“Dios escucha la oración del humilde pero no escucha la oración de los poderosos que no tienen riqueza en el corazón, que no son sencillos en su corazón y esa fue una enseñanza revolucionaria de Jesús porque todos pensaban que los fariseos eran los mejores judíos y los publicanos eran la gente que no contaba, gente con la que ni siquiera nos debemos reunir. Así es que la enseñanza de Jesús de que la oración del publicano fue la mejor, sí fue realmente algo fuerte, algo estremecedor y han pasado dos mil años, pero hoy lo dice al proclamar el evangelio y sigue siendo novedad y sigue siendo algo revolucionario en la mentalidad mundana”, dijo ayer el Arzobispo de Yucatán Gustavo Rodríguez Vega durante la misa en catedral.
—“La gente sencilla nos cuenta que hay personajes que son inalcanzables que es prácticamente imposible acercárseles y, sin embargo, sigue siendo verdad lo que decían los profetas y lo que hoy dice Jesús: que Dios escucha la oración del humilde, que la oración del humilde atraviesa las nubes y que el Señor no recibe la oración de aquellos que se sienten perfectos y con derecho a juzgar a los demás”, añadió.
—El fariseo, según esta parábola de Jesús, oraba en el templo adelante, erguido, dándole gracias a Dios porque él no era como los demás pecadores ni como aquel publicano que andaba por ahí, porque él ayunaba cuando lo mandaba la ley y pagaba todos los diezmos; gracias por él, en lugar de darle gracias a Dios por ser Dios misericordioso, amoroso.
“Pero la cereza del pastel, de un buen comportamiento, es la humildad; solamente el que se reconoce pecador puede ser escuchado por Dios, pero ¿a poco voy a inventarme pecados para que entonces el Señor me reciba en la oración? No, no se trata de inventar, se trata de que soy un pecador y sea como sea, si estoy libre de pecado, no es por mí, sino por la gracia de Dios que ha obrado en mí, pero yo soy un pecador, que puede pecar, o sea, el que no ha pecado ahora, lo puede hacer mañana o más tarde, pero que puede ser salvado por el Señor.
A veces, los pecados cuando son graves ayudan para una buena conversión, a un acercamiento total al Señor, “a veces”, pero no por eso hay que buscar el pecado ni consentirlo, sino más bien en todo caso, atribuirle lo bueno al Señor, lo mismo que el perdón y la misericordia.
—¿Cómo es que el apóstol San Pablo dice que ha combatido y corrido bien en la carrera y que ya solamente le falta esperar la corona merecida? ¿no es eso soberbia? La verdad que no, porque el apóstol está en la cárcel, el apóstol está abatido y a punto del martirio, pero él tiene la convicción de que ha hecho las cosas bien y sólo le falta la espera la corona; eso es fe humilde, es esperanza gozosa, aún en medio de las circunstancias más adversas por las que él estaba pasando.
Mientras que otros lo han vencido porque lo tienen en la cárcel, él se siente dichoso porque le espera la corona prometida por el Señor y así es; Cristo nos ha llamado a su reino y aquí en esta vida podemos servir al reino de Dios con nuestra forma de vivir, pero el gozo del reino, el gozo pleno, vendrá solamente después de que concluyamos la carrera; Cristo reina sentado en su trono a la derecha del Padre, pero dice también el salmo 144: “de pie a tu derecha está la reina” y nosotros vemos en ese salmo la profecía de la santísima virgen, que ella reina junto a su Hijo de pie a su derecha; pues bien, también hay muchos hermanos y hermanas que están reinando con Cristo, son los santos que han llegado hasta la meta y que han corrido bien la carrera y que han recibido la corona merecida; la iglesia los celebra a cada uno durante el año, y al finalizar en una sola fiesta los celebra a todos el 1 de noviembre todos los años; todos los días del año la iglesia pide por los difuntos, pero también al finalizar el año, en una sola fiesta, pide por todos los difuntos, el próximo 2 de noviembre; esa es nuestra iglesia, hermanos que están en la gloria, hermanos que estamos aquí, todavía en la carrera, hermanos que terminaron la carrera, pero que están en la etapa del purgatorio purificándose y la comunión de los santos consiste en que nosotros tenemos el deber de orar por nuestros hermanos del purgatorio, que los santos del cielo, además de alabar a Dios, intercedan por ellos y por nosotros y que nuestra oración es intercesora de unos por otros. Eso es lo que significa la comunión de los santos, creo en la comunión de los santos, todos nos apoyamos a todos con la oración que tiene ese valor y esa fuerza intercesora, como nos decía la palabra de Dios el domingo pasado y ahora la palabra de Dios nos dice que la oración debe ser humilde, con toda humildad podemos reconocer lo que Dios ha hecho por nosotros; no se trata de inventar falsedades, ni de complejos de ser poca cosa; los hijos de Dios sabemos todo lo que valemos porque Dios nos ama, pero no nos atribuimos los méritos, sino que todo lo atribuimos al Señor.
Jóvenes que hoy se confirma: reciban al Espíritu Santo para la vida, no para un momento, para que Él los guie y los fortalezca en el camino; si están próximos a casarse, para que guíe su vida matrimonial en fidelidad y amor, y en todo caso, para que siempre se conserven en la humildad de los hijos de Dios, que si hacen las cosas bien, a ti te lo debo, Señor y si hacen las cosas mal, tú me rescatas, Señor, en ti confío.
(Víctor Lara Martínez)