Antropólogo Jorge A. Franco CáceresIntroducción
Por alguna razón se han dejado de plantear las causas estructurales de la pobreza en Mérida y, en particular, las correspondientes a la existencia de barrios empodrecidos y barrios siempre pobres. Trátase los primeros de aquellos sectores urbanos que han caído bajo el impacto de las carencias materiales y los segundos de los que surgieron por obra y gracia de las mismas.
La sociedad emeritense no reconoce aún los avances de los problemas urbanos debidos a la desigualdad económica, y menos asume las situaciones creadas por la exclusión social y la vulnerabilidad poblacional. Aunque hoy son más visibles en toda la capital yucateca, no generan todavía la inquietud social que reclame, que se plantee de modo humanista la necesidad pública de abordar a fondo el combate a la pobreza.
¿Podrán las autoridades locales hacer valer la actitud negacionista de la sociedad emeritense ante un gobierno federal dispuesto a avanzar contra la pobreza extrema en las ciudades de mayor crecimiento, como el que encabezará el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador desde los programas federales?
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Barrios empobrecidos y barrios siempre pobres de Mérida
Ante la evidente permanencia del complejo problema en Mérida, en cada mención de la pobreza extrema se esgrimen argumentos temibles que no causas posibles, y se tiende a enjuiciar a los grupos vulnerables de lo que sucede en los ámbitos vecinales de sus barrios empobrecidos o sus barrios siempre pobres.
Se dice, por un lado, que los barrios son pobres o desgraciados porque sus habitantes no son capaces como personas de aprovechar las oportunidades económicas, ni de valorar las obras municipales y los servicios públicos que les provee la sociedad ponderada. Por otro, se dice también que se han vuelto pobres o son ahora infelices como barrios por sus características sociales y culturales, por la educación y la ideología de sus grupos sociales y por los perfiles agresivos y violentos del entorno vecinal.
Es cierto que los barrios empobrecidos del Centro Histórico y los barrios siempre pobres de la periferia de Mérida tienen condiciones específicas que dificultan la superación de la pobreza a partir del desarrollo integral y sostenible. Sin embargo, sus vecinos –ciudadanos a pesar de todo lo que se diga en otro sentido–, se encuentran en condiciones personales, sociales y culturales que les hacen permanecer en situaciones desfavorables ante los mercados de trabajo, bienes y servicios, y también ante los ejercicios de sus derechos ciudadanos para la obtención de respaldos efectivos e igualitarios.
No cabe duda de que, para entender lo que realmente ocurre en los barrios empobrecidos y los barrios siempre pobres de la capital yucateca, es necesario plantear y analizar lo que la sucede en nuestra ciudad en lo relativo y sustancial a su organización económica, política y social. Hay que distinguir y asumir las causas estructurales que ocasionan los siguientes sucesos de impacto trascendente en la vida ciudadana:
1) La ciudad bajo dominio del mercado inmobiliario continúa fragmentándose en barrios enriquecidos más concurridos y barrios muy ricos cada vez más aislados, por un lado, y en barrios empobrecidos “vacíos” y barrios más pobres cada vez más dispersos, por otro.
2) Los barrios siempre pobres padecen la norma discriminatoria de la carencia de empleo local: industrias, comercios, servicios, etc., al margen de sus necesidades de consumo y de la capacidad laboral de sus habitantes. Son barrios realmente pobres que padecen inseguridad y violencia, debido a que carecen del ambiente productivo cercano y necesario para su prosperidad y también para la prosperidad de la ciudad.
3) La ciudad se organiza de modo espacial y ambiental con una segregación funcional de barrios empobrecidos, que no permite o dificulta la vida social cotidiana, y barrios siempre pobres, que no pueden satisfacer sus necesidades sociales en el entorno urbano próximo.
Todo ello impulsa –lejos de lo que se diga en las reuniones oficiales sobre índices de prosperidad o avances de sustentabilidad–, a una insostenibilidad barrial que mantiene en incertidumbre el futuro vecinal. Quizá lo más grave de esta situación urbana es que no se intente la gobernanza de Mérida de manera democrática, es decir, basada en una mayor participación ciudadana de los barrios empobrecidos y los barrios siempre pobres en las decisiones cotidianas.
Conclusiones
El problema final de la pobreza urbana en la capital yucateca radica en que la organización que domina la actividad política y económica de la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, de la ciudad y los barrios, no es funcional para que los ciudadanos puedan participar de una forma equitativa y responsable.
Debido al predominio social de esta organización política y económica, no surgen los mecanismos de participación colectiva, de solidaridad, etc., para que se distribuya mejor la generación de empleos e ingresos; y para que la redistribución de rentas y servicios, a través del Estado, sea efectiva para quienes más la necesitan.
Así las cosas, queda planteado el problema de las carencias materiales desde la pregunta central de este artículo: ¿Cómo procederá AMLO contra la pobreza en los barrios empobrecidos y los barrios siempre pobres de Mérida?