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Yucatán

Tristeza social en Oxcum por numerosos suicidios

-I-

En Oxcum, pequeña comisaría de Umán, la tristeza y la depresión profunda que han llevado al suicidio a varios de sus habitantes han dejado de ser un problema personal o familiar para convertirse en un problema social.

Este fenómeno, que tiene graves implicaciones en el ánimo de la gente y no es exclusivo de Oxcum, ya que silenciosamente se ha ido extendiendo por todo Yucatán, fue descubierto por Elías Dájer Fadel, presidente de la Asociación Mexicana de Escuelas Particulares, A.C., quien con su equipo de personas altruistas visita esa comisaría desde hace tres años para regalar juguetes a los niños y a las niñas en diciembre.

Dájer Fadel ha visitado otras 26 comunidades del interior del Estado con ese mismo propósito y reconoce haber descubierto que, en varias de ellas, se puede observar también una cierta tristeza en el ánimo y los rostros de la gente.

Sentimiento de tristeza

En entrevista, lo relató así:

–Si ves allá los salones de la escuelita, un kínder, tienen aire acondicionado, tienen instalaciones remodeladas. Pero no es suficiente para revirar el sentimiento de tristeza de la población.

–¿Cómo detectaste ese fenómeno?

–Fuimos a Oxcum para llevarles a los menores parte de los juguetes nuevos que recolectamos entre las escuelas particulares. Nosotros agrupamos a 245 de ellas, desde guarderías hasta universidades, y los alumnos de muchas colaboran para hacer más feliz la Navidad de los niños de comunidades marginadas. Y mientras repartíamos los juguetes, pude notar que los padres de familia, aunque tenían motivos para sentirse alegres en ese momento igual que los niños, reflejaban una gran tristeza, se veían como apagados. Entonces le pregunté a la directora del plantel qué les pasaba, y me contestó:

–Es que están tristes porque aquí en Oxcum hay mucho suicidio. Acaba de ocurrir otro y temen que el próximo pueda darse en sus propias familias. Eso tiene muy deprimida a la gente.

En esta parte, nos dice Elías:

–Es una desesperanza que conlleva al suicidio. ¿Pero por qué esa situación de impotencia, de no poder salir adelante? Yo pienso que se requiere un estudio a fondo para averiguar lo que pasa, por qué esta población que está tan cerca de Mérida y de las fuentes de empleo se siente tan agobiada. Ahí es donde pueden intervenir la Facultad de Psicología y la Escuela de Trabajo Social, ahí pueden poner en práctica lo que se está estudiando en las aulas. Porque la gente de Oxcum siente una sensación de impotencia y desesperanza. A pesar de que se ve un desarrollo material –sobre todo en las escuelas–, se siente un ambiente triste en la población, no tanto en la escuela en sí.

Desesperanza igual a suicidios

–¿A qué atribuyes esa desesperanza?

–Es lo que hay que investigar. Sabemos que Yucatán es una de las Entidades con mayor nivel de suicidios. En otras Entidades quizá esto, la desesperanza, la tristeza, el sentirse agobiados por la pobreza, por la falta de oportunidades de desarrollo, se traduzca en violencia generalizada, pero en Yucatán quizás se manifiesta en suicidios. Quizá sea una de las causas. La actitud de la gente de Yucatán es así: “Antes que perjudicar a otros decido acabar con mi vida”. Sería interesante armar un proyecto de estudio interdisciplinario para que se tengan soluciones prácticas. El objetivo es lograr un mayor bienestar.

