CAMPECHE, Cam., 21 de octubre.- Ante la mortandad de abejas vinculada con el uso de agroquímicos en la agricultura intensiva de Hopelchén, investigadores y autoridades (sanitarias y agropecuaria) reconocieron la necesidad de crear legislaciones específicas, sobre todo, cuando se pone en riesgo la apicultura y el equilibrio ecológico.
Al respecto, la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) adelantó que se está trabajando en la elaboración de una ley de sanidad para regular la aplicación de agroquímicos, la cual contendría las sanciones a aplicar a quien no acate las disposiciones.
Tanto investigadores como autoridades reconocen que el uso indiscriminado de plaguicidas en la agricultura intensiva genera afectaciones a otras actividades agropecuarias, entre ellas a la apicultura tradicional. Al día de hoy, hay elementos para presumir que el uso de los químicos agrícolas está relacionada con la mortandad de abejas y la disminución de la productividad en los apiarios, sin embargo, nadie quiere asumir responsabilidades.
La Universidad Autónoma de Campeche albergó recientemente un foro apícola en el que los productores volvieron a insistir sobre el tema, ante la difusión que se tuvo de la muerte de abejas en José María Morelos, en Quintana Roo, situación que los apicultores de dicha entidad atribuyeron al uso de dichas sustancias.
¡Los productores locales denunciaron que han expuesto casos similares en Campeche, sin que haya atención de la Fiscalía General del Estado o de las dependencias vinculadas con el sector agropecuario. Otros expresaron que no han interpuesto querella alguna, ya que no confían en la autoridad.
La situación de los afectados
El apicultor Gustavo Huchín Cahuich, de Bolonchén de Rejón, expuso que, en el año 2012, en Ich Ek se registró na importante mortandad de abejas y en el 2014 volvió a ocurrir. El dice haber perdido 20 colonias.
Recordó que en Suc Tuc, en el 2012 se perdieron entre mil 400 y mil 500 colmenas, pero a nadie se le responsabilizó de ello.
Actualmente no se tiene conocimiento de más muertes y considera que se debe a que “las fumigaciones ya concluyeron, pues la soya se encuentra en etapa de maduración para iniciar la cosecha.
“El caso es que en los meses de junio, julio y agosto, que son los meses de fumigación contra las plagas que le caen a la soya, sorgo o al maíz, es cuando se registra el problema de mortandad de las melíferas”.
Además, subrayó que los productos que matan a las abejas son “los que contienen neonicotinoides o finopril, dos químicos que son letales para estos insectos”.
Denunció que las autoridades argumentan que no hay permisos para fumigaciones ni para aterrizajes de aeronaves, pero que es otra cosa lo que se puede observar en Hopelchén, en donde en forma regular se observa el uso de avionetas fumigadoras.
Otro apicultor afectado es Jorge Pech Martín, de la población de Ich Ek, ya que en junio de 2017 perdió 25 colonias.
“No se pudo hacer gran cosa porque nos pedían pruebas. Nos pedían análisis de laboratorios que son costosos y que no se pueden realizar en Campeche, sino en Monterrey y eso no lo puede pagar un apicultor”, apuntó.
Relató que en el 2017 fue al Ministerio Público pero le dijeron “que no contaban con un perito”, además de que las autoridades judiciales no lo ven como un problema, ya que para ellos “no es un delito matar abejas”.
Agregó que puso la demanda y solicitó que por lo menos se realice una visita al lugar, sin embargo pese a que esperó al personal de la Fiscalía General estos “nunca llegaron y entonces todo quedó ahí”.
Lamentó que Campeche “a diferencia de Yucatán y Quintana Roo, que cuentan con una ley que protege a la apicultura, en Campeche parece que no les interesa esta actividad, a pesar de que la miel genera un importante ingreso de divisas para el Estado.
Pech Martín aprovechó para manifestar que por si fuera poco, el representante de Miel y Cera de Campeche, José Luis Flores González, ni siquiera se da por enterado de los problemas que enfrenta la apicultura.
Agregó que han hecho lo posible para que el Ministerio Público, autoridad que puede dar fe pública, acuda a la región cuando se están realizando las fumigaciones, pero nunca se les ha hecho caso.
Respecto a los cultivos ubicados cerca de los apiarios, detalló que éstos son de “maíz, sorgo y soya” y se sabe que son tratados con agroquímicos, cuyo uso posiblemente está prohibido.
También en Crucero San Luis
Expresó que en el poblado Crucero San Luis, también se registró una situación similar, pero los afectados tampoco interpusieron denuncia alguna, mientras que en el caso de Suc Tuc se procedió a negociar con el dueño de la plantación y se acordó una indemnización.
