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La tauromaquia, un arte controvertido

Pilar Faller Menéndez

Sonora, el primer estado de México en prohibirla

En días pasados, el Congreso de Sonora se convirtió en el primer estado de la República Mexicana en prohibir las corridas de toros, lo cual estableció en el artículo 8 de su legislación que establece: “queda prohibido en el estado de Sonora otorgar permisos, licencias y cualquier tipo de autorización municipal para la realización de corridas de toros, novillos y becerros, así como para los rejoneos”.

Esta prohibición probablemente no sea una gran sorpresa para los sonorenses, ya que desde hace meses no se presenta un espectáculo de tauromaquia en el estado, y la única plaza de toros existente lleva años abandonada.

La defensa y el respeto hacia los animales ha ido en aumento a pasos agigantados en nuestra sociedad, al grado tal que ya se ha legislado sobre este tema en lo que se refiere a su maltrato. Esta férrea defensa tomó fuerza en toda Europa en el siglo XIX, en donde han empezado a tomar medidas para terminar con aquellas costumbres en las que se considera el maltrato con fines de entretenimiento.

Los defensores de este movimiento no pudieron erradicar una costumbre muy arraigada en España y en muchos países de América Latina, a pesar de la Ilustración, movimiento que no se limitó a lo político e intelectual, sino que también fue un movimiento moral que se oponía a la tortura pública tanto de las personas como de los animales.

La Tauromaquia es patrimonio histórico y cultural de España, espectáculo legal que pertenece al pueblo, y que no tiene una ideología, al que acuden millones de personas, fanáticos de ese arte, el cual también representa la identidad de la cultura española, y que también forma una parte muy importante de su economía, ya que en ella se incluye la crianza de los toros de lidia, así como los empleos que genera, y las entradas de la taquilla.

El argumento económico es que constituye un elemento turístico fundamental debido a los millones de euros que genera, y es el segundo espectáculo masivo de España, motivo por el cual defienden los empresarios taurinos mantener la libre empresa, a lo que se añade tanto los valores económicos, ecológicos y culturales que conlleva.

¿Por qué la petición de la prohibición de la práctica de esta Fiesta? Quienes se encuentran en contra reconocen que las corridas de toros son una tradición que tiene muchos años de historia, pero no lo consideran como un argumento que valide su práctica en la actualidad, ya que las tradiciones a pesar de que nos conectan con nuestro pasado, también proyectan una cultura hacia el futuro, por lo que puede mirarse el pasado de una forma crítica y para poder discernir aquello que es válido y eliminar los aspectos negativos como lo es el maltrato animal.

La lucha por la vida entre un hombre y un toro, donde se conoce de antemano quién será el vencedor, no es otra cosa más que un animal torturado y asesinado, motivo por el cual no lo consideran dentro del ámbito de la cultura, ya que el toro no tiene una muerte digna, y afirman que a pesar de la dignidad que se le quiere dar al torearlo antes de morir, esta muerte ocurre entre los vítores de miles de personas, para luego ser destinado al consumo humano, a lo que no le conceden un ápice de dignidad.

La UNESCO, en 1980, reprobó las corridas de toros argumentando que esta práctica es un arte banal que tortura y mata a un animal públicamente, lo cual podría crear un trauma a un niño o adulto, al tiempo que desnaturaliza la relación del hombre con los animales. Amén de lo que opine la UNESCO, aquellos que están en contra de esta práctica, lo consideran un acto de crueldad, dolor y maltrato que no contribuye al desarrollo cultural, así como ninguno de sus puntos.

Definitivamente la Tauromaquia es una práctica sumamente controversial, en la que existen tanto argumentos positivos como negativos. Existen organizaciones que se dedican a promover su erradicación, pero a la vez, el número de fanáticos de este arte es numeroso, y hay muchos que defienden esta tradición legendaria.

Por lo pronto, en España los activistas en pro de los derechos de los animales, han logrado la prohibición de las corridas de toros en más de 80 municipios, así como en las provincias de Asturias, Canarias, Cataluña y Andalucía. En Francia 3 ciudades han sido declaradas anti taurinas, y tanto en Ecuador como en Perú se ha prohibido este espectáculo.

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