Año con año, la temporada decembrina representa un momento crítico para los protectores de animales, debido al uso indiscriminado de pirotecnia. Fabiola González Acosta, presidenta de la asociación civil Darles la Oportunidad, advirtió que lejos de disminuir, el problema va en aumento y continúa poniendo en grave riesgo la vida y la salud de miles de mascotas.
Explicó que los animales sufren un impacto severo ante las explosiones, ya que no comprenden lo que ocurre y sienten que su entorno está en peligro. “Se les revientan los oídos, entran en pánico y su primer instinto es huir. Es ahí cuando se lastiman, se extravían, los atropellan o simplemente ya no regresan a casa”, señaló. Recordó que muchos dueños nunca vuelven a encontrar a sus mascotas después de una noche de pirotecnia.
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González Acosta enfatizó que el problema no solo afecta a los animales. Personas con condiciones como el espectro autista, así como adultos mayores o pacientes con enfermedades nerviosas, también sufren crisis por el ruido extremo. Además, recordó que incluso las llamadas “palomitas” y “chispitas” pueden provocar incendios, quemaduras y daños a propiedad.
Sobre los casos más graves que ha atendido la asociación, mencionó el de un perro que, en su desesperación, intentó atravesar una reja de apenas ocho centímetros. “Su corazón seguía funcionando, pero sus huesos quedaron triturados por completo. No resistió”, relató. Indicó que también hay registros de animales que saltan desde segundos pisos, sufren infartos o se lastiman rasgando puertas al tratar de escapar.
Recomendó que, si se sabe que habrá detonaciones, los dueños tomen medidas anticipadas, como mantener a las mascotas dentro de casa, colocar música relajante o videos diseñados para animales, y resguardarlos en espacios oscuros donde se sientan acompañados y seguros. “La cercanía del dueño ayuda muchísimo. Si sienten que están con su familia, se tranquilizan”, dijo.
Pidió a los propietarios no automedicar a sus mascotas y acudir con un veterinario para obtener sedantes o relajantes adecuados, con dosis específicas según el peso y la condición de cada animal.
Finalmente, reconoció que, aunque sería ideal frenar el uso de pirotecnia, mientras esto no ocurra, la responsabilidad recae en los dueños. “Sabemos que no podremos detener por completo la pirotecnia, así que toca protegerlos y prevenir tragedias, ellos dependen totalmente de nosotros”, concluyó.
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JY