El 7 de noviembre se celebra a nivel nacional el día del ferrocarrilero. La festividad se relaciona con la historia de Jesús García Corona, quien en 1907 desvió una locomotora cargada de dinamita que se dirigía al pueblo de Nacozari, en Sonora, por lo que con esa hazaña evitó que la máquina se estrellara con dicho pueblo.
Más allá de esa historia, es importante reconocer la labor ferroviaria en el país. En los primeros años de los caminos de hierro en la República, los mexicanos no dominaban la tecnología que venía de países como Inglaterra o Estados Unidos. El historiador Guillermo Guajardo Soto dice que el predominio del ferrocarril como medio de transporte experimentó un lento y largo proceso de internalización de la disciplina industrial, formación de capacidades productivas, aprendizaje de conocimientos y habilidades tecnológicas.2 Así pues, los primeros ferrocarrileros tuvieron que aprender con base a la experiencia del día con día, es decir, empíricamente.3
La industria ferroviaria tenía diversas categorías laborales. En la obra Historia de los ferrocarriles de Yucatán, de Manuel Irabién Rosado, podemos observar la estructura de la empresa Ferrocarriles Unidos de Yucatán en 1923 y el nombre de algunos de los trabajadores de ese periodo. Así, se puede decir que la compañía estaba compuesta por diversos departamentos, entre los cuales se encontraban la dirección general, la oficialía mayor, la oficialía del consejo, el abogado consultor, la tesorería, el telégrafo y el teléfono, de vía, de liquidaciones y estadísticas, de vigilancia, etcétera.
Por su parte, en los talleres de la plancha se desempeñaban distintas actividades. Los trabajos de ese recinto estaban dirigidos por el director y subdirector que en ese periodo fueron Alfredo G. Cantón y Domingo Palomo, respectivamente. Entre los trabajadores se encontraban ciento seis mecánicos, cuarenta y cuatro herreros, cuarenta y dos paileros, ocho fundidores, nueve electricistas, cuatro motoristas, cuarenta y seis carpinteros, ocho pintores, seis albañiles, doce celadores, veinticinco alijadores, once personas encargadas del servicio del agua y ocho fontaneros.4 Cada uno de esos trabajadores desempeñaba labores vitales para el funcionamiento de la empresa en su conjunto. En relación con los municipios, la actividad ferroviaria giraba en torno a las estaciones que se construyeron para el arribo del tren. Los trabajos eran dirigidos por un jefe de estación y dependiendo del tamaño y la importancia de la región, fue el número de trabajadores que laboraban en ella.
Los ferrocarrileros fueron importantes para el desarrollo económico que Yucatán experimentó a finales del siglo XIX y principios del XX, ya que la mayor parte del transporte de mercancías se hacía por medio del tren. Con el paso del tiempo las actividades de los trabajadores ferrocarrileros fueron cambiando, dependiendo de las necesidades de la empresa. En la actualidad, muchos rieleros yucatecos siguen desempeñando sus labores en los talleres de la plancha y sus actividades se han adaptado a las demandas del siglo XXI. En el día del ferrocarrilero, se extiende una felicitación a todas esas personas que desempeñan esa gran labor.
1 Historiador, ricardowanmoguel@gmail.com
2 Guillermo Guajardo Soto, Trabajo y tecnología en los ferrocarriles de México: una visión histórica, 1850-1950, p. XXIII.
3 Guillermo Guajardo Soto, Trabajo y tecnología en los ferrocarriles de México: una visión histórica, 1850-1950, p.51.
4 Manuel de Irabien Rosado, Historia de los ferrocarriles de Yucatán, p.63.