
Israel lanzó una serie de ataques aéreos contra múltiples objetivos en Irán la madrugada del viernes 13 de junio, intensificando la tensión en Medio Oriente.
Las ofensivas se concentraron en zonas residenciales y sitios estratégicos en la capital Teherán y en provincias como Isfahán, Kermanshah, Lorestán, Hamadán y Azerbaiyán Oriental.
Uno de los misiles impactó un edificio de cinco niveles en el este de Teherán, mientras que en la ciudad de Tabriz, al menos cinco personas murieron y otras doce resultaron heridas, según informó Majid Farshi, jefe de la oficina de gestión de emergencias local. Aunque el objetivo principal eran instalaciones militares y nucleares, numerosas víctimas fueron civiles.
Entre los fallecidos se reportan altos mandos iraníes, incluyendo al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohammad Bagheri, y comandantes de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica. También se confirmó la muerte del comandante Hosein Salami y de varios científicos vinculados al programa nuclear.

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Las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Natanz fueron uno de los blancos principales. El ataque, denominado por el gobierno israelí como "Operación León Ascendente", ha sido calificado por autoridades iraníes como una violación al derecho internacional.
Como consecuencia, Irán canceló la sexta ronda de negociaciones sobre su programa nuclear con Estados Unidos. El presidente estadounidense, Donald Trump, respaldó el ataque calificándolo de "excelente" y admitió que su gobierno estaba al tanto de la operación.
El líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, advirtió que “el crimen no quedará impune”, mientras ambos países declararon estado de emergencia. Teherán defiende su derecho al desarrollo nuclear con fines pacíficos bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y acusó a Israel de buscar frenar su soberanía tecnológica.
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