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Campeche

El mundo virtual de Eliseo y 'Alito”

CAMPECHE, Cam., 6 de diciembre.- El choque mediático entre la legisladora Biby Keren Rabelo de la Torre y Luis Armando Mendoza Leciano es un claro ejemplo del uso irresponsable de las redes sociales, en este caso en específico del Facebook, donde ha proliferado una especie de pseudoperiodismo, subvencionado con recursos públicos.

Desde su nacimiento, el periodismo y los medios tecnológicos de los que depende la empresa periodística no han dejado de evolucionar; el cambio ha sido constante. En la actualidad, pocos o quizá ya ningún medio escrito, televisivo o de radiodifusión carece de una versión para Internet. Por otra parte, la red de redes ha favorecido el surgimiento de infinidad de iniciativas y proyectos periodísticos, fenómeno que la mayoría de quienes laboramos en el ramo de la comunicación consideramos como algo positivo.

Sin embargo, también es cierto que este –relativamente- nuevo espacio de libertad de expresión propicia y es campo fértil para el ejercicio del seudoperiodismo, ése que no tienen como propósito informar, sino causar daño y responde casi siempre a intereses muy particulares y muchas veces insanos.

El caso que involucra a la legisladora del Partido Acción Nacional (PAN) y al presunto empleado del Gobierno del Estado (se afirma que es colaborador del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Campeche) y comunicador Luis Armando Mendoza Leciano, también expone la manera irresponsable en que muchos grupos políticos enfrentados están usando el Internet, en particular las redes sociales, para distraer, desinformar o para crear una realidad virtual o ficticia respecto al verdadero desempeño del gobierno. Asimismo, con efecto casi siempre de distractor, usan la red para dirimir sus diferencias.

De ninguna manera se trata de descalificar a todos los que usan un perfil de Facebook, página o sitio web para hacer periodismo, pues también debe reconocer que en Campeche hay auténticos medios de comunicación en línea, aunque desgraciadamente son los más marginados en materia de publicidad gubernamental y privada.

También debemos separar la opinión emitida en la red por el ciudadano común, que usa la red para sacar sus frustraciones, gritarle sus verdades al gobierno e incluso usar este medio como mecanismo de venganza, de quien usa este medio tecnológico con conocimiento de causa y con propósitos específicos y negativos.

Los medios en línea son relativamente una innovación y seguramente, a través del tiempo, se generará una depuración y los usuarios aprenderán a separar lo que es en realidad periodismo e información útil de lo que es basura y seudoperiodismo.

El caso de la legisladora y el comunicador llegó a la tribuna del Congreso del Estado, el día que ingresó la Ley de Presupuesto de Ingresos del Estado de Campeche para el año 2019, sin embargo, nadie se ocupó de lo que en realidad es trascendente para el pueblo campechano, pues legisladores, medios de comunicación y población en general se distrajeron con el asunto del “nalguicidio”, como muchos bautizaron este pleito mediático.

Ese día, jueves 29 de noviembre, los legisladores que usaron la tribuna del Poder Legislativo, espacio prácticamente inaccesible para el pueblo raso, lo hicieron para abordar un tema mediático y bochornoso, que fue propiciado por dos grupos políticos en pugna.

El recinto legislativo, el salario de los legisladores, asesores, personal de apoyo, en fin, todo eso que debe ser usado para la actuación pública de quienes conforman el Poder Legislativo, cuesta una fortuna a los campechanos. A saber, durante el 2018 ese poder gozó de un presupuesto de 229 millones 457 mil 296 pesos, mucho más de lo que pretende ingresar a sus arcas el próximo año el municipio de Palizada (poco más de 144 millones de pesos).

Se ha dicho que actualmente, cada diputado nos cuesta más de 80 mil pesos mensuales (antes ganaban un poco más, como 120 mil pesos), un salario bastante decoroso si lo comparamos con el ingreso promedio, no de un trabajador, sino de una familia campechana.

Al legislador se le paga una remuneración generosa para que dediquen su tiempo a atender asuntos de gran trascendencia para el pueblo campechano, para que sirvan y actúen en pro de quienes los eligieron.

Seguramente, quienes no alcanzan a vislumbrar el fondo del caso abordado, afirmarán que éste no es un tema menor, sino un flagrante y vil ataque de un sujeto misógino hacia una mujer. Desde luego, bajo cualquier circunstancia, es inaceptable y reprobable hacer escarnio del prójimo, pero sobredimensionar la consecuencia de una situación que fue incentivada en forma irresponsable por actores políticos en confrontación, también es bastante discutible.

Los confrontados

En la capital campechana hay dos grupos enfrentados, pero que tienen el mismo origen, la misma raíz y los mismos propósitos: El que representa el Gobernador del Estado, Alejandro Moreno Cárdenas, y el que lidera el alcalde Eliseo Fernández Montúfar.

Ambos políticos jóvenes y exitosos (dicho esto el contexto en que se ha ejercido la política hasta el día de hoy); Fernández y Moreno también son personajes protagonistas en estos tiempos del auge y popularización de los medios en línea y las redes sociales, herramientas tecnológicas de las que han procurado sacar provecho.

