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Cultura

El cuplé de don Alvaro Retana

Fernando Muñoz Castillo

A Ariel Avilés Marín por aquellos tiempos del cuplé.

I

PERSONAJES POR ORDEN DE APARICIÓN:

Raquel Meller: Beth Ross

Don Alvaro Retana: Ariel Avilés

(LUZ A RAQUEL MELLER, QUE ENTRA VESTIDA DE CUPLETISTA PARA PRESENTAR A DON ALVARO RETANA)

RAQUEL MELLER: Buenas noches, bienvenidos a nuestra charla semanal sobre el cuplé, esta semana tenemos como invitado especial a don Alvaro Retana.

Atrevido y deslenguado, Alvaro Retana está considerado uno de los máximos representantes de la novela frívola y galante española, heredera del Decadentismo francés de principios del siglo XX. Dibujante, modisto, músico, prolífico autor de novelas galantes y de letras de cuplés de enorme éxito que fueron cantados por todas las más famosas cupletistas españolas en todo el mundo, don Alvaro es el gran conocedor de los cotilleos de entretelones del teatro musical español y de las intimidades de las diosas del cuplé, hijo del último virrey español en las Filipinas, es sin duda alguna l´enfant terrible de las letras y la farándula española… recibámosle con un fuerte aplauso…

(Alvaro Retana entra al escenario como todo un dandy recitando el famoso poema de Machado)

DON ALVARO RETANA:

El couplet… pues yo no sé

–ni nadie tal vez sabrá—

lo que es el couplet ¿Será

alguna cosa el couplet?

¿Diremos que es una flor

con su espina?... Un ¡ay! de amor

de Arlequín y Colombina?

¡Qué es una avispa –de amor–

que pica y muere? ¿Convenimos

en que es risa… o en que es llanto?

¿O llanto y risa?… Ligera

llovizna con sol en una

mañana de primavera?

¿Fuente que charla a la luna?,

apachesco, sicalíptico ingenuo, picante,

(monostrófico o políptico),

declamatorio o danzante.

¿Diremos que es la ligera

creación semivirginal

de una musa tobillera?

¿La poesía callejera

de la luz artificial?

O bien…Vaya, que no sé

–ni nadie tal vez sabrá–

lo que es el couplet. ¿Será

alguna cosa el couplet?

(SE SIENTA A LA MESA DONDE HAY UN GRAN RETRATO DE RAQUEL MELLER. MIRA A LONTANANZA, SUSPIRA)

ALVARO RETANA:¡Qué tiempos aquellos! ¡Qué mujeres tan bellas y sensuales que todavía hoy hacen suspirar cuando el recuerdo acude a nosotros vestido de nostalgia! Ellas engalanaron los escenarios de toda Hispanoamérica y del mundo… así como ahora lo hacen las cantantes de moda. Sus gráciles movimientos llenos de picardía y de elegancia…bueno, a veces un poco vulgares, pero también en la vulgaridad hay categorías, indudablemente… (suspira)

(Se dejan oír los primeros acordes de Las tardes del Ritz, que registran y desaparecen en el aire de la noche. En la pantalla se proyectan imágenes de divas de la época que traen al escenario a una mujer madura vestida elegantemente, es la aparición de un pasado que la memoria de Retana trae al presente.

(OSCURO. LUZ A:)

RAQUEL MELLER: Alvaro, ¿recuerdas a La Tirana? Ah, ¡La Tirana! Sin duda, pocos serán quienes sobrevivan de aquella época en que el género ínfimo era espectáculo anunciado como sólo para hombres, donde podían escucharse lozanas desvergüenzas sin promover ningún alboroto, porque los tozudos de la sicalipsis imperante sólo se insurreccionaban ante el tango bailado sin cantable.

ALVARO RETANA: Bienvenida sombra amada, fiel compañera de mis recuerdos. (SE LEVANTA PARA RECIBIRLA Y AYUDARLA A SENTARSE EN UN DIVAN FORRADO DE SEDA CHINA) Claro que recuerdo a La tirana, y tal vez quien esto evoca sea el único espectador que, contando catorce años, provisto de pantalón largo, haya presenciado aquella madrugada en el Salón Oriente de Madrid, cuando la divette La Tirana invitó a sus admiradores a una sesión de madrugada, pero nada más porque el billete de entrada se vendía a diez pesetas. La propia madre de la bailarina tomó posesión de la taquilla y se encargó de hacer el reclamo propalando en voz baja, entre los jóvenes trasnochadores, que la velada sería emocionante.

RAQUEL MELLER: En efecto, a las dos de la madrugada, lleno el Salón Oriente hasta los topes, en misteriosa semiluz, apareció La Tirana con tan encantadora vestidura, que pedir más o, mejor dicho, pedir menos hubiera sido demasiado.

Continuará.

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