Mientras muchas familias se preparan para celebrar la Nochebuena, en la periferia de la ciudad una familia de pepenadores enfrentará una Navidad marcada por la escasez. Se trata de la familia Cab, integrada por José Manuel, Rosa María, María Ramona y José Guadalupe, que subsisten con menos de un salario mínimo recolectando envases desechables en las orillas de las carreteras.
A bordo de bicicletas y desde temprana hora, los hermanos recorren distintos puntos cercanos a la ciudad en busca de botellas y recipientes que los automovilistas arrojan al paso.
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Lo que para algunos es basura, para ellos representa la posibilidad de llevar alimento a casa. En un día favorable, entre todos logran reunir apenas unos kilos de material, lo que se traduce en un ingreso aproximado de 80 pesos diarios, ya que cada kilogramo de envases es pagado a cuatro pesos.
José Manuel Cab explicó que la situación se ha complicado en los últimos años. Señaló que ahora deben recorrer mayores distancias para reunir la misma cantidad de material, debido al incremento de personas dedicadas a esta actividad y a la disminución de desechos, situación que se agravó durante la pandemia.
La jornada inicia al amanecer. Antes de salir, desayunan junto a su padre Liborio Cab, quien es invidente. Posteriormente montan sus bicicletas y se internan en los caminos. Al atardecer regresan a su vivienda, ubicada en la colonia El Cenzontle, una zona que carece de agua potable, energía eléctrica y calles pavimentadas.
Ante la falta de agua potable, la familia improvisó un sistema de tuberías para captar la de la lluvia desde los techos hacia depósitos. Cuando el líquido escasea, deben caminar más de una cuadra para abastecerse en un pozo profundo.
La vivienda que habitan fue construida con apoyo gubernamental, pero su reducido tamaño obliga a que únicamente las mujeres duerman en el interior, mientras que los hombres descansan en chozas improvisadas hechas con desechos, láminas de cartón y huano.
Para la familia Cab, la Nochebuena y Navidad es un día más. “Se come lo que hay”, expresaron tras reconocer que no pueden darse el lujo de una cena especial.
Lo poco que consigan vender este día definirá lo que habrá en la mesa, a menos que la solidaridad de alguna persona de buen corazón les permita compartir una cena distinta en estas fechas especiales.
