
La británica Ethel Caterham, de 115 años de edad, fue reconocida esta semana como la persona más longeva del mundo, tras el fallecimiento de la monja brasileña Inah Canabarro Lucas, quien ostentaba el récord con 116 años.
Así lo confirmaron el Grupo de Investigación Gerontológica (GRG) y la base de datos LongeviQuest, ambas especializadas en el seguimiento de casos de longevidad.
Nacida el 21 de agosto de 1909 en un pequeño pueblo de Hampshire, en el sur de Inglaterra, Caterham reside actualmente en una casa de retiro en Surrey, donde celebró su último cumpleaños acompañada por familiares y recibiendo una carta de felicitación del rey Carlos III, quien calificó su edad como un “hito verdaderamente notable”.
A lo largo de su vida, Ethel sobrevivió a dos guerras mundiales, a la pandemia de COVID-19 a los 110 años, y ha visto pasar generaciones. Su vida estuvo marcada por momentos únicos, como su viaje en solitario a la India a los 18 años, donde trabajó como au pair para una familia militar.
Tras su regreso al Reino Unido, conoció a su esposo Norman Caterham, con quien contrajo matrimonio en 1933. La pareja vivió en destinos como Hong Kong y Gibraltar antes de asentarse nuevamente en Inglaterra. Norman falleció en 1976.
Caterham ha dicho en varias entrevistas que su secreto para la longevidad ha sido “escuchar, no discutir con nadie y hacer lo que me gusta”. También aconseja mantener una actitud positiva y vivir con moderación.
Con tres nietos y cinco bisnietos, Ethel se convierte no solo en la persona viva más longeva del planeta, sino también en la británica más longeva de la historia registrada, según la base de datos “Oldest in Britain”.
IO