
En Yaxcabá, lugar en donde abundan las tradiciones ancestrales, algunos habitantes mantienen vivas las leyendas que contaban sus abuelos. Entre estas, destaca una en especial, la del Huay Coot.
Se cuenta que hace varios años, en el municipio, sitio que se cree es tierra de brujos, residía un hombre, una persona acaudala, propietaria de un comercio en el que podían encontrarse todo tipo de productos.
De acuerdo con testimonios, en caso de que las personas no encontraran lo que buscaban, el propietario les solicitaba que volvieran al día siguiente. Sin embargo, los residentes nunca podían observar carretas que llegaran a surtir la tienda, lo que comenzó a parecerles extraño.
En su afán por descubrir el misterio del comerciante, algunos esperaron hasta avanzadas horas de la noche, pero nunca lograron atestiguar la llegada de algún transporte cargado de mercancías.
En cambio, solo lograban escuchar los fuertes aleteos de un enorme pájaro que no podían divisar debido a la profunda oscuridad que reinaba en el ambiente. A partir de ese momento los habitantes sospecharon que el adinerado señor era en realidad un brujo.
El brujo Huay Coot
Invadidos por un gran temor, los ciudadanos comenzaron a rodear la casa, buscando ingresar para resolver al misterio. Acusaban a aquel hombre de convertirse en una bestia alada descomunal, lo que le permitía traer mercancías de otros sitios.
Los inconformes buscaban acceder a como diera lugar a la propiedad, pero la esposa del comerciante y algunos trabajadores intentaban evitarlo. Cuando la turba enardecida logró acceder a la vivienda, descubrieron que el señor se había quitado la vida.
La presencia permanece
Luego del suceso, la familia abandonó la propiedad, y así, con el paso del tiempo, el lugar adquirió el nombre de la casa del Huay Coot. Hay quien asegura que en la actualidad, durante las noches más oscuras, aún puede escucharse el inquietante sonido de las alas, además de que se dice, en esa construcción ocurren cosas extrañas.