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Internacional

Una alianza que urge

 

Jorge Gómez Barata

Para cumplir el objetivo esbozado por el presidente Díaz-Canel de integrar la economía estatal con el sector privado nacional y la inversión extranjera, Cuba necesita modificar algunos conceptos, adoptar medidas emergentes, concebir nuevas legislaciones y sobre todo colocar al frente de la tarea a personas que crean que sí, se puede.

Tales medidas son imprescindibles porque para avanzar en esas direcciones son necesarias dos reformas fundamentales. Una se refiere a la independencia, recapitalización, modernización y capacidad de gestión de las empresas estatales y la otra consistiría en el apoyo decisivo a las micro, pequeñas y medianas empresas privadas nacionales y extranjeras. Tales acciones pudieran propiciar avances hacia la creación de un escenario atractivo para el capital extranjero.

Para consumar esta triple alianza es preciso tener en cuenta que, en casi todos los casos, existen precedencias porque los procesos dependen unos de otros y todos de la voluntad política del gobierno y de la diligencia de los funcionarios a cargo. La buena noticia es que no se requiere de consultas parlamentarias.

Obviamente para que las empresas estatales se alíen con el sector privado este último debe existir, en forma de entes de áreas productivas, tecnológicas, construcción, transporte y servicios constituidas por esos tres niveles de empresas privadas. En cuanto a la asociación de la inversión extranjera con el sector no estatal se precisa la existencia de proyectos concretos y de decisiones específicas respecto a la participación de cubanos residentes en el exterior.

Quedaría por decidir si los emprendedores cubanos son habilitados para recibir asistencia o ayuda de agencias extranjeras, gubernamentales o no que suelen participar en proyectos de naturaleza privada que tributan a la prosperidad individual y familiar, contribuyen a la generación de empleos, al desarrollo local y finalmente forman parte de políticas desarrollistas.

En todos los casos es necesario un marco jurídico que, para ganar tiempo, puede ser adoptado por decreto y debería conceder mayores atribuciones a los municipios y localidades donde se encuentran estas instalaciones. Una manera eficaz de luchar contra la burocracia y proteger la iniciativa, es colocar las decisiones y la fiscalización lo más cerca posible de donde se toman las decisiones y se ejecutan las acciones.

A diferencia de los demás países del hemisferio, en Cuba la inversión extranjera es cooptada por tres factores no económicos, entre ellos el bloqueo de los Estados Unidos, a lo que se suma la burocracia vernácula y la vigencia de dogmas que en la lógica económica son insostenibles. Aunque muchos fueron demolidos por la predica de Raúl Castro que, al autorizar el trabajo por cuenta propia, entregar tierras ociosas, flexibilizar las políticas migratorias y los viajes plantó cara a la pobreza que no ha dejado de ser una amenaza.

En buena lógica la observación realizada por el presidente Díaz-Canel de trabajar para ensamblar un modelo que logre machihembrar el sector estatal con el privado y ambos con la inversión extranjera debería ser algo así como un disparo de salida para un nuevo y decisivo round en materia de reformas.

En su momento Raúl aconsejo de avanzar: “Sin prisa, pero sin pausa”. La pausa puede haber terminado. De ello depende la supervivencia. Así es de urgente.

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