II y última
La vinculación social y el conocimiento ancestral en las áreas estratégicas y las regiones vulnerables
Los protocolos internacionales y la legislación nacional señalan la importancia de adaptar los programas y las acciones de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (GIRyPC) a la realidad social, cultural e histórica de cada región, para reducir específicamente sus condiciones estructurales de vulnerabilidad1 y mejorar sus capacidades de respuesta a los fenómenos perturbadores: pandemias, inundaciones, sismos, etc., mediante la vinculación de los diferentes actores sociales involucrados: autoridades federales, regionales y locales, especialistas que atienden la emergencia y comunidades locales.
La acertada vinculación de los diferentes actores sociales involucrados en un Programa de GIRyPC asegura su eficacia, la protección de las poblaciones más vulnerables y el respeto a las garantías individuales de la población atendida. La vinculación social es un concepto central en la gestión integral de riesgos y la atención de emergencias, porque los estudios muestran que la conectividad social “incrementa la capacidad de resolver problemas cotidianos, permite aprender otros estilos de afrontamiento y discutir las experiencias propias en un entorno comprensivo y seguro”. (Cenapred, 2020)
Como hemos visto, la creación de Programas de GIRyPC en los estados de la República requiere un conocimiento profundo del territorio y sus componentes históricos y culturales. Para las áreas estratégicas y las regiones vulnerables a nivel nacional, esto significa conjuntar la experiencia y el conocimiento social del medio a nivel local –modelos ancestrales de uso del territorio, tradiciones ancestrales, etc.–, con la investigación actual sobre peligros, amenazas y vulnerabilidades, para generar protocolos y programas de prevención, atención y recuperación ante cualquier desastre que pudiera afectar a las ciudades, municipios y comunidades pequeñas.
Los sucesos recientes en diversos estados de la República, ante las emergencias derivadas de la pandemia de COVID-19 y las inundaciones que dejó la tormenta tropical “Cristóbal”, muestran que la Gestión Integral de Riesgos y la Protección Civil aún son temas pendientes para las autoridades locales en las áreas estratégicas y las regiones vulnerables de México.
Veamos ahora algunos ejemplos del trabajo de investigación y recuperación del conocimiento local para enfrentar los desastres en dos pequeñas comunidades del sur de Yucatán, ubicadas en la planicie cercana a la región Puuc.
Los “corrientales”, la Pailas y los Xuch o desagües naturales en la península de Yucatán
En la península de Yucatán, la conformación del paisaje cultural está íntimamente relacionada con la naturaleza del subsuelo, compuesto principalmente de roca caliza porosa, que dificulta la existencia de corrientes fluviales en la superficie, pero que ha creado una intrincada red de corrientes de agua subterránea, donde se encuentra una de las mayores reservas hídricas a nivel nacional y los mayores ríos subterráneos a nivel mundial.
