
El béisbol mexicano perdió a uno de sus más grandes íconos el 14 de julio de 2002, cuando Nelson Barrera Romellón, legendario jugador de los Piratas de Campeche, falleció de manera trágica en su domicilio, ubicado en el fraccionamiento Flor de Limón, en la capital campechana.
Conocido como “El Almirante”, Barrera fue el máximo jonronero en la historia de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 455 cuadrangulares, además de liderar en carreras producidas, hits de extra base y bases obtenidas. Su carrera abarcó más de dos décadas, en las que brilló con equipos como Diablos Rojos del México, Tigres Capitalinos, Águila de Veracruz y, por supuesto, los Piratas de Campeche, donde se convirtió en símbolo eterno.
La tragedia ocurrió mientras realizaba trabajos en el techo de su casa, donde accidentalmente tocó una lámina metálica conectada a cables de alta tensión, lo que provocó su muerte por electrocución. Su fallecimiento conmocionó al deporte nacional, especialmente en Campeche, donde su legado permanece vivo.
El Estadio Nelson Barrera Romellón, nombrado en su honor desde 2001, es hoy un espacio que recuerda su entrega, disciplina y poder al bate. Su número 16 fue retirado como homenaje permanente en la LMB.
A más de dos décadas de su partida, Nelson Barrera sigue siendo un referente del béisbol mexicano, un campechano ejemplar que dejó huella en cada swing y en cada corazón aficionado al diamante.