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Cultura

De médico a sicario: mirada de autor, entrevista con Edgardo Arredondo Gómez

Edgardo Arredondo Gómez es ortopedista y escritor. Comenzó a escribir a los 50 años, próximo a los 58 ha publicado el libro de cuentos Los profanadores (Felou, 2018) y cuatro novelas: Detrás del horizonte (2011), Me llamo Juan (2018), Bungo: Nunca te irás del todo y De médico a sicario (Sedeculta, 2014). La versión digital de ésta última es ya un best seller. Según datos de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán “De médico a sicario es la novela más leída en los últimos años escrita por un habitante de Mérida”.

La novela está narrada en primera persona por el joven médico Arzamendi, personaje congruente y ético de principio a fin, que, sin quererlo, se ve atrapado por el peligroso círculo de los narcotraficantes.

Algunos han calificado esta obra, de poco más de doscientas páginas, como novela negra e, incluso, de narconovela; pero en entrevista, Edgardo Arredondo aclaró que para él no es así, pues aunque De médico a sicario está inspirada en hechos reales que vivieron sus colegas del norte del país a partir del 2006, él no hace una “apología del delito”, como sucede en otras lecturas o series de televisión.

“Yo creo que esto sí es peligroso, porque estas series de televisión hacen una apología del delito. El relato de mi novela es lineal y al final viene el epílogo en el que había que dar un mensaje contundente de qué es lo que pasa cuando queriéndolo o no, te involucras” –explica Arredondo.

Recientemente, Arredondo lanzó sus obras con Felou, una editorial independiente que se encuentra en la CDMX en librerías como el Sótano, Péndulo y Gandhi, pero que en Mérida es difícil de conseguir. El autor nos adelanta que ya está trabajando en la segunda parte de De médico a sicario y que también existe la posibilidad de llevarla a la pantalla.

–De médico a sicario es muy verosímil, todo aparece cuidadosamente descrito.

–Todo lo que está en la novela está inspirado en lo que vivieron seis de mis colegas que estaban en el norte y veían todo lo que estaba pasando. De hecho, uno de ellos estuvo realmente involucrado en un motín y tuvo que atender a uno de los fundadores de los carteles más famosos de México. El camión de la Bimbo que lleva un quirófano completito encubierto le sucedió a otro médico.

– En su momento se habló de una guerra contra el narco.

–Si fuera tal, primero tendríamos que aplicar los estatutos de Ginebra, es absurdo. Los narcos cuando le caen a los soldados no los enjuician, sino que los matan; pero, a su vez, los narcos tampoco tienen derecho a instalaciones médicas para atender a sus heridos.

–En la novela no vemos narcos contra sociedad, sino que están todos atrapados en la misma espiral.

–Mis personajes no son buenos ni malos, son tal cual son. Me decía una de las personas que me dio información: “no te puedes imaginar lo atentos que son contigo, lo agradecidos que son, no son tal cual los pintan”.

–En México nadie se escapa del narco, ni los médicos.

–Karlita (Marrufo) decía algo que es muy cierto, De médico a sicario no se trata de plasmar la historia cruda tal y como está, porque la literatura debe ser algo más que una simple relatoría de hechos. Es verdad, pero también es cierto lo que han vivido mis colegas. Uno de ellos, de Michoacán, estaba dando su consulta y de repente abre la puerta y ve que hay dos tipos sentados esperándolo. Cuando los pasa, le piden el famoso “derecho de piso”. Él les explica que no gana para pagar eso; entonces le sacan las fotos de su hija saliendo de su clase de ballet y le indican los horarios en los que ella asiste. ¡Es espantoso!.

–El protagonista es muy congruente, su ética es inamovible.

Sí, él no se raja, sacrifica hasta su relación de pareja. En el momento más crítico, cuando ve a su novia recogiendo el equipaje, le dice: “–No podemos alejarnos tanto de ellos”, y ella le contesta: “–No me estoy alejando de ellos, me estoy alejando de ti, eres un egoísta, tú y tu maldito papel de médico abnegado”, (risas) y él se mantiene.

