A Efraín Sánchez Pacheco lo conocen como “El rey de los papagayos” en la colonia Bojórquez, pero poco a poco su fama se extiende a otros rumbos, como Santa Ana, pues en el parque de este barrio vende sus coloridos artefactos que surcan los aires a la menor provocación.
Por un lado, coloca sus papagayos, conocidos también en otras regiones como papalotes o cometas, en la copa de un pequeño árbol a un costado de la Iglesia de Santa Ana, y en cuestión de minutos el papagayo se levanta por los aires.
Efraín suelta y jala alternativamente el largo hilo que conecta al papalote con la tierra. Pero una vez que el artefacto está bien arriba ahí se queda, comenta, jugando con el viento, en un amasiato interminable que como cualquier relación tiene sus altibajos; a veces el aire deja de soplar y el papagayo cae un poco, pero en un instante el viento lo vuelve a levantar para erguirse majestuoso, multicolor, con su larga cola que revolotea.
Entrevistado ayer en un buen día de ventas, “El rey de los papagayos” señaló que en Santa Ana lleva unos 2 o 3 años vendiendo. Acude a la cita todos los días, pero en particular los fines de semana que es cuando más movimiento hay y cuando más gente acude a la iglesia.
Explicó que sus papagayos están hechos de papel de china y varillas de coco, materiales esenciales por su ligereza para que el papagayo levante, pero explicó que son muy importantes también las medidas para generar equilibrio, así como la larga cola que le da estabilidad.
Los hay de diferentes formas: el tradicional, pero también hay estrellas y hasta un cubo que aseguró sí levante el vuelo. Los precios varían pero un buen papagayo se puede adquirir por 40 pesos y hasta 100 pesos el cubo.
“Hacemos estos papagayos desde hace muchos años y creo que es muy importante porque es un juego que se ha olvidado un poco, pero es muy bonito volarlo, jugar con el viento, como algo muy natural”, expresó.
Reiteró que hacer un papagayo no es cualquier cosa, se necesita tener su maña, aunque con la experiencia que él ya tiene hacer uno le ocupa unos 10 minutos.
“Lo primero son los cortes, tener las varillas y ya luego se arma. Puedo hacer unos 10 en un día y a veces se venden de a 2, de 4, de 6, varía”, comentó.
Expuso que empezó a hacer papagayos desde los 12 años, cuando ayudaba a su madre para tener una entrada extra a la economía familiar.
“El secreto son las medidas, que sea un cuadrado equilibrado, pero también las alas y sobre todo la cola que lo que le da equilibrio, para que no se vaya de lado. La cola es lo más importante para que esté estable el papagayo”, comentó.
“Cuando el papagayo está bien hecho se eleva rápido y ya una vez que está arriba se queda ahí, jugando con el aire”, concluyó.
(David Rico)