Delfín Quezada Domínguez
Peligro a la comercialización de los recursos pesqueros
En días pasados, para ser más exactos el 15 y 16 del presente mes y año, llamaron fuertemente la atención dos reportajes publicados en el Diario siempre Digno, Por Esto! sobre la pesca furtiva y la decreciente y grave economía de los hombres de mar, así como de todo el sector pesquero en nuestros litorales. Ambas noticias están muy vinculadas para aquellos que estamos en constante estudio y comunicación con los amigos pescadores y académicos de la pesca de otros estados de la República. Y esto viene asociado a lo siguiente:
Debemos de dar puntual seguimiento a la noticia-amenaza que existe actualmente sobre el embargo que pudiera existir en corto tiempo de los Estados Unidos sobre la comercialización de todas las especies marinas para ese mercado del Norte. Pues indirectamente, la poca o nula protección de la vaquita marina, cuyo hábitat es la región del Golfo de California, ha puesto en peligro nuestras exportaciones a dicho país. Al llegar a suceder este embargo comercial pesquero, nuestra economía –hablando de la yucateca–, que se basa en gran parte en la venta de los recursos marinos a los Estados Unidos, estaría sufriendo una gran debacle.
Recordemos cuántos años tardaron (1990-2008) los Estados Unidos para levantar el embargo del atún aleta amarilla, lo cual significó grandes pérdidas para esa pesquería, pues, aunque al final los EE. UU. tuvieron que resarcir 165 millones de dólares a México, el mal ya estaba hecho. A pesar de buscar estrategias comerciales para la comercialización del atún aleta amarilla durante todos estos años, la estrategia comercial no fue suficiente para reactivar el mercado del atún, sobre todo si se considera los efectos negativos que tuvo para nuestro país el que Estados Unidos impusiera el embargo secundario a los países que importaban atún mexicano como Japón, España, Tailandia, Francia, Italia y Costa Rica, medida que significó para México la pérdida de más de 400 millones de dólares que obtenía del intercambio comercial que tenía con los citados países; provocando un duro golpe al sector pesquero nacional.
Sin salirnos del tema, este mismo mes de junio se publica en un medio informativo en el que se señala que EUA extenderá embargo pesquero a México por nula protección a vaquita marina y que el actual embargo pesquero contra nuestro país que pesa sobre la región del Golfo de California, hábitat de la vaquita marina, se extendería a los 17 estados costeros de la República Mexicana. La medida tendría impactos económicos demoledores, ya que el 44.2 por ciento de la pesca de exportación de México va para el mercado de EUA. Vemos entonces, que una tormenta perfecta está a punto de caer sobre los pescadores de México, que viven una severa crisis por la emergencia sanitaria del COVID-19, y que en breve podrían enfrentar nuevas restricciones comerciales por parte de Estados Unidos, para la exportación de sus productos, debido a la nula actuación del gobierno de nuestro país para salvar a la vaquita marina de la extinción.
Las organizaciones defensoras del medio ambiente, Centro para la Diversidad Biológica y el Instituto de Bienestar Animal tratan de forzar a la administración de Donald Trump a tomar una decisión sobre su demanda interpuesta desde 2014, para prohibir la compra de todos los pescados y mariscos capturados en México, con base en la llamada Enmienda Pelly. Los productos del mar que se venden a Estados Unidos son, entre otros, mero, pulpo, langosta marina, camarón, túnidos, jaiba y almeja, con un peso de 97 mil 131 toneladas y valor superior a 633 millones de dólares anuales, de acuerdo con el Boletín de Comercio Exterior de Acuacultura y Pesca 2018. El DJ Schubert, biólogo de vida silvestre del Instituto de Bienestar Animal, subrayó que la demora del Departamento del Interior de Estados Unidos para responder a su petición fue excesiva y permitió que la vaquita se encuentre al borde de la extinción, especie de la que sólo quedan entre 6 y 19 ejemplares.
“La Enmienda Pelly proporciona una herramienta para obligar a México a detener la pesca ilegal y el comercio de productos pesqueros para salvar al mamífero marino más pequeño y en mayor peligro del mundo. Es hora de que la administración Trump ejerza su autoridad y aplique esta ley”, sentenció. La llamada Enmienda Pelly a la Ley Moratoria de Protección a la Pesca con Redes de Deriva en Altamar, modificada en 1978, establece que el presidente de Estados Unidos es el encargado de definir las sanciones económicas aplicables a los países que incurren en pesca ilegal, no declarada y no reglamentada; así como pesca incidental de recursos marinos protegidos.
Como podemos observar, nuestros pescadores y la economía del sector están en un verdadero peligro, por lo cual deberán de tomar alguna iniciativa antes de que se presente la acción (el embargo) por parte de los Estados Unidos. Y más aún, sabiendo que en aguas yucatecas –lugar donde exportamos varias especies marinas a los EE. UU.– la pesca ilegal ha sido imparable.