En la superficie este paisaje se manifiesta de diferentes maneras, en el sur de Campeche y Quintana Roo existe un relieve más accidentado y con vegetación más alta que en la planicie norteña. En este paisaje sureño, cuando hay abundancia de lluvias en ocasiones el terreno es incapaz de absorber toda el agua, por lo que se dirige hacia arroyos estacionales llamados “corrientales”, o belhaoob (camino de agua). (Bueno, 1999)
Estos “corrientales” marcan el territorio por la fuerza de su cauce, por lo que es posible observar su rastro en época de seca. Cuando llueve abundantemente, los “corrientales” a veces desaparecen en oquedades que se forman en el subsuelo, conocidas localmente como “Pailas” (Cantero, 1997). Estos “corrientales” estacionales han servido en las exploraciones arqueológicas para ubicar los asentamientos prehispánicos, e incluso, uno de ellos dio su nombre a la región Río Bec. (Bueno, 1999: 27)
Otras referencias a los sistemas naturales de drenaje del subsuelo cárstico los encontramos en investigaciones históricas como la de Avilez:
“Entre la flora enana del noroeste yucateco y la flora corpulenta de “la Montaña”, el término medio marcaba sin duda la transición, la frontera hacia otra zona ecológica. Después de la frontera, pasando el umbral de la cordillera Puuc y adentrándose al sur y al oriente, se encontraba aquella región que en la primera mitad del siglo xx sería recorrida por los chicleros salidos de Peto y otros lugares como Tzucacab y Oxkutzcab. Esta zona, llamada la Montaña, era de las mejores tierras de la península, pero habría que precisar que no son montañas propiamente, sino montes tupidos, altos, con bosques de ramón, mamey, coroso, zapote, caoba, cedros y otras variedades de árboles. La Montaña, en épocas de lluvias, eran surcadas por corrientes que inundaban los caminos de las arrias, principalmente en la región de Bacalar y Chichahná. La Montaña también estaba claveteada por pozas llamadas, en la lengua maya, “xuches”, que eran receptáculos que al henchirse generalmente se reventaban y provocaban que los mercaderes que antes de 1847 iban de Peto a Bacalar, corrieran peligro de ser absorbidos con todo y caballos”. (Avilez, 2015:6)
Los Xuch y la Gestión de Riesgos en las comunidades de Dzutoh y Sabacché
Las comunidades de Dzutoh y Sabacché se localizan en la planicie aldeana a la región del Puuc, un área con pocos caminos, donde la gente se dedica a la agricultura de temporal desde hace siglos. En ellas el conocimiento local sobre la geología y la hidrología ha sido muy útil para plantear acciones y Programas de Manejo de Riesgos, como los recopilados por el Sr. Humberto Chablé Matus, como parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En Dzutoh los pobladores han detectado 6 Xuch de diferentes tamaños, algunos miden aproximadamente 2 metros cuadrados y otros tienen una entrada de medio metro cuadrado, la cual sirve como desagüe cuando los terrenos de la comunidad se empiezan a inundar, porque el agua busca estas entradas naturales y cuando su fuerza se acumula hace que se vuelvan a abrir, ya que por falta de un mantenimiento se van obstruyendo con la tierra o con la basura.
Los beneficios que ve la comunidad es que los Xuch evitan los riesgos de inundaciones. Por ello algunas personas valoran estos espacios, y los cuidan pues reconocen su utilidad cuando hay problemas de desbordamientos; pero hay quienes no tienen la conciencia de conservarlos y han construido encima de ellos, especialmente los programas de vivienda.
Estos Xuch son naturales, han existido desde muchos años, conforme ha pasado el tiempo han visto el beneficio de cuidarlos como familia y como comunidad.
En Sabacché se han detectado hasta ahora 6 Xuch, que se han utilizado como un desagüe natural. Relatan quienes han vivido la experiencia, que cuando la comunidad se inunda, el agua busca en estos Xuch una entrada de manera natural “y empieza a filtrar o absorber el agua acumulada, pero con la fuerza que tiene se lleva todo lo que encuentra en su camino, ya sea gallinas, basura, etc. por la misma fuerza del agua”.
En la comunidad de Sabacché, cuando la gente observa que el agua de lluvia no baja de nivel, empiezan a escarbar estos espacios, “ya que por falta de mantenimiento en épocas de sequía se empiezan a tapar, pero también para evitar que los niños se puedan caer allí”. La comunidad ha visto que les beneficia, ya que por falta de pozos fluviales allí va toda el agua que se acumula durante la temporada de lluvias.
Los Xuch han existido desde hace años “pero muchos no le han tomado mucha importancia, después de la construcción de la carretera principal de Tixméhuac a Cantamayec se han visto afectados por el sur de la comunidad”, donde hay cerros que impiden la salida del agua, y por el poniente “es donde se construyó la carretera, que es donde el agua cruzó y busca su camino”.
