Joaquín Bestard Vázquez
Un gobernador con tal de hacer pasar un mal rato a los aristócratas, mandó hacer un busto del moro Muza, a imagen del que existía en Mérida.
Lo que pensaba aprovechar el gobernador es que de por sí los Beches que se decían aristócratas, pero eran muy ingratos y de memoria también ingrate, cuando venían de España presumían traer sangre realmente española, lo que pocos en Beyhualé poseían a pesar de presumir de ello. Bueno, pues el busto del moro Muza llegó a Eleazar Ek Uc, entonces presidente municipal del pueblo, y al que se le pidió que desapareciera el busto y que dijera que no llegó, que una banda de forajidos asaltó el tren y destruyó el famoso busto.
Pero como nadie se tragó tal historia, tuvo que disfrazar a veinte de sus trabajadores y dándoles capotes, antifaces y caballos dijo que encabezó el asalto al tren para poder llevar el busto del moro Muza a su casa, el cual era un personaje muy odiado por los verdaderos españoles, los que no dejaron de visitar la casa del presidente para ver el busto y aunque estuviera hecho de metal fundido, temblaban y se soltaban a insultar al busto.
“¡Dios quiera te quemes en el infierno!”, gritaban. “¡Maldito seas, Muza!”
Y si alguien trataba de ponerle ese nombre a su hijo, el padre que iba a bautizar al niño se negaba, temeroso de las represalias de los Beches y los españoles de verdad. Aquí en Beyhualé hay muchos que presumen de castellanos sin serlo. En Mérida formaron su club elitista y sacaron a los que sí nacieron en la Península Ibérica y dejaron a los indígenas que ni gota de españoles tenían y aquí en Beyhualé, a semejanza de los de Mérida, hicieron su club elitista y un día que Tacuari Bacal dijo un discurso lo empezó con: “Pues sí, amigos españoles, a todos os abrazo fraternalmente y confundo mi sangre con la vuestra que es igual”.
Maximito Koyoc