
En lo profundo de las selvas tropicales de la Península de Yucatán habita una de las aves más emblemáticas y menos conocidas de la región: el hocofaisán o kambul (Crax rubra), una especie terrestre que no solo embellece el entorno con su presencia, sino que también cumple un papel crucial en el equilibrio ecológico del ecosistema maya.

Noticia Destacada
Avistan familia de tucanes en zona urbana de Champotón; especie protegida corre peligro
¿Qué significa Kambul?
En lengua maya, "kambul" hace referencia a esta especie de ave, caracterizada por su imponente presencia y su estrecha relación con los ecosistemas selváticos. Su nombre es utilizado por las comunidades locales para identificar al hocofaisán, una especie clave en el mantenimiento de la biodiversidad.
Un centinela del jaguar

Aunque su tamaño y plumaje llamativo lo hacen destacar, el hocofaisán es, ante todo, una especie que alerta a los habitantes del monte. Su avistamiento es considerado por las comunidades locales como una señal de que el jaguar, el felino más poderoso de América, podría andar cerca. Esta creencia no es casual: ambas especies comparten hábitats saludables y bien conservados, por lo que la presencia del hocofaisán es también un indicador de la buena salud de la selva.
¿Dónde vive el hocofaisán?
Esta especie tiene su hogar en las selvas tropicales del sureste de México, principalmente en Campeche, Yucatán y Quintana Roo, además de estar presente en la Isla de Cozumel. Su distribución se extiende por la vertiente atlántica desde Tamaulipas hasta el oeste de Colombia y Ecuador, pasando por Guatemala, Belice, Honduras y Panamá.
En México, su presencia está estrechamente ligada a ecosistemas selváticos bien conservados, especialmente en áreas con baja intervención humana.
Vida en el suelo
A diferencia de otras aves, el kambul es mayoritariamente terrestre. Aunque puede trepar árboles, realiza la mayor parte de sus actividades al nivel del suelo. Se alimenta de frutas como el zapote y el "tauch", dispersando semillas que ayudan a regenerar la selva, y contribuye al control de insectos.
Durante la temporada reproductiva, que va de febrero a julio, estas aves suelen verse en pareja y más adelante en pequeños grupos familiares. Las hembras ponen de dos a tres huevos, y su crianza es discreta pero esencial para la continuidad de la especie.
Color y presencia

Los machos pueden medir hasta 92 centímetros y pesar casi cinco kilos. Tienen un plumaje negro brillante, vientre blanco y una característica protuberancia amarilla sobre el pico, además de un copete de plumas rizadas. Las hembras son más pequeñas y presentan diversas variaciones de color, desde marrones rojizos hasta patrones barrados. Esta diferencia ha llevado a clasificarlas en tres morfotipos distintos, predominando el barrado en la Península de Yucatán.
Bajo amenaza
A pesar de su importancia ecológica y cultural, el hocofaisán se encuentra en peligro. Su carne es apreciada por algunas comunidades mayas y suele consumirse en celebraciones, lo que ha contribuido a su caza excesiva, tanto con fines alimenticios como ornamentales. Además, la especie enfrenta amenazas como la deforestación, los incendios forestales y la expansión agrícola, factores que han provocado la fragmentación de su hábitat.

Actualmente, el hocofaisán está clasificado como “en peligro de extinción” según la NOM-059-SEMARNAT-2010 en México y como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Conservación en marcha
Frente a este panorama, especialistas trabajan en su reproducción en cautiverio como una estrategia para evitar su desaparición y, eventualmente, reintroducir ejemplares en áreas protegidas. No obstante, su conservación depende en gran medida de la protección de su hábitat natural y de un cambio de percepción que reconozca su valor más allá del consumo.

Noticia Destacada
El charrán mínimo inicia su anidación más temprano en Playa Norte de Ciudad del Carmen
¿Ya conocías al hocofaisán? Más allá de ser una joya natural de las selvas mayas, este enigmático ave es un símbolo viviente de la resistencia de los ecosistemas tropicales del sureste mexicano.
JGH