Sabedores del poder relativo y virtual de la red de redes y la tecnología, se han encargado de diseñar una estrategia comunicación en redes sociales y páginas web y han hecho uso intensivo de éstas, menospreciando incluso a las verdaderas ofertas periodísticas.

Mundo virtual

Cada paso, cada acto público que sea conveniente divulgar, es colocado en la red por los operadores de estos políticos. En forma inmediata, surgen los comentarios positivos, halagos y frases de apoyo que a veces rebasan lo inaudito y atormentan la razón de quienes los leen.

Desde luego, también asoman las críticas, hechas casi siempre desde el anonimato. Se trata del contrataque del enemigo, que también posee su ejército de sicarios virtuales y estrategias para descalificar al contrario.

Tiene lugar entonces un “debate” que la mayoría de las veces es insulso, carente de sentido y, cuando se agotan los argumentos estúpidos, entonces aparece el lenguaje soez, el insulto. No importa la trascendencia o importancia del tema primario. El que profiera la frase más insolente o altisonante será el ganador.

Desde luego, los encargados de estas estrategias desinformadoras saben que miles observan el espectáculo desde su teléfono celular o su PC. Finalmente, los “diálogos” u opiniones se depuran y ambas partes inclinan la balanza a favor de su favor. Esa es la realidad, estos grupos en pugna tienen un aparato que se dedica en forma específica para generar todo el espectáculo.

Existen varios frentes y tareas: Los que generan el texto, comentario o situación original; los encargados de hacer los comentarios positivos, loas, etc. y repeler el fuego enemigo y los que se encargan de la información se disemine en la red y luego realizar la labor de limpieza.

La tropa, como suele ocurrir, está conformada por jóvenes estudiantes y empleados menores a quienes se les incentiva con un pago marginal, pero los encargados de realizar el trabajo especializado reciben remuneraciones que van desde 30 hasta 90 mil pesos mensuales. Todo sale del erario. El show virtual lo paga el pueblo.

Perfiles análogos

Fernández y Moreno tienen muchas coincidencias: Quieren el poder, son arrogantes, les gustan los reflectores y el halago frívolo de la prensa de pluma fácil. También, ambos detestan la crítica y son intolerantes con todo el que suele señalarles sus errores.

Ambos han creado su propio mundo virtual, sus zonas de ficción, donde publican sus “grandes logros” y tienen la potestad de actuar a sus anchas; donde pueden protagonizar batallas en las que ambos pueden proclamarse triunfadores.

Otro aspecto del que debe estar enterado el pueblo campechano es que todo este entorno virtual que han creado estos políticos tiene un enorme costo económico, sufragado por los ciudadanos. Lo que es peor, los gobernantes que hacen un uso irresponsable de estas nuevas herramientas de divulgación incluso las están usando para saquear el erario, mediante la creación de supuestos medios en líneas.

Existe constancia de que nuestro Gobernador ha estado gastando más de 1.5 millones de pesos, diariamente, en los rubros de publicidad y comunicación social. Gran parte de ese dinero ha sido destinado al pago de espacios seudoperiodísticos y “textoservidores”.

Situación gravísima

Sin embargo, la sujeción del asunto público a lo mediático - virtual, puede conllevar a un desastre. Son innumerables los ejemplos que confirman que el uso irresponsable del Internet y las redes sociales pueden tener consecuencias catastróficas. Muchos son los que mueren tras o por la divulgación de un comentario desafortunado en la red.

Muchos delincuentes y desadaptados sociales usan la Internet y las redes sociales para la comisión de delitos. Incluso, este espacio libre y democrático para el ejercicio del derecho a la libre expresión es usado para distraer y desestabilizar a comunidades enteras.

Políticos irresponsables

En el caso campechano, los grupos políticos en conflicto actúan en forma irresponsable, ya que están tomando decisiones en base a asuntos que se están dando en un mundo virtual y que ellos mismos propician. Pero lo más grave es que también están tomando decisiones de gobierno en base al número de “likes”, obtenidos espacios virtuales que ellos mismos crean y financian.

Los despropósitos desinformadores y de control de medios, los gobernantes ya desequilibraron la verdadera labor informativa. Con el presupuesto inclinan la balanza hacia donde más les conviene. Cada quien construye su realidad. Su política - ficción.

Desatendiendo asuntos realmente importantes y reales, los confrontados tampoco han tenido reparo en trasladar su enfrentamiento y frivolidades hasta la tribuna de instituciones de propósito noble como la Fiscalía General del Estado y el Congreso, distrayendo la atención ciudadana, recursos humanos y materiales.

Seguramente en algunos años o lustros, en Campeche, el periodismo se ejercerá principalmente en los espacios que ofrece el Internet, sin embargo, también es una realidad que, hasta el día de hoy, los espacios periodísticos que más se apegan a los principios y normas periodísticas, siguen siendo los convencionales: Diario, Radio, Televisión y es en éstos donde se sigue validando la información que es realmente de interés general.

Fomentar el seudoperiodismo en la Internet, podría tener graves consecuencias para los gobernantes. El caso de la legisladora y el comunicador –y muchos otros que han pasado desapercibidos- hasta el momento sólo ha sido un espectáculo mediático, que nos debe llevar a razonar que estos pleitos virtuales, fomentados por nuestros gobernantes y nuestro dinero, pueden tener resultados catastróficos.

(Joaquín Vargas)

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