Por Verónica García Rodríguez
II y última
Edgar Allison Peers resume el movimiento romántico, básicamente con dos características: the revival y the revolt. La palabra “rebelión” se acerca al término revolt, pero the revival es más bien un regreso a la tradición, generalmente medieval, y en alguno de los casos a la antigüedad clásica, como los temas bíblicos, como lo hicieron los escritores románticos en Europa: Walter Scott, por citar alguno, a quien la escritora cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda leyó y admiró.1
Por otro lado, la rebelión de la que habla Allison Peers, “no sólo está en el abandono de las formas clásicas para volver a metros autónomos como en el romance, sino en la rebelión contra la perceptiva y las reglas y en la exaltación de la libertad, tanto en el fondo como en la forma”.2
Esta rebelión también se presenta en una nueva concepción de la vida, en la que los hombres enaltecen la libertad por sobre las convenciones de la razón, esto implica vivir a partir de los sentimientos y la espontaneidad. Así pues, la literatura romántica exalta la libertad y las pasiones en todas sus manifestaciones, a riesgo de caer en excesos o en una cursilería difícil de digerir en la actualidad.
Desde esta perspectiva, la Avellaneda se sitúa como una de las representantes latinoamericanas de este movimiento; sin embargo, Allison Peers la ubica dentro de una escuela ecléctica que floreció después del apogeo romántico de 1840. El propio Enrique Anderson Himbert afirma que “su romanticismo fue, pues, ecléctico”.3
Al respecto, Rosario Rexach señala, adecuadamente, que nada en la vida es cuadriculable, por lo que es justo que “Avellaneda no tendría que haber sido romántica toda su vida”, y nos da tres argumentos por los que Gertrudis Gómez Avellaneda es una escritora romántica: Porque existencialmente hablando, vivió una vida romántica; 2) porque buscó inspiración en el pasado; 3) porque se rebeló contra lo consagrado, en el fondo y en la forma, y exaltó la libertad. 4
Efectivamente, la Avellaneda buscó inspiración en el pasado, en la historia medieval, principalmente de España, así como en la Biblia. Esto puede observarse claramente en sus obras dramáticas Catalina y El príncipe de Viena, en las que retoma acontecimientos del Medievo, pero que también ejerce un equilibrio entre el hecho histórico y la ficción.
De igual manera, en sus obras en prosa tenemos varias recurrencias a la tradición histórica, como la conquista. Otro género abordado con la misma mirada hacia el pasado son sus leyendas, en las que retoma relatos de tradición oral: La velada del helecho; La ondina del lago azul; La montaña maldita; La flor del ángel y La dama de Amboto, todas de origen europeo; así como El aura blanca, que es una leyenda camagüeyana, y Una anécdota en la vida de Cortés.
También en sus novelas encontramos esta característica como en Guatimozín, último emperador de Méjico, que cuenta la historia del último emperador azteca; Dolores y Dos mujeres, en las que toma aspectos de su historia familiar.
Doña Gertrudis, como habría que llamarla, después de conocerla, se rebela, como buena romántica a todo y a todos, a las convenciones del arte y de la vida. En su literatura plasma su dolor, sus preocupaciones, pero también su amor por la vida, por la libertad que ella misma quiso para sí, y para los demás, en especial para los marginados como los bandidos, la aventurera y los esclavos, con quienes compartía una especial afinidad, pues ella misma se sentía esclava por el hecho de ser mujer.
“Viuda, poeta, independiente por carácter, sin necesitar de nadie, ni nadie de mí...y con edad bastante para que no pueda pensar el mundo que me hacen falta tutores, es evidente que estoy en la posición más propia para hacer cuanto me dé la gana, sin más responsabilidad que la de dar cuenta a Dios y a mi conciencia: pero a pesar de todo sucede que no hay en la tierra persona que se encuentre más comprimida que yo, y en un círculo más estrecho”.5
De hecho, esta postura ante la esclavitud, se hace presente en la novela más representativa de su obra: Sab. En plena campaña antiesclavista, la Avellaneda escribe esta novela, donde presenta una contundente denuncia, al mismo tiempo que da muestra de su maestría literaria.