Las cosas han empeorado

Por su parte, Genny Beatriz Osorio Puerto, pastora de la Iglesia Presbiteriana Renovada de Xoclán Rejas y fundadora del Comedor Maná Caído del Cielo de Oxcum, que existe desde hace 9 años, afirmó:

–Llevo más de 24 años trabajando con la gente de Oxcum, pero veo que en esta comunidad en todo este tiempo las cosas en vez de mejorar han empeorado, sobre todo con la juventud. Yo pienso que en parte tiene que ver el gobierno que no mete programas y los apoyos no son parejos, pues a la misma gente que le dan un apoyo le dan el otro y dejan a los demás sin nada. Eso influye mucho. Hay que ver de verdad que la situación de Oxcum es difícil: algunos niños que ya tienen mucho tiempo conmigo, sufren de abandono, no porque los hayan dejado sus padres, sino porque no los atienden. Ellos (los niños) llegan al comedor después de la escuela, almuerzan y, en realidad, ni siquiera se quieren ir a su casa, porque a veces no hay nadie. La mamá no se encuentra y la abuelita va a trabajar para que se gane unos centavos. Las mamás se van a trabajar por necesidad, y la gran mayoría de los papás son borrachos e irresponsables.

Hay mucho suicidio de gente joven, creo que por la misma razón de que las mujeres se van al trabajo y ellos, los hombres, se quedan a tomar. Y luego en algunos casos, cuando se enteran de que por no poder contar con ellos su esposa les puso los cuernos, buscan la salida fácil del suicidio.

Sólo hay dos parques

Yo tengo 24 años de que conozco Oxcum, porque entré a trabajar vendiendo ropa y en ese tiempo sí había gente que tomaba, pero no tanta. Incluso era gente ya grande la que tomaba, no eran jovencitos como ahorita. Las mujeres no salían a buscar trabajo, eran muy hogareñas, pero la necesidad porque los hombres empezaron a tomar más cada vez, las lleva a buscar trabajo afuera.

–Me decían que la gente se ve muy triste, ¿qué piensa usted de eso?

–La verdad sí, la gente está triste. Pero aquí no hay ni siquiera forma de que se distraiga la población. Yo trabajo muy bien con los niños hasta sexto año, pero cuando entran a primero de secundaria se alejan de todo. Y como sólo hay dos parques y un cenote abandonado, no hay nada para hacer una actividad, por ejemplo, deportiva los viernes y sábados, algo que atraiga a los jóvenes.

Salen embarazadas y abandonan la escuela

Además aquí hay muchas jovencitas que no terminan la secundaria porque salen embarazadas. Y los jóvenes no se hacen cargo de sus hijos, sobre todo porque muchos son drogadictos. También hay mucho homosexualismo, chamaquitos de primero de secundaria ya tienen su pareja, y a veces más grandes que ellos.

Yo creo que también, de 24 años a ahora, de tener 150 mil amigos en el Facebook, no tienen a nadie, por eso los ve uno sentados solos en el parque.

Me gustaría tener algo para atraer a los jóvenes, por ejemplo, una cafetería para que vayan a tomar café, a escuchar música, a ver videos, un lugar de reuniones.

–¿Cuántos niños asisten a este comedor Maná Caído del Cielo?

–Vienen 25 ó 30 niños. También vienen abuelitos y algunos de ellos que no pueden llegar, les llevo su comida. Hay un abuelito de 77 años con cáncer terminal y su esposa es asmática; entonces les llevo su comida.

Cada día hay más vicios

Entrevistamos también al esposo de la pastora Genny, don José Manuel Cigarroa Díaz, quien es tesorero del comedor. El relató:

–Desde que estamos por aquí, hace más de 20 años, hemos visto que día a día hay más alcoholismo, drogadicción, abandono de los niños. Se los dejan a las abuelitas y las mamás se van dizque a trabajar. El problema es que se abandona mucho a los niños y hay muchos que están solitos.

Nada más de niños en esa situación de abandono hay como 10 familias. Aparte están otras muchas en situación de pobreza, de descontrol de los hijos. Tenemos en mente ampliar la construcción para que se haga un albergue para rescatarlos.

–Me dice doña Genny que vienen a comer hasta 25 niños.

–Sí, porque tenemos todos los días entre 15, 20 ó 25 niños, porque hay de Hunxectamán, de Tixcacal y de aquí de Oxcum. Aquí y en los alrededores hay mucho alcoholismo, mucha drogadicción y el abandono de los niños que los dejan a la bendición de Dios con los abuelitos, pero no es lo mismo.

