Campeche

Pomuchenses acuden a su cita con sus difuntos

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POMUCH, Hecelchakán, Cam., 28 de octubre.- Algunos dicen que es una tradición que se remonta a la época prehispánica y otros que mucho más reciente. La realidad es que eso es algo secundario para los habitantes de Pomuch, para quienes el rito de la limpieza de los huesos tiene su origen en la creencia de que no se deben quemar o destruir los huesos de los difuntos, ya que de otra forma no podrían atender el llamado de Dios, el Día del Juicio Final.

Para lo que a los ojos de algunos podría ser un espectáculo tétrico, para los habitantes celebrar y honrar a sus muertos limpiando sus restos óseos es una de sus más importantes tradiciones. Entonces, la celebración a los difuntos, se convierte en la ocasión para recordar y rememorar los momentos que se vivieron a lado de los familiares que se nos adelantaron en el camino de la vida.

Una vez que se comprende el motivo y significado del rito, entonces uno cae en cuenta que la forma en que los pobladores celebran a sus muertos, también es una forma de agradecer a la vida.

Como cada año y en la víspera de las festividades en honor a los Fieles Difuntos, los ciudadanos se dan cita en el Cementerio Municipal para dar limpieza a las osamentas de sus familiares fallecidos. Tras ser delicadamente limpiados, los huesos son colocados sobre una manta bordada, en sus osarios, en donde esperarán un año para ser nuevamente visitados.

Debido a la saturación del cementerio los habitantes han creado espacios familiares, en donde confinan los restos óseos de sus parientes. Las criptas y osarios son conservados y decorados, según la capacidad económica y dedicación de las familias.

Osario común

Entre los centenares de tumbas, destaca una en particular. El hijo de un ex sepulturero cuenta que esa es una fosa común pues hay gente que se cambió de religión y no sigue con la tradición. Hay otros a los que sus familiares ya no los quisieron y fueron echados al olvido.

Sin embargo, se sabe que una funcionaria piadosa ordenó limpiar y ampliar el conjunto de nichos a donde van a parar los “olvidados” y les dio cabida a todos los que no tenían un “hogar”. De la conservación de este osario comunal se encarga la presidencia de la junta y algunos buenos samaritanos.

Una parroquiana comenta mientras hace que limpien los restos de su familia que en su tumba hay dos inquilinos “invasores” pues de pronto, poco antes del día de los finados hace unos años, apareció una caja con dos cuerpos. Hasta la fecha no sabe de quiénes eran.

La mujer supone que alguien se fue del pueblo y los dejó “encomendados” en la tumba de su familia, comenta que el año pasado le hicieron doble un mantelito así que se los prestó, pero este año no hay dinero para hacerles así que será más adelante que les limpien y cambien a ellos.

Para el día primero se espera la visita de mucha gente, incluso turistas y el paseo de las ánimas incluye una veintena de altares a lo largo de la calle 12 (principal) hasta llegar al parque principal, donde se hace una romería y se regala pibilpollo a los asistentes, como se ha impulsado desde hace unos cinco años.

(Texto y fotos Lucio Blanco)