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Internacional

El último 'grito”: venir en crucero

El constatado incremento del turismo en Cuba también apuesta al periplo por mar / Nuevas rutas desde EE.UU. para la temporada que se avecinaPor Marina MenéndezFotos: Lisbet GoenagaEspecial para Por Esto!

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LA HABANA.— Ya casi nunca permanece vacío el espacio identificado discretamente en la bahía como “Muelle internacional”, razón por la cual también ha dejado de ser noticia para los habaneros el avistamiento de un crucero.

La “exclusividad” de contemplar y hasta tomar una foto a un hermoso y enorme buque de esa naturaleza hace rato es cotidiana para los habitantes de la capital, y para los de las provincias donde hoy también se practica el crucerismo, como Cienfuegos o Santiago de Cuba.

Puede que esté surto frente al Malecón de La Habana uno con bandera panameña u otro con inscripción de Nassau… Lo trascendente es que siempre hay un crucero apostado frente al edificio de la Marina y la antigua Lonja del Comercio, y pronto serán muchos más.

El “hielo” lo rompió la cadena MSC Cruceros y su embarcación Opera, primera de gran porte en todo el mundo que inició operaciones en Cuba en diciembre de 2015, adonde llegó en el final de una travesía que había iniciado en Génova, y que trajo a 1,749 pasajeros. Desde entonces, La Habana constituye el “puerto madre” de Opera, y los barcos con turistas, aumentan.

Hoy tienen contacto con la isla 17 empresas navieras y 25 embarcaciones que trajeron más de 500,000 vacacionistas entre noviembre de 2017 y el pasado abril —67 por ciento más en comparación con la anterior “temporada alta”—, lo que confirma que en el crucerismo hay un filón importante para incrementar la llegada de visitantes foráneos, que el año pasado sobrepasaron holgadamente los cuatro millones.

Cuba, una isla repleta de puertos y playas, tiene amplias potencialidades para el crucerismo, como se le identifica en el argot.

Ello explica la importancia que el plan inversionista de Turismo concede a esta área.

Según se conoció en la más reciente Feria internacional del ramo, entre las previsiones se encuentra la ampliación y remodelación del muelle internacional habanero —uno de los dos existentes en la capital—, y la apertura de un total de cuatro hasta el año 2025.

Más desde EE.UU.

Algunos visitantes llegarán movidos por empresas de gran prestigio, como Carnival Cruise, la primera proveniente de EE.UU. que atracó en la isla cuando, en 2016, y todavía bajo el mandato de Barack Obama, el Departamento del Tesoro horadó las restricciones que impedían el arribo de cruceros estadounidenses a Cuba.

Fue ese un paso importantísimo. Los permisos especiales que permitieron tocar puerto cubano a las navieras del Norte posibilitaron también que la Mayor de las Antillas fuera incluida entre las escalas del poderoso mercado crucerista del Caribe, primero a nivel mundial en esa especialidad turística, con una oferta nada despreciable de siete mil itinerarios que contemplan 26 Estados y territorios.

El “honor” de ser el primero proveniente de EE.UU. le correspondió al buque Adonia. Su partida de Miami el día primero de mayo de 2016 y el arribo a La Habana un día después, estuvo en titulares de prensa que le dieron la vuelta al mundo.

Pero la noticia que más ruido puede estar haciendo ahora es el anuncio, formulado por Carnival Cruise Line, de la ampliación de sus viajes a Cuba para la temporada 2019-2020 mediante el estreno de 23 viajes con tal destino, y estancias de entre tres y cinco días.

Cinco barcos diferentes con puntos de partida en la costa Este estadounidense materializarán ese programa, donde destacará la presencia del buque Carnival Sunshine, con capacidad para tres mil pasajeros y un peso de casi 213 mil toneladas, lo que lo convertirá en el crucero mayor que jamás haya visitado La Habana.

Sin embargo, las buenas nuevas que acaba de dar a conocer el portal web Cruceros.cl traen otros anuncios, al dar cuenta de la reunión más reciente de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).

Se ha confirmado también la entrada en operaciones hacia Cuba de una línea de cruceros de lujo que se suma a Regent Seven Sea Cruises, la única con permiso hasta entonces para venir.

Se trata de la compañia Seabourn, perteneciente también a Carnival, y que desde noviembre tendrá itinerarios desde Miami y San Juan hacia La Habana, con escalas en Cienfuegos y Santiago.

Richard Meadows, su titular, expresó en un comunicado la emoción “de poder incluir finalmente a Cuba en nuestros itinerarios. Nuestros clientes y socios han esperado ansiosamente una experiencia de lujo en unos destinos relativamente sin descubrir del tesoro caribeño”.

El hecho también resultará un acontecimiento para la isla. La línea Seabourn Cruise Line, con sede en Seattle, Washington, está considerada como de ultralujo y opera en todo el mundo.

Terreno “virgen”

En efecto, no obstante los nuevos viajes, el crucerismo hacia Cuba todavía puede considerarse un terreno “virgen”.

Si algo da la medida de hasta dónde las prohibiciones de viajar aquí impuestas por el bloqueo de EE.UU. hacen de éste un destino que aún puede considerarse exclusivo —y, por tanto, apetecible— es el hecho de que los anuncios de Carnival tuvieran lugar en el contexto de una cita de CLIA, el pasado día 26, donde sus miembros daban a conocer las novedades de un programa que prioriza lugares calificados de “exóticos” y parajes intrincados casi desconocidos.

Pero el crucerismo en Cuba no sólo resulta trascendente para la economía nacional.

Una “pista” nada desdeñable en torno a la trascendencia que la actividad tiene para los empresarios de las compañías navieras de EE.UU. fue la presencia de altos funcionarios de algunas de ellas en el encuentro que, a propósito de su presencia en Nueva York para hablar ante la Asamblea General de la ONU, sostuvo el presidente Miguel Díaz-Canel en esa ciudad hace dos días.

Los reportes dijeron que entre los hombres de negocio asistentes a una cita del Jefe de Estado con empresarios —apenas una de la amplia agenda paralela a la Asamblea— estuvieron, entre otros, los altos ejecutivos de Carnival Cruise Lines, Royal Caribbean Cruise Lines, y Norwegian Cruise Lines.

Despachos de prensa anteriores habían afirmado que las nuevas salidas hacia Cuba planificadas por algunas de ellas elevarán a cerca de 600 mil los viajeros que podrían llegar desde Estados Unidos en la temporada 2018-2019.

Un estudio realizado por la firma Cubatrade.org a fines de 2017 indicó que ese incremento de pasajeros permitirá un ingreso bruto a las compañías de más de 781 millones de dólares: una cifra que ha hecho que algunos observadores hablen de un “negocio rentable”, en tanto se despierta la animadversión de grupos ultraderechistas de Miami opuestos a los negocios de las compañías navieras con la isla.

Los frescos y auspiciosos anunciados formulados por algunas de esas firmas han dejado a esos retrógrados defensores del bloqueo con un palmo de narices.

Cuba sigue alistando condiciones para recibir a nuevas vacacionistas mediante un extenso programa de inversiones que prevé ampliar la planta hotelera hasta las cien mil capacidades en el 2030, y amplía las modalidades más allá del clásico turismo conocido como “de sol y playa”.

El crucerismo es una de ellas.

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