CAMPECHE, Cam., 7 de mayo.- Tras no recibir mantenimiento desde hace más de tres trienios, varios de los mercados periféricos están a punto del colapso o se muestran insalubres, situación que poco parece importarle a los recién llegados a la administración municipal, quienes ciertamente están más interesados en hacer campaña política que en hacer obra pública.
De hecho, en el caso del Ayuntamiento de Campeche sus titulares se han declarado prácticamente incompetentes y sin presupuesto. En casos más graves, como el del mercado de Lerma –éste no es considerado como mercado periférico, pero está dentro del área conurbada-, se ha tratado de cubrir con pintura los daños estructurales del vetusto edificio.
Otros establecimientos representativos del comercio popular de la capital campechana son el Mercado Ejidal, con 64 locales; el Solidaridad, con casi 40; el del Barrio de San Francisco, compuesto por más de 75 establecimientos; el de San Román, con 44, y el de Samulá, que cuenta con 59 mini-comercios, sin dejar de tomar en cuenta el de Ciudad Concordia, que cuenta con más de 115 espacios comerciales.
Todos estos edificios, sin distinción, presentan problemas en materia de mantenimiento. La insalubridad y el abandono de estos lugares que antes fueron emblema de la economía local ahora son más que evidentes.
Antes atraían a miles de compradores y por ello no se descuidaba su mantenimiento. Hoy los marchantes han disminuido y, tras finalizar el día, son refugio de indigentes y malvivientes.
Los mercados se mueren
“El comercio en pequeño sigue y seguirá existiendo, no sé, tal vez duremos uno o cinco años. Ya sobrevivimos a muchas circunstancias, ahora el proveedor mayorista es otro, ahora son los grandes supermercados que manejan el medio mayoreo y mayoreo, pero no es lo mismo, pues no es la misma calidad de los productos.
“La gente acude acá porque conoce el comerciante, al locatario; muchas veces a pedir fiado, y sí, se le da y pagan, pero la verdad es que es muy frustrante abrir a las 5 de la mañana y retirarse a las 4 de la tarde con apenas 150 ó 200 pesos en la bolsa.
“A veces lo que se da fiado es dos o tres veces mayor a lo que nos pagan en efectivo. Las personas que nos compran son familias que tienen la costumbre de abastecerse en el mercado y los otros, los que no pueden ir a los supermercados. Eso de la rentabilidad o la ganancia ya para mí es muy confuso”, declaró a POR ESTO! la señora Aurora Landeros, quien desde hace varios lustros administra un local en el Mercado de Concordia.
La locataria recuerda que hasta hace unos 15 años ellos tenían problemas con la enorme cantidad de vendedores ambulantes y los llamados “huacaleros”, que se asentaban en las inmediaciones del Mercado de Concordia, pero de pronto dejaron de llegar y con ello también los clientes.
“Antes pensábamos que los ambulantes y semifijos nos quitaban los clientes. Ahora que no están la situación es peor. El mercado solamente revive en épocas como Navidad, 10 de Mayo, Día de Reyes, pero la mayoría de la gente ya tiene otros hábitos de consumo”, consideró la locataria.
Visita al Mercado de Lerma
El Ayuntamiento de Campeche recientemente tomó la iniciativa de mejorar el aspecto del mercado de la comisaría de Lerma, lugar que continúa registrando una presencia regular de consumidores, pero que comenzaba a dar muestras graves de abandono y falta de mantenimiento.
En varias ocasiones, se registraron desprendimientos en los techos; mal funcionamiento del sistema de drenaje, así como deficiencias en materia del servicio de limpia.
Recelosos ante el abandono del que han sido objeto durante lustros, los locatarios de este mercado popular se muestran esquivos ante la presencia del reportero de POR ESTO!, pero al menos una de las locatarias suelta:
“No hicieron mucho, pero al menos el presidente Eliseo (Fernández Montúfar) mandó a pintar el mercado. También nos dijo que hay un programa para que se reactive nuestra economía. Por lo menos ese señor vino y vio cómo estamos, en cambio, muchos otros ni siquiera nos tomaron en cuenta”.
La locataria del mercado de Lerma seguramente hizo alusión a lo anunciado por la Dirección de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Campeche el 21 de marzo, sobre un plan de reactivación económica para el mercado lermero.
En esa ocasión se propuso realizar una reinauguración durante Semana Santa, a fin de incrementar su actividad económica y darle un enfoque de parador gastronómico con especialidad en pescados y mariscos, así como ofrecer sus productos a los ciudadanos de las zonas cercanas.
En esa ocasión se dijo también que la administración municipal realizaría labores de mantenimiento integral: pintura, plomería, electricidad, limpieza, luminarias internas y externas. Los trabajos incluso incluirían la reubicación de la Virgen del Mercado.
Tras las referidas acciones, los comerciantes recuperaron las esperanzas en las autoridades, pues, notaron que “si se le da vida a los mercados”, la gente acude y se genera economía.
Lo evidente NO se oculta
La gente ve a la prensa como entidad cómplice de los malos actos del desgobierno, por eso es difícil arrancarles ahora opiniones, pero aún sin que éstos opinen –en este caso particular el conglomerado que conforman los locatarios del mercado principal y los periféricos- es imposible ocultar que los centros de abasto popular están en condiciones degradantes.
Es lamentable, pero también es una realidad que estos sitios, donde todavía miles de campechanos adquieren sus alimentos, están caracterizados por la insalubridad y la inseguridad. Pero aún o a pesar de todo ello, todavía son fuente generadora de ingresos fiscales para el Gobierno.
Antes, lugares generadores de riqueza y prosperidad; en la actualidad, los mercados públicos y todos los formatos del denominado minicomercio enfrentan la decadencia y cada día se aproximan a la extinción, muy a pesar de que durante siglos o tal vez milenios han sido parte de nuestra identidad como nación, como país. El formato de comercio que formaba parte de nuestra identidad como mexicanos ha sucumbido ante el “Mall”, ante la cultura del consumismo.
(Wilgen Lara)