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Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Angel Miguel Valiente

III

751 Cuba

Cuba era un punto perdido en la dimensión del mapa, mustia flor en la solapa de la traición y el olvido. Pero Martí repetido en Fidel, rompió el ojal de la solapa fatal, y hoy Cuba es la mano franca que pone una rosa blanca en el pecho universal. IV

752 A la décima

La décima vino sola y no lo mejor vestida, acaso un poco aburrida de ser no más española. Desde el lomo de una ola saltó a la tierra cubana, y cuando nuestra mañana le hizo un brindis de café se entregó al “Cucalambé” para ser su novia indiana

La décima vino hecha por las manos de Espinel, pero en el encierro aquel no vivía satisfecha. Pronto se puso en estrecha afinidad con el monte, en nuestro azul horizonte tiene el mejor abanico y se repite en el pico melodioso del sinsonte.

“Viajera peninsular”, como dijo Naborí, no pudo seguir allí donde no aprendió a cantar. Con sed de tierra y de mar hacia otros campos asalió llegó a Cuba, se asombró del campo, de la palmera, se puso una guayabera se hizo guajira y cantó.

La décima está en la mano del guajiro, cuyo idioma es el vaso, donde toma su desayuno el cubano. Está en el rumor del guano confidente de la brisa, en la sudada camisa del poeta laborioso que las repite orgulloso de su tradición mambisa.

La décima está a la altura de la música mejor, y ya no canta al dolor de su muerta desventura. Sigue siendo la locura de la vieja serenata, pero lo mismo arrebata a pueblos que se apasionan con ella, y le acondicionan el nudo de la corbata.

La décima está contenta porque se sabe querida, respetada y comprendida en lo que ella representa. Orgullosa se presenta en el teatro mejor y el público espectador la recibe y la saluda con esa pasión que suda la palabra del amor.

La décima va conmigo y a todas partes la llevo porque si es viejo o si es nuevo siente y sabe lo que digo. Ella es el mejor testigo de mis luchas interiores, somos uno en los dolores y en todo estamos los dos porque ella es el portavoz de mis íntimos amores.

La décima va en ascenso consecuente, positivo, cuyo paso progresivo es cada vez más exitoso. Yo soy feliz cuando pienso que la vi discriminada, incomprendida, olvidada y hoy la sé de viaje en viaje con Cuba en el equipaje viajando en una tonada.

La décima va del brazo del pueblo, y lo mismo va a Perú que a Panamá con nuestro cordial abrazo. Ya es algo más que un pedazo de música sin autor es un mensaje hecho flor que manos del mundo tocan con respeto y la colocan en el búcaro mejor.

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