No nos sorprende su valentía, puesto que es congruente con el resto de su obra, y por supuesto, con su vida; pero lo que sigue llamando la atención de los estudiosos son los matices estilísticos que en esta novela se encuentran, ya que la autora no nos muestra el dolor de la esclavitud desde las imágenes cruentas acostumbradas, a pesar de estar consiente de estas, pues sutilmente menciona que un esclavo es “una bestia de carga que anda mientras puede y se le hecha cuando ya no puede más”,6 pero no se detiene en estas menciones; sino que nos presenta la esclavitud desde la conciencia del ser humano de saberse esclavo, lo que coincide con Alberto Cacciavillani, que nos dice:
“Estamos, así nos parece, frente a una voluntad precisa de la autora que elige el camino más difícil para demostrar el drama del esclavo, el componente estrictamente espiritual de su sufrimiento; o sea la novelista no ha querido recurrir a los consabidos ingredientes del género (azotes, duros trabajos, crueldad de los amos) sino que se ha fijado en la condición espiritual que el ser esclavo lleva consigo”.7
Sab es un mulato, hijo de madre africana y padre blanco y rico; esclavo y hermano de su dueño, don Luis B. De tal suerte que no sufrió los trabajos físicos de otros esclavos, sino que recibió siempre un buen trato, educación y fue criado como compañero de juegos de Carlota, de quien se enamoraría más tarde y por quien se haría más evidente su esclavitud.
Así pues, el drama en Sab está precisamente en la contradicción existencial de este personaje que su educación y conocimiento le permiten analizar, cuestionar su condición y anhelar la libertad, que su pensamiento le exige y que se hace presente, sobre todo, en el amor que no puede ser posible, “… representar a través del mulato el sufrimiento de quien por cultura, sensibilidad y entereza de ánimo no acepta ni siquiera la misma idea de discriminación impuesta por el hombre”.8
Al final, Sab descubre que la mujer es otra esclava confinada a vivir presa de su condición, en una servidumbre y violencia silenciada y aceptada. Así, ambos personajes, Carlota y Sab, son esclavos que buscan desesperadamente la libertad, misma que Sab encuentra con la muerte y la esperanza de encontrarse con Dios.
Como podemos ver, en Sab, Gertrudis Gómez de Avellaneda hace gala de su alta formación literaria y desarrollado pensamiento, pues las alegorías filosóficas son frecuentes y profundas, como la que podemos notar al término de la novela, en que la libertad se encuentra al final de todo con la muerte, en el encuentro con Dios, lo podría ser para Platón donde nacen de las ideas. De la misma forma, que nos presenta su tesis respecto a la opresión de la mujer en la sociedad del siglo xix, que sin temor alguno sentencia la injusticia de la que eran presas.
A más de doscientos años de su ausencia
Podría parecer que el tiempo se ha llevado la memoria y la voz de esta gran mujer; sin embargo, en 2014, en que se cumplió el segundo centenario de su nacimiento, se realizaron actos de celebración, tanto en Cuba, España, como en Estados Unidos. Estas actividades culturales y académicas dieron como resultado nuevos hallazgos sobre su vida y obra. Cuba reeditó parte de sus obras, que se presentaron en la Feria del Libro de La Habana, y se realizó una edición facsimilar conmemorativa de Baltasar. Otras de las aportaciones de este bicentenario fue un artículo de María del Carmen Simón Palmer que enlista 177 referencias de los estudios acerca de la Avellaneda publicados de 1980 a 2014, titulado Estudios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda (1980-2014), en el que se pueden encontrar 46 estudios generales, 15 relativos a su biografía, 13 respecto a sus obras autobiográficas, 9 epistolarios, 59 a cerca de su novelística, 14 de su poesía, igual número sobre sus obras dramáticas y 7 de sus trabajos en la prensa.9
Así pues, a más de doscientos años de su natalicio, la obra de Gertrudis Gómez de Avellaneda resulta vigente y con un eco que sigue creciendo con el paso del tiempo, lo que mantendrá viva la fuerza de quien fuera creyente, antiesclavista, quizá, creadora de la primera novela indianista en América, defensora de la libertad y de la emancipación de la mujer; y tal como dice Camila Henríquez Ureña: “una gran rebelde, emancipada de muchos prejuicios, y una de las primeras feministas del mundo en el orden del tiempo”.10
Notas
1 Rosario Rexach: Estudios sobre Gertrudis Gómez Avellaneda, la reina mora del Camagüey, Editorial Verbum, Madrid, 1996, p. 45.
