El 2025 fue un mal año para el cultivo de chigua y sus antecedentes datan en el precio de compra-venta de la chigua en los dos últimos años, que fue muy bajo y se desplomó de 80 pesos el kilo en 2022 a 33 pesos en 2024. La pérdida de cosecha por falta de lluvias provocó que en este año se sembrara menos superficie en la comunidad de Iturbide, ejido donde se habían sembrado más hectáreas desde el 2021.
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Lo anterior lo señaló en entrevista Fernando Catzín Aké, dirigente de la Asociación de Productores de Soya, Maíz, Sorgo y otros granos, quien dijo que tan solo en Iturbide y en campos de cultivo de menonitas de Nuevo Progreso, en el 2022 se habrían sembrado más de 500 hectáreas de chigua.
Recordó que en ese mismo año el 50% de la superficie sembrada de calabaza variedad chigua se perdió por falta de lluvias, provocando que fuera muy poca la cosecha y por su escasez el precio alcanzó en un principio los 80 pesos el kilo, aunque se mantuvo solo por dos semanas.
Luego el precio se desplomó hasta 42 pesos, y conforme avanzaba la cosecha de pepita, el precio de compra-venta terminó en 37 pesos el kilo.
En el 2023, pese a mantener casi la misma superficie de siembra, la cosecha fue regular y el precio osciló en 35 pesos.
En el 2024, la situación empeoró: se sembraron 380 hectáreas, unas 120 menos que el año anterior, y el precio descendió a entre 30 y 33 pesos el kilo, con cosecha regular también afectada por la falta de lluvias.
En el 2025, en el ejido de Iturbide se sembraron solo 300 hectáreas, y quienes cosecharon tuvieron problemas para comercializar su producto, pues los coyotes impusieron un precio fijo de 33 pesos el kilo.
En los últimos tres años el precio de la chigua no ha mejorado y cada vez se siembra menos superficie, siendo el bajo precio de compra-venta el principal factor.
Los productores han optado por sembrar maíz o soya, ya que la calabaza es más vulnerable a la escasez de agua.
