En menos de 10 días, Yucatán vivirá un fenómeno astronómico que marca un hito en el calendario estacional: el solsticio de invierno, que traerá consigo la noche más larga y el día más corto del año.
Este evento ocurre cuando el eje de la Tierra se inclina de tal forma que el hemisferio norte, donde se ubica México, queda más alejado del Sol, provocando la menor duración de la luz solar en 2025. El solsticio tendrá lugar el domingo 21 de diciembre, marcando el inicio del invierno astronómico en el hemisferio norte.
“Sol quieto”
El término solsticio proviene del latín solstitium, que significa “sol quieto”, refiriéndose al momento en que el astro alcanza su máxima declinación sur sobre el ecuador celeste, generando la menor cantidad de luz diurna del año. A partir de ese instante, las horas de luz comienzan a incrementarse gradualmente hasta llegar al solsticio de verano, en junio.
En Yucatán, los antiguos observadores astronómicos mayas utilizaron la posición del Sol y sus movimientos estacionales para construir calendarios y rituales que guiaban su vida agrícola y espiritual.
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Aunque el sitio arqueológico de Mayapán –donde algunos fenómenos de luz y sombra vinculados al solsticio pueden observarse– se encuentra cerrado por un conflicto territorial entre el estado y el ejido de Telchaquillo, otros centros arqueológicos como Chichén Itzá y Dzibilchaltún ofrecen efectos lumínicos notables durante este evento.
Observadores en esos lugares podrán presenciar cómo la luz solar interactúa con las estructuras antiguas conformes el día alcanza su punto más bajo en el horizonte.
La hora oficial
El meteorólogo Juan Vázquez Montalvo, de la Universidad Autónoma de Yucatán, comentó a POR ESTO! que el invierno astronómico comenzará oficialmente a las 9:03 de la mañana del 21 de diciembre.
En términos climáticos, esta estación suele traer consigo periodos de temperatura fresca a fría, y en la tradición local se asocia con las cabañuelas, un método ancestral de predicción del clima utilizado por los mayas para anticipar condiciones de lluvia y sequía durante el año siguiente.
Vázquez Montalvo explicó que el solsticio no sólo tiene importancia meteorológica, sino también cultural y simbólica. Astrológicamente, se le atribuye un significado de renovación y renacimiento, ya que marca el punto en que la luz diurna comienza a expandirse nuevamente.
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Desde la perspectiva astronómica, este fenómeno ocurre porque el Sol alcanza su punto más bajo en el cielo para los observadores del hemisferio norte, incidiendo con menor fuerza y generando el día más corto del ciclo anual.
Un dato adicional interesante: poco después del solsticio, ya en los primeros días de enero, la Tierra alcanza el perihelio, el punto en su órbita en el que se encuentra más cerca del Sol. Aunque este acercamiento influye muy poco en el clima –ya que las estaciones dependen principalmente de la inclinación del eje terrestre y no de la distancia al Sol–, es un recordatorio de la complejidad del movimiento planetario que regula nuestro ciclo estacional.
Para muchas culturas antiguas, incluidos los mayas, la llegada del invierno representaba un momento simbólico de reflexión comunitaria y espiritual, ligado a la renovación de la vida y de los ciclos agrícolas.
Aunque hoy la sociedad moderna mide estas fechas con relojes y calendarios, el significado profundo de luz y oscuridad continúa resonando en celebraciones, tradiciones y observaciones del cielo que aún unen ciencia, historia y cultura en Yucatán.