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Yucatán

'Choch lim”

Felipe Juárez Silva*

Había escuchado de amigos y conocidos, en especial gente del campo, de un insecto conocido como “Choch lim”, del que dicen anuncia con su canto las lluvias; unos dicen que, según su canto o chiflido, sería si va a lloviznar, si va a ser un aguacero o una lluvia normal. Otros indican que el día que se les escucha no falla la lluvia.

A varios amigos les pregunté cómo es, el tamaño, o el color, pero ninguno me dio datos creíbles, algunos me dijeron que era como una cucaracha; un amigo me llevó una cucaracha grande, según me dijo, él la escuchó cantar. Yo ya la conocía y sabía que es acuática, quien me la dio es un amigo con el que tengo muchos años de amistad, que también es bastante observador. Llegamos juntos a visitar varios cenotes que sólo los campesinos conocen, y por lo general están en sus áreas de trabajo como ejidatarios.

Todo lo anterior me motivó a tratar de conocer al Choch lim. Lo primero que hice fue empezar a grabar su canto en audio, tomando apuntes de la hora, las veces que cantaba; si era seguido, corto o prolongado, de todas las veces que lo escuché cantar, fue una rareza que coincidiera el día de canto con alguna lluvia.

Lo que observé y apunté, es que sus cantos son antes de aclarar, lo hace 2 o 3 veces por la mañana, dejándose escuchar de nuevo al anochecer.

Las ocasiones en que grababa el audio; solo 2 o 3 veces, lo vi volar de la punta de algún árbol, algo así como una cucaracha. Lo que yo llamo un pasatiempo lo hice por unos 5 años, a partir del año 2000 observé que se le empieza a escuchar a mediados o finales del mes de mayo, y se les deja de escuchar también a fines del mes de septiembre, siendo una rareza escucharlos los primeros días de agosto.

Por fin, un lunes 20 de junio del 2006, algo extraño e increíble ocurrió, escuché al Choch lim cantar a la 1:20 p.m., no daba crédito a mis oídos, y sin pesarlo más, armé mi filmadora y salí a buscar y tratar de conocer al insecto.

Guiado por el canto o sonido me dirigí hasta donde se hacía más intenso, aproximadamente a unos 60 metros, pero no lo ubicaba. Un niño que me vio correr con la cámara, se me acercó y preguntó qué es lo que buscaba, le dije del canto del insecto y el niño, con mejor vista y oído, lo divisó y me lo señaló.

Estaba en un poste de luz de concreto, a escasamente a unos 3 metros de distancia y a unos 2 del piso, le dije al niño que por favor no se moviera para no espantarlo.

Afortunadamente en ese momento no pasó ningún vehículo motorizado y comencé a filmarlo, para ver su forma, color y tamaño. Con el zoom de la cámara, intentaba ver por donde emitía el canto; hasta ese momento le decíamos canto o chiflido, lo habré filmado unos 3 minutos y desapareció del visor de la cámara.

Por fortuna el niño vio que cayó y me lo señaló, corrí con la velocidad de la luz o al doble, y lo atrapé. El gozo y la emoción, no sé cómo describirla, por fin luego de unos 5 años, tenía en mi poder, en un instante, un tesoro.

El niño me pidió se lo enseñara, al igual que un señor que de lejos estuvo observando la escena, les dije que con mucho gusto, pero sería al día siguiente.

Así con mi presa-tesoro, ya en mi tienda-museo con la misma ansiedad con que un niño disfruta de un juguete nuevo, me dispuse a reproducir en la pantalla chica, lo que acababa de filmar.

Con el Choch lim en la mano derecha, bien cerrada para que no se me vaya a escapar, cuidando de no apretarlo para no lastimarlo, con la izquierda preparé un pequeño frasco transparente, con mucho cuidado lo introduje en él y procedí a hacerle unos agujeros a la tapa del para que tenga entrada de aire.

Ya todo listo, puse el casete en el reproductor y empecé a ver lo que había filmado; una emoción de mucha satisfacción, fue ver y escuchar algo que por más de 5 años estuve buscando y que ya había encontrado.

Una sorpresa extra fue que, escuchando en el monitor al insecto, el animalito en el frasco podría decir como que le contestaba, así que puse otro casete en la filmadora para filmarlo ya en el frasco, intentando encontrar por dónde emitía el canto o chiflido, retrocedía la cinta del casete y repetía el sonido para que el insecto siga con su canto.

Todo lo anterior lo repetí varias veces, hasta que por fin logré ver por dónde parecía salir el canto. Otra sorpresa, el sonido no era por el hocico o por el aleteo, el insecto se encoge y al estirarse, por la parte anal se abre y produce lo que ya no es canto, ni chiflido, sino que es ventosear.

Como me estaba ganando el tiempo, y ya haber logrado mi objetivo, aseguré en un lugar ventilado el frasco con el Choch lim, con la idea de que al día siguiente lo llevaría a un terreno apartado que tenía, para hacer una mejor filmación, con narración.

Al día siguiente por la mañana me llevé una sorpresa más, el insecto estaba patas arriba, con unos bichitos volando alrededor. La tristeza me visitó pero enseguida tuve otra sorpresa, ésta agradable, ya que al observar a los bichitos, vi que eran crías del Choch lim, unos 7 en total, y luego de disfrutarlos por varios minutos, procedí a liberarlos.

Ante lo anterior me vino a la mente la idea de seguir buscando otro Choch lim, para ver si sólo la hembra ventosea o también el macho, algo que no he logrado y más que la verdad por dedicarle mis ratos libres a mis otros pasatiempos.

Pasado el mediodía, ya sin prisa, fui a mi terreno fuera de la población, armado con filmadora, casete y el Choch lim ya muerto, para filmarlo en diversos ángulos.

Como dato complementario les diré que es parecido a la cigarra en cuanto a su forma, solo que ésta es negrita, el sonido lo emite por el hocico, es fácil localizarla y atraparla en su hábitat natural. Incluso he tenido la suerte de atraparla y continúa cantando entre mis dedos. Pero como fue con la mano derecha, no logré filmarla, porque la filmadora estaba apagada.

El color del Choch lim es un plateado semi transparente; por varios años conservé al Choch lim en un recipiente exhibidor, pero como no tengo conocimientos para conservar a los insectos, me lo desaparecieron por la polilla.

Tengo el testimonio de fotos y el video del Choch lim, y algo que me place decir es que no soy afecto a usar lo que llaman nombres científicos, soy de usar los nombres que nos heredaron nuestros antepasados, además porque no soy científico.

Sólo soy un individuo que filmó, fotografío y documentó insectos, flores, pájaros, cenotes, costumbres y tradiciones, orquestas jaraneras, sinfónicas, charangas, conjuntos musicales, tríos, danzas, concursos de teatro, canto, baile, nuestro folclore, calles y edificios de los municipios de Yucatán y todo lo relacionado con nuestra cultura.

Escritor comunitario* Tixkokob, Yucatán

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