“Viudas”, pero con marido

Continúa don José Manuel:

–Son mujeres que tienen esposos, pero como si no los tuvieran, porque trabajan toda la semana y cuando llega el viernes vienen sin dinero y, ¿qué hay para la familia? Nada.

–¿Entonces esas mujeres prácticamente están “viudas”, aunque vivan sus maridos?

–Así es. Viven como viudas. Ya sabes, sus maridos salen de trabajar con su pago y van a la cantina, según dicen ellos que los asaltan, y llegan sin dinero. Se gastan el dinero. Por eso nosotros tenemos la mentalidad de ayudar a los niños y enseñarles los valores, que es lo más importante para que cuando ellos crezcan sean jóvenes formados y tengan una meta a seguir, no nada más volver a lo mismo, porque ya tienen trabajo y vuelven a lo mismo como sus papás. No, queremos enseñarles que hay una forma de superarse sin necesidad de tomar. Y que deben de ser muy buenos estudiantes y ser hombres de bien.

–¿Por qué toman tanto los hombres de aquí?

–Pues a veces el hombre no es autosuficiente para dar el dinero, y se estresan y buscan el camino más fácil. ¿Cuál es el problema de todos los matrimonios? La economía, no la estabilidad, porque puedes tener mucho, puedes tener poco, pero si Dios está dentro de un hogar, créeme, aunque sea frijolitos con tortilla y chile, pero lo van a comer con amor.

Tendencia familiar

–Me dijeron que la gente vive triste por temor a los suicidios.

–Es que hay tendencias en familias que se ha matado el tío, el sobrino, y eso es como una cadenita. Se oye feo, pero son como maldiciones generacionales que se repiten de familia en familia. Pero son cosas que se pueden evitar.

–¿Cómo cree usted que se puede evitar?

–Ocupando a la gente, dándole fuentes de trabajo. Mantente ocupado y yo creo que no pensarías en nada de esto. Con la mente ocupada ni siquiera vas a pensar en cosas del suicidio.

Autoridades solapan

–Me dicen que también hay venta de esa droga que se llama “piedra”…

–Es que aquí de todo hay. Las autoridades creo que están enteradas, pero, como le vuelvo a repetir, a nosotros no nos compete meter ese orden. Yo creo que están bien establecidos los lugares, los tienen bien ubicados, pero yo creo que reciben algo a cambio.

–¿Dinero?

–Pues sí, pero no queremos involucrarnos. Porque nosotros estamos para apoyar a la comunidad.

–¿Veo que no hay ni policías aquí, ¿verdad?

–Hubo una caseta, pero la caseta la cerraron y no sé por qué razón, pero ya no hay nada.

–Y los clandestinos están a la orden del día.

–Eso sí, es lo que más abunda aquí.

–¿Clandestinos y droga?

–Ujum, así es.

Miedo

–¿Y es cierto que a los muchachitos les están pegando la droga aquí?

–Sí, son gente que viene de fuera los que la traen. Son maleantitos, ya los identifican, y ya aquí hay distribuidores también, están ubicados, pero desafortunadamente, ¿quién se mete con ellos? Al rato sale que uno fue, que demandó o algo, y le puede pasar algo a la familia. Entonces mejor es observar y nada más.

–¿Y las autoridades?

–Bien, gracias.

–¡Qué barbaridad!. Oiga, don José Manuel, a mí me preocupa mucho esta problemática del suicidio porque se la contaron a un amigo, Elías Dájer Fadel, presidente de la Asociación Mexicana de Escuelas Particulares, A.C., cuando en diciembre pasado vino con gente de esa asociación a un kínder a traer juguetes para los niños y vio que la gente estaba muy triste, muy apagada, y la directora le dijo: “Es que se están suicidando muchos”.

–Sí, es cierto.

–¿Cómo afecta a la gente cuando alguien se suicida?

