
Durante la primera quincena de junio, Yucatán registró una inflación anual de 4.19 por ciento, una de las diez más bajas del país, según el más reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Si bien esta cifra representa un alivio frente a la media nacional del 4.51%, el costo de vida en la entidad —especialmente en Mérida— sigue siendo una preocupación para miles de familias.
El reporte del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) indicó una variación quincenal del 0.41% en el estado, impulsada principalmente por la reducción de precios en productos frescos, lo que representó un respiro para las amas de casa y consumidores cotidianos.
Entre los productos con mayores descensos destacan el chayote, con una caída de 60.12%; el chile serrano, que bajó 43.50%; y la calabacita, con una reducción del 28.41% en su precio. Esta baja en alimentos de consumo diario permitió a muchas familias yucatecas estirar mejor su gasto en mercados y tianguis.
Moderada en papel
Aunque sectores como el transporte (con un aumento de solo 2.04%), alimentos y bebidas (3.33%) y ropa y calzado (4.16%) han mostrado incrementos moderados, no logran compensar el impacto de los gastos en servicios, renta y bienes duraderos.
Lo que viene: señales de alerta
El Inegi advirtió que el segundo semestre del año podría ser más desafiante, debido a factores externos que escapan al control local.
Las tensiones geopolíticas internacionales, la inestabilidad de los mercados y las disrupciones logísticas podrían provocar un encarecimiento de productos importados, especialmente herramientas, componentes tecnológicos y maquinaria esencial para sectores como la industria, la construcción y el transporte.
“Lo que baja en la canasta básica se compensa con aumentos en otros sectores que no vemos a simple vista, pero que terminan por vaciar la cartera”, señaló un analista del Colegio de Economistas de Yucatán.