SAN BLAS, Panamá, 19 de junio (EFE).- San Blas, el turístico archipiélago de aguas transparentes al que pertenece Gardi Sugdub y que a su vez forma parte de la comarca indígena Guna Yala, es una de las zonas más perjudicadas en Latinoamérica por el aumento del nivel de los océanos, una consecuencia directa del calentamiento global y del deshielo de los glaciales.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (IPCC) describió en su quinto informe un escenario desolador y alertó de que, de seguir así las cosas, la crecida media de los océanos podría ser de hasta 30 centímetros en 2065 y 63 centímetros en 2010, lo que sería devastador para un sinfín de comunidades costeras.
“La naturaleza está enfadada y nos está mandando mensajes. Esas fábricas que echan tanto humo son las culpables”, se queja el “sagla”, que aún tiene muy presentes las terribles inundaciones que asolaron la isla en noviembre de 2008.
Gardi Sugdub, Ustupu, Mamidub, Anassuguna y Ogobsucun son las comunidades que hasta el momento corren más riesgos, según los expertos. Pero el futuro no es nada halagüeño para el resto de islas y sus habitantes lo saben. Las autoridades panameñas, también.
“Dadas las características físicas de las islas es posible que muchas queden sumergidas en unas décadas”, reconoció a EFE en una declaración escrita el ministro panameño de Ambiente, Emilio Sempris.
Mudarse a tierra firme, la única solución
Tumbado en una polvorienta y colorida hamaca, una tumbona imprescindible en cualquier casa guna, Eustasio Valdés -a quien todos conocen como “Atahualpa”- expresa el sentir de la gran mayoría de sus vecinos: “No tenemos otra opción, tenemos que irnos”.
“¿Qué pasa si la tromba de agua nos atrapa de noche y se inunda todo en la oscuridad?”, se pregunta esta suerte de filósofo ambiental, que en los últimos años se ha encargado de explicarle a la comunidad que el remedio es peor que la enfermedad y que los corales no se pueden arrancar para construir diques porque los arrecifes sirven de barrera natural contra las marejadas.
Conscientes de que su amado mar se terminará convirtiendo en un enemigo voraz e incontrolable, la comunidad de Gardi Sugdub puso en marcha en 2010 un pionero plan de traslado a tierra firme que ha evolucionado a trompicones y que parece que por fin se está concretando.
Los vecinos se hicieron con un terreno en el continente de 17 hectáreas, a escasos kilómetros de la isla y propiedad de la comarca, y convencieron al Gobierno para levantar un centro sanitario y una escuela.
Tras varios años sin avances, hace unos meses se licitó la construcción de 300 viviendas para el millar de personas que viven en la isla. Los planos están pendientes de ser aprobados por las autoridades y servirán de ejemplo en el que caso de que otras comunidades quieran mudarse en un futuro a la costa. Hay algunas que ya lo han decidido y otras que aún tienen que discutirlo.