Tres generaciones de una familia / La especialidad de esta antigua e importante fábrica, lo constituye desde tiempo atrás la elaboración de botas, que desde el año 2010, hubo necesidad de adecuarles unos cambios, acordes a la modernidad
HUNUCMA, Yucatán, 5 de febrero.- Tres generaciones de una familia dedicada a la fabricación de calzado y botas para caballero y dama a lo largo de ocho décadas, decidieron incursionar en una amplia gama de artículos elaborados con piel, para enfrentar la competencia y el avance de la modernización.
Wilberth Franco Pardenilla, su actual encargado, recuerda que fue su bisabuelo Gonzalo Franco Ceballos, quien aprendió el oficio de las reparaciones de calzado, que al parecer le enseñaron los miembros de la Guardia, que integraban gendarmes para la vigilancia del cuartel de Hunucmá.
Fue en 1916, cuando su abuelo Gonzalo Franco Reyes, popularmente conocido como Don “Tacho”, se trasladó a Mérida para aprender la zapatería.
En 1939 instala su propia zapatería en el predio que actualmente ocupa, ubicado en la calle 31 No. 204 entre 30 y 32 de este lugar, dijo Franco Pardenilla.
Años más tarde el padre de Wilberth, Don Wilberth Franco, el tercero de la generación, al fallecer, se lo hereda al entrevistado.
En un apartado de la sala de espera de los clientes, esta familia guarda celosamente toda la maquinaria y antiguas herramientas que sirvieron para la fabricación de calzado, como las del corte de suela a mano, el ensuelado por pinzas, emplantillado a mano y el lijado de tacón por medio de unos filos, utilizando para brunir el cristal que obtenían del fondo de una botella.
La modernización de la maquinaria zapatera en este negocio, ha ido evolucionando cada 20 años. La primera fue en 1955, en tanto que la segunda fue en 1975.
La especialidad de esta antigua e importante fábrica, lo constituye desde tiempo atrás la elaboración de botas, que desde el año 2010, hubo necesidad de adecuarles unos cambios, acordes a la modernidad y gusto de la clientela.
La Zapatería Franco es única en el mercado, dedicado a la fabricación de botas por encargo, como las botas charras y vaqueras, las que se utilizan para folklore; la hípica de montar, así como la hípica salto, que utiliza la Policía Motorizada.
“Los precios que tenemos son accesibles, por ejemplo el botín charro y vaquero tienen un costo de 480 pesos; la hípica de montar 2,800, lo mismo que la hípica salto”. Un zapato de vestir elegante, fabricado en piel de ganado, cuesta 480 pesos; mientras que los zapatos de folklore valen 490”, dice el entrevistado.
Los zapatos considerados casuales, se cotizan en diferentes precios, dependiendo la calidad, cuestan: 340, 390 y 480 pesos.
En esta fábrica también se hacen cinturones, carteras, pulsos, estuches para teléfono celular, bultos, etc. todos fabricados en piel.
En la Fábrica de Calzado Franco también se elaboran zapatos y botas ortopédicas y desde hace algunos años, a falta de talabarteros, incursionaron también en la fabricación de alpargatas por encargo.
El taller se divide en tres áreas: la primera es la de trazo, armado y corte. La segunda es la de ensuelado y tesado, mientras que la tercera es la de acabado y limpieza.
De acuerdo con información aportada, la zapatería tiene un atractivo movimiento económico durante los meses de noviembre a enero, en tanto que los considerados de baja actividad son de febrero a octubre de cada año.
A manera de plática, el actual encargado se lamenta que de sólo él, de un total de 62 nietos, que tuvo su abuelo, el que se dedica a este negocio.
“Hoy en día muy pocos jóvenes quieren aprender este noble oficio, porque en la actualidad los padres de familia ya no tienen mucho control sobre sus vástagos, para obligarlos a aprender un trabajo del cual puedan depender económicamente, cuando ya sean grandes”, comentó.
“En el taller hay algunos niños y jóvenes que van a la Escuela y en sus ratos libres vienen para aprender la zapatería” concluyó.
(Ramón Reyna Fernández)