–Usted sabe que, al suicidarse una persona, afecta a familias enteras, se vuelve social. Hay quienes dicen: “Era mi amigo, yo tomaba con él, pero tomó la decisión equivocada”. Eso pasa porque la gente no piensa que mientras hay vida, hay esperanza. Usted lo sabe. Me caigo, me levanto y sigo adelante.

–También me dijeron que se suicidan por deudas.

–Sí porque no les alcanza el dinero, y son tantas bocas que mantener y llega un tiempo en que ya se dieron cuenta de que es una responsabilidad traer en el mundo a una criatura. No solamente es procrearlos, sino darles lo que ellos se merecen.

Suicidios por deudas

–¿Es cierto que se suicidan hasta porque no los dejan en paz los cobratarios?

–Sí, pero es porque se meten en problemas. Hay gente que vive de un empeño en otro. Pagan uno para endeudarse con otro.

–¿Tal vez es por necesidad?

–Más que nada por ignorancia. Yo vengo de la ciudad y me he dado cuenta de que hay que incrementar el ahorro. O cuando menos alimentarse mejor con lo que se tiene: van a una tienda y lo que compran es una Coca-Cola de 2 litros y medio y 3 huevitos, cuando debería ser al revés, un kilo de huevos y un refresquito o agua.

–¿Pero afecta al pueblo la gente que se suicida? ¿Cómo lo siente el pueblo?

–Pues es que como es gente que se conoce entre ellos, pues sí. Es como los alcohólicos, cuando se mueren dicen: “Murió fulanito”. Hay un grupito que está nada más esperando que les llegue el momento porque son alcohólicos que ya están en etapa terminal: no quieren hacer caso y sólo se dedican a tomar, a tomar, a tomar y se mueren. Entonces, sí afecta al pueblo porque son gente que se conoce. Y luego dicen: era muy trabajador, era muy responsable, Pues sí, pero tomó el camino equivocado.

–¿Y no hay soluciones?

–Pues el Club Rotario nos ha ofrecido que van a venir psicólogos para dar pláticas.

–Pero le tendrían que dar a todos.

–Sí, se va a hacer la convocatoria para invitar a mamás, a papás, a jóvenes. Porque no se puede decir que sólo los grandes están estresados. Hay niños y muchachos que están estresados.

Carreras truncadas

–¿Por qué?

–Es que a veces quieren estudiar y no pueden. Están truncadas sus carreras porque no hay los medios. Son buenos estudiantes, pero no se les dan los medios para poder solventar sus colegiaturas o sus pasajes.

–Pero hay becas del Gobierno Federal. Hay que ver que se les den.

–Pero que lo aprovechen, porque a veces se les dan a los hijos y la terminan gastando los papás. Y eso es lo que no debe de ser.

–¿Cuál es la misión de Maná Caído del Cielo, es el comedor?

–Nosotros somos de la Iglesia Presbiteriana Renovada, que venimos de Mérida. Está por Xoclán Rejas y aquí trabajamos nosotros. Hace 8 años que ya estamos fundados como debe de ser. Nos dimos de alta en Hacienda para evitar malos entendidos, y porque asociaciones civiles no tienen nada que ver con asuntos religiosos. Nosotros tuvimos que sujetarnos a lo que da Hacienda para no confundir. Pero sí hablamos a la gente, damos consejería más que nada a matrimonios jóvenes, a muchachas, a muchachos, para que no se embaracen a corta edad. Estamos dando consejos, son unos valores muy importantes, estamos trabajando en la obra y no solamente se les da la comida, sino también les damos un buen consejo.

–Vimos que los están ayudando los rotarios…

–Sí. Pusieron ahí una construcción los del Club Rotario porque nos están apadrinando mandando psicólogos, cursos para la gente que tiene necesidades o tendencias como de suicidio, porque es muy dado el suicidio acá, el problema es que como son tantos niños…

Don José Manuel Cigarroa Díaz nació en Mérida. Su esposa doña Genny es de Umán.

(Roberto López Méndez)

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