
Los incendios no cederán mientras los labriegos sigan quemando sus terrenos para sembrar, aunado a la falta de lluvias, lo que pone en riesgo el poco monte que queda, como sucedió en el kilómetro 68 de la carretera federal Campeche-Mérida, donde elementos de Protección Civil no pudieron ingresar con el carro-cisterna por el difícil acceso del camino, advirtió el ejidatario Luis Felipe Ku Chan.
El campesino comentó que las quemas forestales agarran fuerza cuando quien las inicia no toma precauciones, lo que a veces causa temor al aproximarse hacia zonas pobladas. “Al parecer nadie solicitó ayuda para apagar el fuego, pues en estos casos se llama a los brigadistas de la Promotora para el Desarrollo Forestal (antes Conafor) con apoyo de la Comisaría del lugar”, dijo en referencia al último incendio.
Explicó que muchas veces, cuando se salen de control las llamas, es porque en los zacatales hay basura que arroja la gente, lo que aviva el fuego.
Protección Civil, dijo, cuida que no se dañe la Biósfera de los Petenes, área vigilada por la Guardia Nacional y la policía de Hecelchakán, quienes en días pasados recorrieron desde Sodzil en Cacab hasta Isla de Jaina, donde cazadores furtivos cortan madera y causan incendios, a pesar de que esta doble actividad está prohibida.
Luis Felipe señaló que las quemas se propician en su mayoría a orillas de la carretera, donde ya hay terrenos arrasados por el fuego que no se podrán recuperar, y mientras no lleguen las lluvias de temporada, la situación continuará, perdiéndose muchos años de esfuerzo porque algunos no tienen limpios sus predios o provocan incendios para sembrar.
JGH