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Abogado Alfredo Aguilar y Aguilar, veintitrés años como juez de plaza en la 'Mérida”

Por Ele Carfelo

En fechas recientes, Dios, Nuestro Señor, ha querido llevar a la vida eterna, a varios parientes y amigos, y esos dolorosos momentos han ocasionado en nosotros, los que aún no hemos sido llamados, momentos de tristeza y dolor, aun cuando nuestra fe nos dice que ellos están ya gozando de la Gloria de Dios, pero al mismo tiempo, nos alienta a seguir sus buenos ejemplos para conseguir el mismo destino imperecedero. Mi esposa y mis padres han dejado en mi vida insustituibles lugares vacíos, como también los han dejado parientes cercanos y amigos y amigas a los que amamos mucho en vida.

Recordamos hoy, a finales del mes de junio, fecha en que falleció hace CATORCE AÑOS, a un amigo muy especial: ALFREDO JOSE AGUILAR y AGUILAR. Nos conocimos cuando éramos niños que estudiábamos los primeros años de primaria, en la escuela “Hidalgo”, situada en aquel entonces en el “Palacio de Cantón” en el “Paseo Montejo” de nuestra amada ciudad que nos vio nacer, pero nuestra verdadera y fuerte amistad nació cuando cursamos juntos la Escuela Preparatoria en la Universidad de Yucatán, amistad que siempre fue “in crecendo” hasta que la muerte nos separó. Al terminar la “Prepa”, Alfredo optó por la carrera de Jurisprudencia, y yo por la de Ingeniería, pero eso no fue impedimento para que aquella amistad continuara y acrecentara, por la coincidencia de nuestros gustos afines, como el deporte, la cultura, la “bohemia” y LA FIESTA DE TOROS.

Por sus cualidades humanas, sus profundos conocimientos, su trato conciliatorio, amable pero siempre firme en defensa de los aficionados taurinos yucatecos, al tomar posesión de la Presidencia Municipal de Mérida, el Abogado Víctor Correa Rachó lo nombró JUEZ DE PLAZA de la Plaza de Toros “Mérida”, que antes que Alfredo, había tenido TRES Jueces de Plaza desde su inauguración: Don José Andrés Espinosa, Don Ernesto Pacheco Cetina y Don Gottfried Figueroa López. Ante el beneplácito de toda la afición yucateca, así como de la prensa taurina, la actuación de Alfredo Aguilar siempre fue reconocida como impecable, aplaudible y, sobre todo, JUSTA. Por estas cualidades, Alfredo se mantuvo en el importante puesto, durante más de VEINTITRES AÑOS, en una época en que este servidor ejercía ya el periodismo taurino, y a pesar de nuestra gran amistad, alguna vez tuvimos desavenencias y diversidad en opiniones, pero siempre supimos señalárnoslas en sabrosas discusiones, que siempre terminaban en bromas y carcajadas. Viajamos muchas veces a otras ciudades de la república juntos a ver corridas importantes, practicamos (aunque en diferentes equipos) el deporte del sóftbol, especialmente en el Círculo Bancario y en el Club Campestre, y también tuvimos juntos una extraordinaria experiencia religiosa, al vivir juntos un “CURSILLO DE CRISTIANDAD”.

Fuimos a “tiendas”, a ganaderías, y hasta en una ocasión ¡TOREAMOS! en la Plaza “Mérida” en un “Festival” benéfico el 15 de octubre de 1950, cuando éramos estudiantes universitarios, alternando con “El Chino” Herrera. ¡Fue algo inolvidable!

Desde hace CATORCE AÑOS, Alfredo está gozando en la Gloria que Dios nos ha prometido a todos los que cumplamos el único mandamiento que nos dejó: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo”… que fue lo que siempre hizo Alfredo Aguilar y que nosotros, todos, debemos hacer.

elecarfelo@hotmail.com

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