Lo que debía ser un día de celebración terminó convertido en una tragedia irreparable. Alondra González Méndez cumplía 38 años el sábado 6 de diciembre cuando fue asesinada a balazos mientras viajaba como pasajera en el taxi con número económico 2343. Minutos antes había salido para festejar un año más de vida; minutos después, su nombre se sumaba a la lista de víctimas de la violencia que azota la ciudad.
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De acuerdo con las primeras indagatorias, Alondra se desplazaba por la calle José Narváez, en la colonia Plutarco Elías Calles, cuando sujetos armados interceptaron el vehículo y abrieron fuego en repetidas ocasiones hasta dejarla sin vida en el asiento del copiloto. El conductor resultó ileso y fue presentado ante la autoridad únicamente para rendir declaración. Su rápida liberación generó dudas entre vecinos y familiares, pues no aportó información relevante para esclarecer el crimen.
La muerte de Alondra no solo consterna por la violencia con la que ocurrió, sino por el trasfondo familiar que la envuelve. Apenas tres meses y 25 días atrás, su hermana Eva también fue ejecutada —la noche del 11 de agosto— cuando conducía su vehículo sobre la calle 25. Ambas originarias de Veracruz, radicaban desde hace varios años en Ciudad del Carmen. Hoy, las dos son recordadas como hermanas que compartieron un destino trágico y similar.
Versiones vecinales señalan que en la zona del ataque Alondra habría llegado para recoger o entregar algo, aunque dicha información no ha sido confirmada como línea oficial dentro de la investigación. La Fiscalía sí detalló que fueron aseguradas pequeñas bolsas y objetos vinculados al manejo de sustancias ilícitas (cristal), sin precisar en qué lugar exacto fueron localizadas.
El cuerpo de Alondra fue sepultado ayer por la tarde en el panteón Colonia. Entre llanto, flores y música, familiares despidieron a la víctima. Algunos parientes revelaron que tenían alrededor de cuatro meses sin saber de ella, hasta que recibieron la noticia de su muerte. Testimonios señalan que, tras el asesinato de su hermana, Alondra habría permanecido oculta en Mérida, Yucatán, por temor a correr la misma suerte. Sin embargo, regresó a Carmen por motivos de cumpleaños y reuniones familiares, sin imaginar que ese viaje sería el último.
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A pesar del impacto mediático y social que rodea el caso, hasta el momento no hay personas detenidas. Las autoridades continúan con las investigaciones para esclarecer el feminicidio y conocer el móvil que terminó con la vida de Alondra en el día que debía festejarse, no lamentarse.
La familia, ahora marcada por la pérdida de dos hermanas en menos de medio año, exige justicia y respuestas. Entre el dolor y la incertidumbre, el caso permanece abierto.