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Yucatán en boxeo olímpico

Freddy Ríos

Con la Olimpiada Nacional de Boxeo a poco tiempo de realizarse en Cancún, Yucatán reporta un equipo de 14 pugilistas que despiertan entusiasmo.

Después de un notable rendimiento en el Festival Nacional Olímpico 2018, un viaje de preparación al centro del país donde superaron a domicilio a Puebla y Tlaxcala para después sacar un buen resultado en el regional de Mérida a finales de marzo, todo parece indicar que, por fin, Yucatán inicia su trabajo para posesionarse del lugar que le corresponde y que nunca en boxeo olímpico ha tenido.

Es recurrente que se hable del “regreso del boxeo amateur” cuando eso sólo se le puede endilgar al boxeo profesional, que sí fue protagonista y que hoy está urgido de retomar su prestigio.

En boxeo olímpico, Yucatán ha sacado algunos buenos resultados nacionales en competencias fuera de olimpiada, cómo primera fuerza, festival olímpico o en los antiguos juegos obreros. Empero en Olimpiada Nacional se está muy lejos del lugar general que pone a la entidad entre los 5 grandes en todas las disciplinas.

El que el boxeo está siempre abajo del lugar número 20, incluso, en su participación en Nuevo León 2017 no ganó un solo combate de los 9 que se realizaron, fue el peor resultado registrado al respecto.

Ni pensar en competencias internacionales, Yucatán no se ha traído una medalla de juegos Panamericanos, es más, nunca ha participado un competidor yucateco en la referida justa, ni hablar de una olimpiada internacional.

Urge hacer cambios radicales en el funcionamiento de la Asociación local, que está afiliada a la Federación respectiva y que a su vez (la Federación), opera las competencias nacionales oficiales y está afiliada al Comité Olímpico Internacional.

Las cosas no han salido bien con la autoridad suprema del boxeo olímpico en Yucatán, dónde son algunos entrenadores quienes llevan la batuta de lo que después son los primeros en criticar.

La Asociación que preside Carlos Gaspar García pone, erróneamente, en manos de los entrenadores decisiones que son solo responsabilidad del cuerpo administrativo que dirige.

Se llevaban a cabo “reuniones” semanales dónde los asuntos inherentes a la Asociación se ponían a votación de los entrenadores, es más, eran ellos quienes “cazaban” las peleas en funciones de fogueo.

La primera medida fue la de suspender las referidas “reuniones” para que la Asociación se ponga a trabajar y tome su responsabilidad.

No es nada raro que los entrenadores condicionen la participación de sus boxeadores fuera de Yucatán si ellos no viajan también, eso al parecer también se le dará justa solución tomando en cuenta la disciplina, capacitación y disponibilidad de los candidatos.

Para la próxima Olimpiada en mayo, el colectivo de entrenadores no deberá exceder en número de 6 para los 14 atletas yucatecos que componen el selectivo regional.

Otro asunto de urgente atención es la intromisión de asociaciones y empresas profesionales que vulneran el presupuesto e infraestructura gubernamental que debe ser para el amateurismo. Cada boxeador que participa en competencias no avaladas por la Asociación, pierde elegibilidad para competir en cualquier selectivo estatal.

Si los intereses de las referidas asociaciones y empresas fueran el apoyo al deporte y no sus intereses profesional, se sujetarían a las disposiciones oficiales, tal y cómo lo hacen las empresas que dicen representar.

Digámoslo así: nunca un organismo internacional de boxeo profesional aceptaría que jueces o referees no afiliados trabajen en sus combates, para muestra, fue Jesús Erosa, retirado desde hace algún tiempo, quien refereó recientemente el combate en que Elías Espadas se agenció el campeonato latino interino en peso medio del Consejo Mundial de Boxeo.

El organismo puso a trabajar a quien consideró apto y disponible, ya que el más avanzado, Miguel Canul, presta sus servicios internacionales a la Organización Mundial de Boxeo, competencia del CMB.

De la misma manera, la Federación de Boxeo Olímpico debe vigilar el cumplimiento de sus reglas y estatutos y poner a trabajar a sus Asociaciones filiales con sus oficiales.

El boxeo profesional se ha nutrido históricamente de los eventos olímpicos. Más tarda un boxeador en llegar a su logar de origen proveniente de una competencia importante y ya las empresas con intereses económicos se disputan su firma en un contrato.

La falta de apoyo gubernamental ha sido decisiva en la decisión de comenzar a cobrar por pelear y así se pierden los muchachos en una infinita multitud donde sólo tendrán pocas oportunidades antes de decidir “colgar los guantes” y platicar de sus hazañas fuera de casa.

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