Como vemos, el conocimiento de la conformación ancestral del paisaje cultural actual puede evitar la construcción social de riesgos, pero su desconocimiento puede provocarlos. En Sabacché los vecinos relatan que “prácticamente la comunidad quedó como en una hondonada, por lo que el agua que baja de los 4 lados de la comunidad inunda la comunidad, a pesar de que en la comunidad hay un pozo fluvial”.
También relatan que cuando se hizo el análisis de riesgos se analizaron las amenazas que tiene la comunidad, y salió el problema de la carretera, que se construyó sin analizar “cuáles serían los riesgos que podrían afectar la comunidad”. Por ello se gestionó mediante la organización Misioneros A.C. la perforación de pozos fluviales.
Comentan que dentro del ejido también existen Xuch, “y pues el beneficio que ven es que evitan las inundaciones de los apiarios o de la milpa, pero lo que comentan es que la diferencia es que allá se tapa con las hojas y es más fácil que cuando haya mucha agua rápido se abre estos xuch, en cambio en las comunidades como ya no hay hojas lo que lo tapa es la tierra y toda la basura que se encuentra en su camino”.
Como los mismos comités de RRD concluyen, los elementos del paisaje cultural peninsular, en este caso los Xuch, son un recurso natural que las comunidades tienen y, por lo tanto, hay que conocerlos, conservarlos y protegerlos.
Conclusiones
Como hemos visto, los referentes históricos y culturales como el paisaje cultural de cada región y los modelos ancestrales de uso del territorio que allí existen, sirven para orientar los Protocolos de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (GIRyPC), ya que brindan herramientas teóricas y metodológicas para la investigación de las amenazas/peligros y vulnerabilidades a las que se encuentra expuesta la población, en el análisis de riesgos a nivel regional, así como las formas más adecuadas de incrementar su resiliencia.
Los Modelos Ancestrales de Uso del Territorio se basan en el aprovechamiento diversificado de los recursos naturales, mediante muchas actividades de bajo impacto que consideran factores como la época del año y las condiciones específicas de cada lugar. En ellos intervienen conocimientos milenarios que las comunidades rurales del interior del país utilizan y actualizan a diario para relacionarse con dichos ecosistemas, mediante actividades como la agricultura de milpa, la medicina tradicional, la construcción de casas tradicionales, la producción de miel, la piscicultura, la pesca, la cacería, la religión, la organización social, etcétera.
El conocimiento de los modelos ancestrales de uso del territorio y su patrimonio ha servido para hacer un empleo estratégico del paisaje desde la época prehispánica, por lo que, en muchas de las áreas estratégicas y regiones vulnerables de México continúan sirviendo para el uso del territorio. El entendimiento, el fortalecimiento y la difusión de estos referentes históricos y culturales forman parte del respeto a las garantías individuales de libertad, identidad, autonomía y autosuficiencia de las poblaciones locales.
Notas
1 En el Marco de Acción de Hyogo se define “vulnerabilidad” como “las condiciones determinadas por factores o procesos físicos, sociales, económicos y ambientales que aumentan la susceptibilidad y exposición de una comunidad al impacto de amenazas”. Recuperado el 5 de mayo de 2020 de https://www.unisdr.org/files/ 18197_provisionalspanishversionmidtermrev.pdf
Referencias
https://books.openedition.org/cemca/6042
https://books.openedition.org/cemca/6063
http://www.mayas.uady.mx/articulos/sequia.html
Avilez, Gilberto 2015. Paisajes rurales de los hombres de las fronteras: Peto 1840-1940. Tesis Doctoral. Ciesas Unidad Peninsular.
Bueno Cano, Ricardo 1999. Entre un río de robles. Un acercamiento a la arqueología de la región Río Bec. Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Cantero Aguilar, María de los Ángeles. 1997. La Subcuenca de X’pujil: Un territorio Maya de reocupación actual (un rescate arqueológico). Tesis de Licenciatura en Arqueología ENAH.