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Yucatán

Una fuerza que brindó una gran ayuda, que pocos reconocen

Pilar Faller Menéndez

La participación de las mujeres en la Segunda Guerra Mundial

No cabe duda que la Segunda Guerra Mundial ha sido la mayor tragedia que ha vivido la humanidad en el siglo XX y cambió los destinos de cientos de millones de hombres y mujeres. El sufrimiento de estas últimas no fue menos que el de los hombres, que al igual que ellos generó grandes obstáculos en su vida, ya que se vieron obligadas a hacer frente solas al horror de la guerra, sin dejar sus tareas rutinarias como madres, esposas, hijas y hermanas de aquellos que partieran, y que en muchas ocasiones empuñaron fusiles o brindaron su apoyo en los campos de batalla.

Este conflicto global que se desarrolló durante seis años, durante 1939 hasta 1945, tuvo una escala sin precedentes en el que perdieron la vida más de 70 millones de personas, y participaron más de 100 millones de soldados que, estadísticamente hablando, los combatientes que sobrevivieron representaron un 30% de quienes perdieron la vida, y en su gran mayoría se trató de civiles y gente inocente.

La historia muchas veces es ingrata, ya que en su mayoría suelen omitir el destacado papel que realizaron las mujeres en los campos de batalla, limitándose a mencionar el trabajo que realizaron en las industrias de guerra, fábricas y granjas, así como algunas áreas de trabajo que en ese entonces eran trabajos destinados a los hombres.

Muchas fueron las sociedades del mundo entero que se sumaron al estallido de esta fatídica guerra con entusiasmo y temor, pero con el firme propósito de hacerle frente al nazismo. Muchos fueron los voluntarios que se alistaban a los ejércitos a pesar de pertenecer a países que se mantuvieron neutrales durante este conflicto.

Las mujeres no fueron la excepción y en los primeros meses de la invasión de Alemania a Polonia, mujeres norteamericanas y francesas aprendieron a vendar a los soldados heridos en un hospital parisino. Los militares apreciaron esa ayuda que las mujeres voluntarias brindaban, por lo que las francesas que tenían automóviles trasladaron a tropas hasta la línea de frente, acción que salvó a París gracias al apoyo de esos taxistas locales.

En diciembre de 1940, las mujeres del Batallón de la Muerte de Rusia, se unieron a la lucha más violenta, y las mujeres británicas condujeron ambulancias que trasladaron a miles de soldados heridos teniendo que sortear los bombardeos. Las más jóvenes trabajaron en fábricas de municiones y se hicieron la promesa de no volver a sus antiguas vidas, sin demandar y conseguir su derecho al voto.

Su participación no siempre fue en sitios resguardados, o de mayor seguridad, algunas intrépidas volaron aviones y animaron a las tropas, e incluso se introdujeron clandestinamente para informar a los periódicos sobre el combate y aprendieron a construir barcos y tanques, soportando algunas, las atrocidades cometidas en esta guerra como campos de muerte, incendios de bombardeos, así como el arma fundamental: La bomba nuclear. Las mujeres japonesas fueron reclutadas como esclavas sexuales para dar consuelo a los soldados japoneses.

Con esta guerra, quedó demostrada la capacidad femenina para ocupar cualquier puesto de trabajo, así como el valor y la entrega que demostraron. Desgraciadamente, al final de la Guerra, los soldados que pudieron regresar a casa no querían que sus mujeres trabajaran, razón por la cual tuvieron que regresar a sus antiguas labores del hogar después de haber estado en campos de batalla, por lo que la década de los años cincuenta representó sin duda un retroceso en el avance logrado durante la guerra.

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