–¿Qué estrategia seguiste para construir al protagonista?

–Don Jorge Cortés me dice que yo tengo visión cinematográfica. Lo que hago siempre es tratar de visualizar una escena y desarrollarla. Lo que pasa luego es que en la escena cada personaje adquiere su propia personalidad.

–¿Por qué sedujo De médico a sicario al público?

–Me identifico mucho con el personaje, no porque me hayan hecho todo eso, sino porque su ética es el concepto que yo tengo de la medicina, además del humor. Yo doy mi consulta con chistes. En mi página de Facebook Dr. Edgardo Arredondo: la Letra y los Huesos, tengo una sección que se llama el chistorete de la semana. A veces llega a mi consultorio gente que lo que quiere es desahogarse y esa catarsis que necesita el paciente angustiado se da mediante el humor. En mis cuentos verás el humor, la ironía, la parodia. Creo que el humor es lo más grande.

–¿Qué habrá en la segunda parte de la novela?

–Es también un relato en primera persona, pero esta vez desde la voz de una mujer. Son las cuitas de una mujer que está derrotada desde el principio tratando de enamorar a su jefe, que es un médico, pero ella no cree cuando le dicen que se muere el doctor. La secretaria tiene que esconderse porque tirotean el consultorio, pero localiza a Lencho en una cárcel y él le dice que probablemente el médico no murió, sino que es testigo protegido. Luego ya viene la historia de ella como migrante.

–¿Y se encuentra con Arzamendi?

Hay un crimen porque un agente de la migra quiere violarla, la implican en eso. Llega el momento en el que la protagonista es una especie de fugitiva, buscada por las autoridades de la migra y por la gente de Sirloin. Es la travesía de ella hasta que llega a la frontera y se encuentra con el doctor y, ya sabes, el encuentro amoroso. El otro se quita el chip para que no lo localicen, los dos van huyendo y el epílogo va a estar interesante.

–¿No te da temor usar una voz femenina para narrar?

(Risas).

–He tenido comentarios de todo. Tengo un cuento que se llama “Manita de gato” y en él describo todos los secretos del maquillaje de la mujer. Me han preguntado que cómo conozco todos esos secretos, es que soy muy observador. Tengo otro cuento, “El pie de Teresa”, a mí el tema del pie femenino me obsesiona como ortopedista y escritor.

–¿Se va De médico a sicario a la pantalla grande?

–A veces te pones a fantasear. Si De médico a sicario llega a la pantalla y luego digo que tiene segunda parte, ahí me va a entrar la ética de si es por lana o por algo que valga la pena.

–¿Cómo te ha ido con el éxito?

–Es muy chistoso. En Mercado libre, un cuate de Culiacán tiene un ejemplar de De médico a sicario en 500 pesos (sonora carcajada). Elmer Mendoza vino a la Filey y dijo: “acá que dicen que todo muy tranquilo, se ha escrito una de las mejores novelas y hablo de De médico a sicario”, y me ve. Él que es el amo de la novela negra, chuleándome la obra, eso sí motiva.

–¿Estás trabajando en otros proyectos literarios?

–Estoy escribiendo una anecdotario que se llama Los diez consejos que nadie me pidió, pero me vale madres vine a dárselos, que son mis vivencias como médico, en las que te preguntas si atender a un delincuente es ético o no. En De médico a sicario juego un poco con esas cosas. Como cuando el chamaco se está muriendo y como no lo pueden llevar a un hospital porque es un narco, el otro le mete un balazo. El médico comienza a cuestionarse, pero eso fue eutanasia. Esa escena le pasó a un amigo.

–¿Te quieres colar a algún canon de la literatura nacional?

–No. Yo no tengo formación literaria. A mí esto de escribir me encanta, me divierte.

–¿Cuál de tus novelas te gusta más?

–Me gusta mucho De Médico a sicario, pero la que mejor he escrito es Bungo.

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