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Internacional

Fantasma de Tonkín

Alfredo García

Las aparentes contradicciones de altos funcionarios del gobierno de EU sobre la política hacia Irán, revelados por el periódico The New York Times y la nueva imagen del presidente Donald Trump exigiendo prudencia ponen de manifiesto la ligereza del país más poderoso del planeta para manejar asuntos de guerra o paz y el sofisticado uso de “guerra sicológica” contra los países con los cuales mantiene conflictos.

Un extenso artículo titulado: “Trump le dice al jefe del Pentágono que no quiere la guerra con Irán”, filtró el contenido de una supuesta reunión secreta en la Sala de Situación, lugar en la Casa Blanca donde se discuten los asuntos de gobierno más sensibles. Según comentarios de “cinco funcionarios que exigieron el anonimato”, el presidente Trump tras escuchar un informe de Pentágono proponiendo una serie de opciones militares contra el país pérsico, “ha tratado de frenar una confrontación con Irán en los últimos días y le dijo al secretario de Defensa en funciones, Patrick Shanahan, que no quiere ir a la guerra con Irán”, citó el Times.

La escalada del conflicto con Irán se produjo como consecuencia del anuncio del asesor de Seguridad Nacional de EU, John Bolton, sobre el desplazamiento de un grupo de combate integrado por un portaaviones, un buque de asalto anfibio, una batería antimisiles Patriot y bombarderos capaces de llevar cargas nucleares hacia el Medio Oriente el pasado 5 de mayo, “para enviar un mensaje claro e inequívoco” a Irán, con motivo de una alerta de la Inteligencia norteamericana sobre la supuesta colocación de misiles por parte de Irán en pequeñas embarcaciones en el Golfo Pérsico, ante la amenaza de un ataque contra tropas de EU o de sus aliados en la región.

La decisión, que por su envergadura debió ser anunciada por el presidente Trump y no por su asesor de Seguridad Nacional, dio mayor relevancia a la influencia de Bolton, enemigo jurado de Irán, quien jugó un funesto papel en el engaño de las supuestas armas de destrucción masiva en Irak en mayo de 2003, para justificar la invasión de EU que derrocó al presidente Sadam Hussein.

La movilización de la flota de combate norteamericana al mar cercano a Irán provocó una enérgica protesta del presidente iraní Hassan Rohan, quien declaró que el desplazamiento naval norteamericano contra su país confirmaba que “está en guerra económica y psicológica con EU y sus aliados”, resucita el fantasma de Tonkín, siniestro engaño de EU a la opinión pública en julio de 1964 sobre un falso ataque de fuerzas navales pertenecientes a Vietnam del Norte contra barcos de EU organizado por la Inteligencia norteamericana, para justificar la invasión a Vietnam que dio inicio al sangriento conflicto armado.

El presidente Trump, restando importancia al debate de Estado que trascendió a la prensa, escribió en Twitter: “No hay luchas internas en absoluto. Se expresan diferentes opiniones y tomo una decisión decisiva y final; es un proceso muy simple. Todos los lados, puntos de vista y políticas están cubierto” y agregó, “confiar en que Irán querrá hablar pronto”. El reportaje del Times da la impresión de que Bolton y el secretario de Estado, Mike Pompeo, son los impulsores de un enfrentamiento militar con Irán, sugiriendo una imagen de Trump como juicioso “estadista”, de cara a la reelección de 2020.

Sin embargo, como consecuencia de la escalada de tensión entre Washington y Teherán, aumenta la polarización internacional sobre el conflicto. Israel, Arabia Saudita y sus aliados árabes sunitas, aplauden el aumento de la presión sobre su “enemigo” iraní; mientras la Unión Europea, UE, cuestiona un cambio en el gobierno de Irán que lo justifique y alertan sobre el alto riesgo de un conflicto armado por error de cálculo en cualquiera de las partes.

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