El día después de la navidad, la ciudad lució vacía, sin ruido de automotores, sin actividad comercial ni transporte urbano al menos antes del mediodía, donde solo unos cuantos ciudadanos salieron a caminar y apreciar las céntricas calles de la ciudad.
Sólo son dos veces al año en que la ciudad se paraliza en su totalidad, el 25 de diciembre y el uno de enero, y poco a poco recobra su bullicio después de las 12 horas, incluso algunos transportes urbanos comienzan a circular.
Para los visitantes, resultó un poco extraño ver las solitarias calles del Centro Histórico, que al ser en su mayoría locales comerciales no se aprecia ni un automóvil estacionado, lo que contrasta con las colonias populares, donde los ruidos de la música y el bullicio del festejo del día anterior continúa, aprovechando el día de asueto.
Los centros comerciales, restaurantes, permanecieron todos cerradas, aunada de las oficinas gubernamentales e instituciones bancarias, salvo las tiendas de autoservicio las 24 horas y las salas de urgencias de los centros médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social y del Instituto de Seguridad y Servicio Social para los Trabajadores del Estado.
También permanecieron activos las corporaciones policiacas, la delegación de la Cruz Roja, así como personal operativo de la Secretaría de Protección Civil y el cuerpo de bomberos, quienes continuaron con la atención a la población en caso de auxilios.
Durante la noche de acuerdo al reporte de la Secretaría de Seguridad Pública, se registraron tres incendios, dos de casa habitación por veladoras y un vehículo provocado por la pirotecnia.
(Nicolás Guzmán)