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Actual delegado en Yucatán del INPI corre riesgo de incurrir en tráfico de influencias al ostentar el referido cargo y a su vez presidir la Unorca

Pablo Duarte Sánchez, actual delegado en Yucatán del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), corre el riesgo de incurrir en tráfico de influencias al ostentar el referido cargo y a su vez presidir la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (Unorca) en el Estado.

Lo anterior radica en que estando al frente del INPI (antes Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas -CDI-) maneja programas gubernamentales y su organización, curiosamente, exige esos mismos programas a instancias como el INPI y otras dependencias.

En su última “exigencia”, el delegado del INPI ha estado convocando, a través de la Unorca, a diversas organizaciones campesinas, obreras y de la sociedad civil en Valladolid y municipios aledaños a distintas movilizaciones para luchar contra los despojos de tierras ejidales, mejorar condiciones laborales, entre otras situaciones.

De manera reciente y tratando de “saludar con sombrero ajeno”, durante los últimos días, decidió apoyar y unirse al evento político cultural denominado “Todas las manos unidas construyendo un México nuevo”, organizado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), a efectuarse este jueves 31 de enero, a partir de las cuatro de la tarde, partiendo del parque de Santiago en la ciudad de Mérida.

Sin embargo, tal y como se precisó al principio de la nota, el hecho de estar al frente de una dependencia gubernamental y una asociación civil, se presta a malas interpretaciones y abre posibilidad a actos de corrupción, pues la Unorca podría recibir apoyos por parte del INPI, o sea, palabras más palabras menos, gestar un negocio redondo.

Es precisamente esa posibilidad la que ha propiciado que la invitación por parte de la Unorca para sumarse al evento de Morena fuera recibida con cierto recelo por varias organizaciones civiles vallisoletanas, mismas que sospechan que sólo se trata de oportunismo político.

Por lógica simple, el funcionario no puede ser “juez y parte”, y además, precisamente, por ser funcionario público tampoco debería estar apoyando las convocatorias emitidas por ningún partido político.

En ese sentido, debería definir su postura y analizar si le conviene seguir o no siendo dirigente estatal de Unorca en Yucatán, la que por cierto ha encabezado desde hace 30 años.

(POR ESTO! / Corresponsalías)

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