Sin embargo es muy difícil que en Campeche se cubra o pague el daño que la agricultura intensiva genera a los apicultores, ya que existe un acuerdo evidente entre los agroempresarios, y las autoridades están de acuerdo. Un indicador de ello es que (se supone) no están autorizadas las fumigaciones aéreas, pero en la zona hay toda una flotilla de avionetas que son usadas en dicha actividad.
Calificó como un desorden, ya que no hay ley para frenar esto, pero ciclo tras ciclo se continúa contaminando el agua y se genera la mortandad de abejas y otros insectos que son importantes para mantener un equilibrio en el ecosistema.
Faltan estudios de plaguicidas en el país
Entrevistado al respecto, el Investigador del Colegio de la Frontera Sur Chiapas, Remy Vandane, declaró que en la Península de Yucatán no se han realizado estudios sobre el uso de plaguicidas y el daño que pudieran causar a insectos polinizadores como las abejas, aunque reconoció que sí conocen de las denuncias que al respecto han realizado los apicultores.
“No conozco de estudios aquí en la Península, pero si los hay a nivel nacional. A nivel internacional existen muchos trabajos en donde se ha concluido que al menos un plaguicida (usado en la agricultura intensiva) sí genera un daño a las abejas. Si ocurrió en otro país, lo mismo estaría pasando aquí”, planteó.
Precisó que si se tiene mucha información del efecto negativo del finopril: “Es muy conocido el daño que hace el fipronil en las abejas”.
Explicó que el finopril es un pesticida y se usa de manera particular en el cultivo de chile, mientras que el glifosato es usado para eliminar la maleza.
Reveló que ya se tienen “varios trabajos sobre los efectos del glifosato en las abejas, efectos muy pequeños nunca va a haber muerte de abejas después de la aplicación de glifosato, pero parece que si afecta en particular la flora, las bacterias del intestino de los insectos, su capacidad de orientación y su desarrollo”.
Manifestó que esto es más complicado porque no puedes ver el daño al no ser un efecto directo, por lo que no lo detectas si las abejas se mueren, se vuelven medio lentas o las colmenas no se desarrollan”.
Otros factores, como la falta alimento se combinan con el tema de los agroquímicos, de tal forma que el apicultor no reconoce la causa de la mortandad, por el efecto sub-letal del mismo, ya que los insectos no mueren de forma inmediata.
De los estudios a efectuar, aseveró que “cualquier institución académica lo puede hacer”, sobre todo cuando “la responsabilidad en un momento dado es del Estado, de la SAGARPA, SENASICA o SEMARNAT quienes “deberían de solicitar esos estudios”.
Propuso que el estudio “lo puede hacer la Universidad Autónoma de Campeche, la de Yucatán e incluso el Ecosur, aunque las instituciones que tienen grupos especializados en la ecología de las abejas son la UADY y el Ecosur.
Expresó que además del caso de Quintana Roo, en el municipio José María Morelos, también desde finales de agosto se registraron “varios casos de intoxicación por finopril en Yucatán”, además de los reportados en Coahuila, en Jalisco e incluso en otros países.
Añadió que desde hace 30 o 40 años “los apicultores en todo el mundo están denunciado muertes de abejas por el uso indiscriminado de plaguicidas, entonces el problema no es nuevo, pues lo que ocurre es que en Campeche apenas se está dando el fenómeno.
Detalló que hace “cinco años, en Campeche hubo un caso en el que se detectó una mortandad inusual en mil 500 colonias de abejas, pero no se le dio mayor atención, salvo el que le dieron los medios al tema cuando fue denunciado por los campesinos.
Con rastros de agroquímicos en apiarios
En el estudio que hizo la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, a solicitud de la SENASICA, se encontró —al menos en la cera-, un ocho por ciento de residuos de sustancias tóxicas y en algunas zonas este porcentaje se elevó hasta un 20 por ciento, reveló el investigador Ricardo Anguiano Báez.
Al responder al Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía, plantea que se requiere una ley para regular la relación entre los apicultores y los agricultores para evitar que la fumigación afecte en mayor medida a las colmenas.
Los agricultores no avisan adecuadamente para que los productores apícolas puedan retirar las colmenas o cerrar la entrada de las cajas de las abejas en los periodos de fumigación para que no se vean expuestas o también buscar planteamientos alternativos entre los cultivos para que se utilicen sustancias naturales que no afecten a las colonias.
“Legalmente es quizás donde tenemos el vacío más importante”, apuntó.
Además de las posturas intransigentes, al considerar un agricultor que “estoy en mi terreno, estoy en mi lugar y estoy haciendo mi actividad”, básicamente consideran como intrusas a las abejas, pero las abejas tienen su aportación en el nivel ecológico”, por lo que se tiene que proponer también una regulación o una relación mucho más estable entre los agricultores y apicultores”.
Del estudio considera que hay que dar los siguientes pasos, sobre todo por parte de las instituciones que deben estar involucradas, para poder hablar con certeza respecto a la salud que guarda la apicultura en Campeche, en las diferentes regiones apícolas.
