas, entre muchos otros detalles que hacía que cada fotografía fuera única, tanto que hasta la fecha todavía hay muchas casas en cuyas paredes hay por lo menos una fotografía tomada en los estudios Espinosa Alcalá.

Vocación por la fotografía

Aun cuando hubo un abuelo o bisabuelo de su padre que también fue pionero en fotografía, por lo que a él toca fue en el estudio GAF donde aprendió el oficio.

Indicó que antaño había que montar auténticas escenografías, lo que realmente era un arte, mientras que ahora gracias al Photoshop es más sencillo hacerlo, aunque con una calidad muy inferior al sistema análogo, tanto en iluminación, como acabado y sobre todo en durabilidad.

Comentó que su papá nunca pudo cambiarse de casa, porque a donde quiera que fuera, las personas lo iban a buscar para que fuera a tomarles su fotografía y por eso decidió quedarse en ese mismo lugar, donde sólo descansaba por ratos.

Foto de los artistas

También recordó que su padre fue fotógrafo de muchos artistas cuyas imágenes exhibía en los recuadros que hay en la fachada, lo que hacía más atractivo el estudio, además de que las llevaba a los teatros para exhibirlas y venderlas.

Uno de los artistas que más fotografió fue a Pedro Infante, ya que tenía infinidad de negativos que ahora ignora donde acabaron y sólo conserva algunas fotos.

Expresó que cuando se dio la noticia del fallecimiento de Pedro Infante, mandó a imprimir fotos del artista sinaloense en tamaño postal y se las regalaba a las personas que acudieran a tomarse una fotografía a su estudio, lo que originó que también se formará una larga fila tan grande que daba la vuelta a la manzana.

Fallece joven

Lamentablemente su padre falleció a los 53 años de edad, cuando él apenas tenía seis años de edad y fue hasta los 15 años cuando comenzó sus “primeros pasos” en esa profesión que abandonó cuando comenzó a surgir la fotografía digital.

Mencionó que en cierta ocasión llegó una pareja que acababa de contraer matrimonio y el novio al verlo tan joven comenzó a dudar de su capacidad y que no iba a permitir que una foto tan importante –al menos para él- fuera a salir mal, comentarios que desde luego le causaron mucho miedo y desconcierto al grado de que pisó parte de la cola de la novia y estuvo a punto de caerse, pero aun así se sobrepuso y cumplió con el trabajo y lo más satisfactorio fue que al acudir a recoger sus fotos, el esposo reconoció la calidad de las imágenes y lo felicitó. Fue así como dejó de tomar fotos para credenciales y comenzó con las de estudio.

Finalmente dijo que se siente orgulloso de su padre por ser una persona que siempre estuvo atento de su familia y de todos sus hijos, a los que también invitó a trabajar en el estudio hasta que cada uno buscó otras maneras de vivir o se independizaron.

La fotografía Espinosa Alcalá se ubica en la calle 63 entre la 62 y 64 en pleno Centro Histórico, en donde hay un pasadizo de la época colonial que se dice conecta con la iglesia catedral; en un tiempo funcionó en ese pasadizo el centro nocturno Yanaluum, en donde inclusive estuvo un tiempo el estudio fotográfico, sitio que hoy día no puede ser utilizado por instrucciones del INAH.

(Víctor Lara Martínez)

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