2 Ídem.
3 Enrique Anderson Himbert: Historia de la literatura hispanoamericana, vol. I, Breviarios, México-Buenos Aires, 1962, p. 246.
4 Rosario Rexach: Estudios sobre Gertrudis Gómez Avellaneda, la reina mora del Camagüey, ob. cit., p. 47.
5 Gertrudis Gómez Avellaneda: “Fragmento de la carta 10”, en Rosario Rexach: Estudios sobre Gertrudis Gómez Avellaneda, la reina mora del Camagüey, ob. cit.
6 Gertrudis Gómez de Avellaneda: Sab, Ed. Anaya, Salamanca, 1970, 168.
7 Carlos Alberto Cacciavillani: La esclavitud en Sab, de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Universidad de Macerata [On line] 160.
8 Ídem.
9 María del Carmen Simón Palmer: “Estudios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda (1980-2014)”, Ressegna iberística, vol. 38, No. 104, diciembre 2015, ISSN 2037-6588 [On line].
10 Rafael Marquina: Gertrudis Gómez Avellaneda: La Peregrina. Biografía, La Habana, 1939, 185.
Referencias
Anderson Himbert, Enrique: Historia de la literatura hispanoamericana, vol. I, Breviarios, México-Buenos Aires, 1962.
Ayala Aracil, María Ángeles: La autora: Apunte biográfico, Biblioteca Virtual.
Cacciavillani, Carlos Alberto: La esclavitud en Sab, de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Universidad de Macerata, p. 160. En http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-esclavitud-en-sab-de-gertrudis-gomez-de-avellaneda/ (diciembre 2016)
Cervantes [On line] En: http://www.cervantesvirtual.com/portales/gertrudis_gomez_de_avellaneda/apunte_biografico/ (diciembre 2016)
Cruz Fuentes, Lorenzo: La Avellaneda (autobiografía y cartas). 2da. Imprenta Helénica. Pasaje de la Alhambra, Madrid, 1914. [On line] En http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/autobiografia-y-cartas-hasta-ahora-ineditas-de-la-ilustre-poetisa-gertrudis-gomez-de-avellaneda—0/html/ff2ca366-82b1-11df-acc7-002185ce6064_21.html (diciembre 2016)
Fernández Rodríguez, Teodosio: Gertrudis Gómez de Avellaneda en Madrid. Anales de la literatura hispanoamericana, Universidad Complutense, Madrid, 1993, pp. 115-118.
Gómez de Avellaneda, Gertrudis: Sab. Edición, prólogo y notas de Carmen Bravo Villasante, Salamanca, Ed. Anaya, 1970.
Gómez de Avellaneda, Gertrudis: “Fragmento de Autobiografías y cartas (1914)”, en Montserrat Galí Boadella: Historias del bello sexo. Introducción del romanticismo, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, México, 2002, 351.
Marquina, Rafael: Gertrudis Gómez Avellaneda: La Peregrina. Biografía, La Habana, 1939, 16-185.
Rexach, Rosario: Estudios sobre Gertrudis Gómez Avellaneda, la reina mora del Camagüey, Editorial Verbum, Madrid, 1996, 45-47.
Simón Palmer, María del Carmen: “Estudios sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda (1980-2014)”, Ressegna iberistica, vol. 38, No. 104, diciembre 2015, ISSN 2037-6588 [On line] En: http://digital.csic.es/bitstream/10261/134242/1/RI_38_104_2015_008_NOTA_Palmer.pdf