
Con un largo historial delictivo, incluso antes de cumplir la mayoría de edad, Mario Alberto Sulú Canché, alías el "matachavitas", daba pistas del oscuro personaje en el que se convertiría. Se le acusó de hostigamiento, acoso sexual, intento de violación y asalto a mano armada.
Sin embargo, el asesino en serie, llevaría su actividad delincuencial a otro nivel cuando en junio de 2007, ultimó a Alma Canul, quien fue su primera víctima. Sulú Canché abordaba a las mujeres con el pretexto de darles trabajo, y posteriormente las hacía entrar en su automóvil.
Se dirigía a puntos apartados, en donde intentaba convencerlas de tener intimidad. Al negarse, Mario se tornaba violento, las amenazaba y las violaba. Por temor a ser denunciado, las asesinaba y se deshacía de ellas, ya sea arrojándolas al mar o enterrándolas.
En 2008, el feminicida terminó con la vida de dos jóvenes más: Leydi Pech y Guadalupe de los Ángeles. Más tarde, los errores cometidos en cada caso, la presencia de testigos y otros factores, condujeron a su arresto.
El fin del matachavitas
Mario Alberto Sulú Canché, fue detenido en agosto del 2008, luego de ser identificado como la última persona con la que se vio a Alma Canul con vida. Confesó haber cometido los otros dos asesinatos y se le condenó a 40 años de prisión.
A pesar de que poco tiempo después se retractó de ser culpable de los feminicidios de Leydi y Guadalupe, no logró comprobar su inocencia, ya que la mañana del 30 de agosto del 2008, se le encontró muerto en su celda, luego de haber cometido suicidio.