
Israel mantiene bajo estrecha vigilancia a la planta nuclear subterránea de Fordow, ubicada cerca de Qom, Irán.
Esta instalación se ha convertido en un punto clave en el conflicto por el control del programa nuclear iraní, debido a su capacidad para resistir ataques aéreos y su potencial armamentístico.
Excavada a gran profundidad bajo una montaña y reforzada con concreto de alta densidad, Fordow es considerada por analistas internacionales como una de las bases más difíciles de neutralizar mediante ataques convencionales.
De acuerdo con el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, Fordow alberga más de 400 kilogramos de uranio altamente enriquecido, cantidad que podría transformarse en nueve bombas nucleares en tan solo tres semanas si Irán decide abandonar los compromisos internacionales de no proliferación.

Noticia Destacada
Israel ataca sede de televisión estatal en Irán en plena transmisión en vivo; hay heridos y más de 200 muertos por la ofensiva
La existencia de esta instalación fue revelada en 2009 gracias a una operación de inteligencia conjunta entre Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Desde entonces, se ha fortalecido su sistema de defensa con cinturones antiaéreos y se ha mantenido fuera del alcance de los ataques que han dañado otros sitios nucleares como Natanz.
El reciente conflicto entre Israel e Irán, especialmente tras la Operación Am Kalavi, ha vuelto a poner el foco en Fordow.
Aunque la planta no fue atacada directamente, su relevancia estratégica ha crecido. A ello se suma la construcción de un nuevo complejo aún más profundo, conocido como Pickaxe, en la montaña Kūh-e Kolang Gaz Lā, al sur de Natanz.
La reactivación de Fordow y la acumulación de material nuclear intensifican las sospechas de que Irán podría alejarse definitivamente del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Esta posibilidad no solo elevaría la tensión entre Teherán y Jerusalén, sino que podría forzar una reconfiguración diplomática en todo Oriente Medio.
El conflicto geoestratégico entre Irán e Israel está más latente que nunca, y la amenaza latente de Fordow se suma a un complejo panorama regional donde las capacidades nucleares podrían cambiar el equilibrio de poder.
IO