Agregó que los pesticidas, es solamente uno de los factores que afectan a la apicultura y a los insectos polinizadores en general, pero que la realidad de una región varía respecto a otra, ya que otros aspectos que intervienen es el clima.
“Haría falta mucha información, lo que se necesita hacer es una radiografía nacional generada de forma aleatoria”, apuntó.
SDR elabora Ley Apícola
El Subsecretario de Sanidad e Inocuidad de la Secretaría de Desarrollo Rural, Carlos Francisco Castellot Cárdenas, reconoció que “el uso de plaguicidas a veces sí afecta a las poblaciones de abejas; tal vez aquí lo que ha faltado es más coordinación entre los productores apícolas y los agricultores”.
“El uso desmedido que a veces que se tiene de los insecticidas o pesticidas en las plantas, ya que al hacerlo de manera errónea en aviones, el aire también disemina mucho el producto”, acepta.
Por lo tanto “los apiarios que están cerca a las áreas de cultivo son dañados. Eso lo sabemos, por lo que lo más recomendable es que tanto los productores agrícolas como los apicultores tengan el conocimiento incluso cuando se van a hacer las aplicaciones de insecticidas”.
Ante estas condiciones, reveló: “Estamos tratando de regular algo a través de una Ley de Coordinación de Sanidades que ahorita está en proceso y será sometida a consideración del Congreso del Estado para poder regular un poquito el uso de plaguicidas, porque sí afecta.
La Secretaría de Desarrollo Rural es la que promueve la iniciativa ya que queremos regular un poquito lo que hay, hay mucho producto que se usa incluso que no están ni siquiera autorizados por la Secretaría de Agricultura y no hay un control adecuado ni la sensibilización con los productores para evitar el uso desmedido del producto (agroquímico)”, expuso.
También expresó que la ley debe contemplar sanciones para quien no cumpla con la normatividad. “Al que no cumpla debe tener sanciones. Primera serán administrativas y las otras serán económicas, para que pueda surtir efecto”, señaló.
Manifiesta que los productores, a través de las organizaciones apícolas, han expuesto sus quejas de las afectaciones por fumigaciones por agroquímicos o mediante las denuncias en la prensa, sin embargo, también lamenta que no hay ningún estudio que te determine si un 10 o un 15 por ciento de los daños en los apiarios es por sustancias químicas.
Resalta que a nivel peninsular no se permite el uso de sustancias como la bactatrina, insecticida para el combate de plagas en la agricultura, pero que en Campeche, Yucatán y Quintana Roo se logró que la SENASICA prohibiera el uso de esta sustancia en toda la Península.
“Tenemos que cuidar la apicultura, ya que Campeche sigue siendo uno de los bastiones a nivel nacional de producción de miel, entonces es importante mantenerla ahí”, finalizó.
En Campeche 9 especies de abejas
El investigador del Colegio de la Frontera Sur, sede Campeche, Pablo Hernández Bahena, informó que a nivel mundial es un serio problema el uso de sustancias tóxicas pera la apicultura, ya que de las 20 mil especies de abejas se dice “que cada vez se está reduciendo está cantidad de especies”.
También reconoció que “efectivamente, uno de los principales problemas que tiene la apicultura tradicional como es la meliponicultura, es el exceso de agroquímicos que se están aplicando en zonas agrícolas convencionales”.
Aunque destacó que “en el caso de la Reserva de la Biosfera de los Petenes y las comunidades aledañas a la misma, el uso de pesticidas y herbicidas es muy poco, dado que las condiciones edafológicas que permanecen en la región n
Entonces el sistema de milpa que desarrollan los agricultores es básicamente para el autoabasto”, apuntó.
Caso contrario señala en la siembra del cultivo de soya “y que esto está afectando de alguna manera a grupos de apicultores que están en el municipio y las comunidades de Hopelchén”.
Aunque expresa que “este es un tema muy amplio en donde hay todavía una discusión en cómo se va a abordar la parte está de la contaminación del polen en la apicultura para la producción de miel de apis melifera básicamente”.
De las especies de abejas en Campeche detalla “que están reporteadas a nivel nacional 46 especies en toda la República Mexicana, para la parte de la Península de Yucatán contamos con 19 especies.
En el caso de Campeche precisa que “aquí ya hemos identificado nueve de las 19 especies que están documentadas para la Península de Yucatán. De las cuales en el Colegio de la Frontera Sur contamos con las nueve, pero dado las características de la especie, algunas no pudieron adaptarse, pero actualmente en nuestro medio el meliponario amousecaab, que tenemos en Ecosur contamos con tres especies que están adaptadas, incluyendo la melipona Beechii o Kool eb ´ Kaab.
(Redacción POR ESTO!)